Creo que el mundo del arte está cambiando. Ya cuando hablé de los Stuckist
-y en otras ocasiones- me refería a ciertos cambios imperceptibles a simple vista pero que están poco a poco cambiando el rumbo del arte, girando de nuevo hacia la tradición, cuyo síntoma más evidente es, por ejemplo, la "conversión" de Saatchi al figurativismo tras haber sido el trampolín de Damien Hirst o Tracey Emin. En realidad no hay que olvidar que Saatchi es sobre todo un gran negociante. Pero por otra parte, si Saatchi ve ahora negocio en la pintura, por algo será.
El caso es que en los circuitos de arte oficiales se empieza a valorar a pintores normalmente malditos, como la trinidad Hockney-Freud-Kitaj, y no sólo en el extranjero. También en España tendremos hasta Diciembre una gran retrospectiva de Paula Rego, pintora figurativa portuguesa formada en Londres -junto a los tres que acabo de referir- en los años 50 del siglo XX. Lo curioso es dónde se expondrá: en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Hace unos años sería extrañísimo.
Pues bien. En Coruña tenemos, en plena plaza de María Pita, hasta el día 21 de Octubre, una exposición al aire libre de esculturas del escultor polaco Igor Mitoraj. Este sábado fuimos a verla, y nos encantó.
Aunque Mitoraj obtuvo el reconocimiento en la Bienal de Venecia, no se trata de vacas en formol ni sillas con grasa y fieltro. No, es simplemente escultura. Nada menos. Esculturas que parecen hallazgos arqueológicos. Grandes cabezas con pátina aparentemente de siglos, fragmentadas, con pequeños agujeros. Esculturas ciclópeas en bronce que a veces tienen incrustadas otras esculturas más pequeñas, moldes y contramoldes, salientes y entrantes que parecen marcas de desmoldeado... incluso mutilaciones que les dan un aspecto postmoderno.
Pero un modelado magnífico, unas texturas exquisitas, un sabor clásico que resulta familiar a los que hemos visitado un museo arqueológico, o las ruinas de una ciudad romana. Muy bellas, y por qué no decirlo, bonitas.
Evidentemente no a todo el mundo le gustan. Cuando nosotros estábamos mirando una de ellas pasó una pareja de señoras mayores y comentaron: "¡qué esculturas más feas!"... "sí, son horribles"...
Nunca llueve a gusto de todos. Pero a mí me gustaron, quizá tampoco como las de Rodin, pero sí. Detalles ingeniosos, como el uso de una cabecita clásica para simular el vello púbico de una victoria alada, o una cara gigante que era apenas una placa retorcida de bronce... unos pedestales que por primera vez consiguen usar el acero Corten para algo bonito, después de tanta chapuza arquitectónica...
En fin, buen gusto, o como decía Benedetti, "Gusto común", "Común gusto".
Lo triste es que este artista tenga que disfrazar su arte de propuesta, discurso... es decir, que hasta ahora tenga que buscarse excusas al gusto de los mandamases del arte -que no son artistas- para vender su obra.
Os recomiendo que deis una vuelta por María Pita, en Coruña, para admirar estas esculturas. Fijaos en la textura del modelado, en el relieve, en los rasgos intemporales -que no son tan clásicos como parece- de los rostros. Fijaos especialmente en las cuatro cabezas de la última foto, cada una con su pátina diferente.
A Mitoraj se lo incluye en una concepción postmoderna del arte. Y sí, están muchos de los elementos que en el fondo compartimos todos: simulacro, artificio, referencia al mundo clásico... pero la diferencia entre Mitoraj y otros postmodernos como el tan celebrado Bofill, es que en la obra de Mitoraj esos elementos no son "el" discurso, sino un añadido, algo que acompaña, en segundo plano, al volumen y la textura, es decir, a los valores escultóricos.
Es una pena que el concejal de obras del Concello de Ferrol de la pasada legislatura -el que dio carta blanca a Nadales para llenar las rotondas con su creatividad- no hubiese sido amiguete de Mitoraj. Si además, podrían haber llegado a él a través de Álvarez-Cascos...
2 comentarios:
Hola Anxo,
Yo simplemente añadiría, como recomendación al visitante de la exposición, que además de fijarse en cada árbol de ese bosque de esculturas, sus detalles, las texturas, su belleza milenaria... se fijen además, en el conjunto, en el bosque. Porque cada ángulo de la Plaza de María Pita nos ofrece mil variantes espectaculares de nuevas perspectivas e infinitas composiciones de esculturas... Aunque a lo mejor, este es un aspecto mucho más personal y subjetivo que el valor de cada pieza por separado.
Pero creo que ese ejercicio de ver el bosque además de los árboles, a los que estamos acostumbrados a pasear por Galicia entre ortopédicas esculturas municipales, más propias de la antigua URSS que de una Europa civilizada, nos hace viajar, no sólo en la distancia, también en el tiempo, hasta lugares y épocas en los que la mitología y la historia se confundían.
Yo también hice unas fotos de la exposición en la siguiente dirección:
Galería Igor Mitoraj en Arte de Galicia
Y aprovechando el viaje, a pocos metros, en la Fundación Pedro Barrie, podéis ver también la exposición de Picasso "Laboratorio de estilos" que muestra 57 retratos femeninos provenientes de colecciones privados y en algunos casos inéditos.
Gracias, Luis, por tus observaciones y recomendaciones.
Ya vi tu galería de fotos de Mitoraj, son unas fotos muy buenas, y de hecho tus fotos fueron las que me animaron definitivamente a visitar la exposición de María Pita.
Y no sabes hasta qué punto coincido contigo en eso de la URSS. De hecho tenía medio post hecho sobre eso y las cosas de Nadales, pero me frené por la polémica esa que inició Barcón, para no darle más argumentos. Me vino eso a la cabeza después de ver "Goodbye Lenin", película que recomiendo encarecidamente.
Saludos
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