Arte y opinión políticamente correcta. O no.

Ayer visité la exposición de Caixa Galicia en Ferrol Non hai arte sen obsesión.

Hay un tríptico de Bacon, un par de grabaditos de Picasso, uno de Hockney y otro de Léger, pero no de lo mejor… Me gustó un dibujo de un tal Velickovic… pero lo de más calidad eran las fotos, algunas bastante famosas.

Como hay que decir que el emperador está vestido, para no quedar de ignorante, tendré que hacer de tripas corazón y decir que es una exposición maravillosa, con grandes genios, como Beuys, Rauschemberg, Lichtenstein, Warhol, y una pléyade de grandes genios menos conocidos pero igual de grandes. Pero si fuese sincero tendría que decir que me parece una trapallada, por no decir cosas peores.

Dentro de un comentario políticamente correcto hay que subrayar la profundidad del arte abstracto presente en la muestra, aunque si estuviese en casa diría que lo abstracto para mí no supera la categoría de decoración de paredes. Picasso, como sí era mala persona decía ¿Un cazador abstracto, qué caza?

Y por supuesto, para no ser mal bicho debo decir que me encantó todo el arte conceptual que impregnaba las salas. ¡Qué sublime, qué transgresor! Desde las bolsas de plástico llenas de periódicos de un tal J. Castro hasta la foto con letritas luminosas, pasando por el cajón con hierbajos y una casa de juguete, ¡todo era emoción, mensaje, arte verdadero! Pero claro, si dijese lo que sentí, no diría nada. Porque no sentí nada.

En fin, diciendo lo que debo, tengo que alabar la gran labor educativa de la Fundación Caixa Galicia en Ferrol, que al fin nos acerca la vanguardia, y adoctrina en el buen camino a los niños…

Pero ahora que nadie me oye, cuento los días para volver al Museo del Prado.