He encontrado el otro día, siguiendo un enlace en un comentario del Señor R, esta pequeña joya:
http://ramonfernandez.revistaperito.com/queesarteyqueno.pdf
Se titula "¿Qué es arte y qué no? (Algunas consideraciones)". Está escrito por Miguel Antonio Fernández Fernández, profesor de Educación Plástica y Visual y Bachillerato en el IES “Salvador Rueda” (Málaga).
Es un ejemplo perfecto de la postura de la tolerancia infinita a los postulados del arte oficial. Ni que decir tiene, que yo, como hartista, podría dar contraargumentos a cada uno de los argumentos que nos da el bueno de Miguel Antonio. Leedlo, porque no tiene desperdicio: simplemente, les explica a los chavales, en un lenguaje comprensible, por qué deben creer que cualquier cosa puede ser arte.
Elijo un fragmento:
Este texto tiene para mí una especie de efecto hipnótico, no sé explicar por qué. Quizá es la explicación: "Muy sencillo..." dicha así, sin despeinarse.
Estos días, como estamos preparando la presentación del Hartismo, estamos pensando en los temas que surjan entre el público asistente cuando estemos charlando, pues queremos estar preparados para poder hablar sin tartamudear, ya que el pánico escénico es fuerte: no todos los días se presenta al mundo un nuevo movimiento artístico.
En la abundante correspondencia que estamos teniendo los hartistas estos días, Mariano me comentó esto:
Es cierto, esta pregunta es muy habitual entre los creyentes y los fanáticos del anti-arte. Es semejante a la pregunta: "¿por qué la Astrología no es ciencia?". En realidad, lo que llamamos anti-arte y arte oficial en nuestro Manifiesto se definiría muy bien como pseudo-arte, por analogía con pseudo-ciencia.
Pues bien, después de pensarlo mucho, de comentarlo con más gente, creo que la cuestión no es que nosotros tengamos que explicar por qué un montón de objetos tirados NO es arte. Lo normal es que nadie considere como arte ese tipo de cosas. Cualquier montón de objetos tirados en el suelo pasa desapercibido hasta para los "comisarios" más integristas, si nadie les avisa previamente: "Cuidado, es un Daganzo".
En realidad, lo que quien pregunta nos debería explicar es por qué debemos creer en serio que un montón de objetos tirados SÍ es arte. Creo que eso es complicado de razonar, y cualquier argumento a favor de esa proposición es poco creíble, si uno no lleva ya algún tipo de fe previamente instalada en el "disco duro".
El problema de todo esto es que ser escéptico respecto al pseudo-arte es tan poco popular como ser escéptico respecto a las pseudo-ciencias y otras engañifas que circulan por ahí. Pero creo que es necesario tomar conciencia de los engaños, aunque diplomáticamente sea poco conveniente. Creo que a la larga el mundo será mejor si echamos a los mercaderes del Templo.
http://ramonfernandez.revistaperito.com/queesarteyqueno.pdf
Se titula "¿Qué es arte y qué no? (Algunas consideraciones)". Está escrito por Miguel Antonio Fernández Fernández, profesor de Educación Plástica y Visual y Bachillerato en el IES “Salvador Rueda” (Málaga).
Es un ejemplo perfecto de la postura de la tolerancia infinita a los postulados del arte oficial. Ni que decir tiene, que yo, como hartista, podría dar contraargumentos a cada uno de los argumentos que nos da el bueno de Miguel Antonio. Leedlo, porque no tiene desperdicio: simplemente, les explica a los chavales, en un lenguaje comprensible, por qué deben creer que cualquier cosa puede ser arte.
Elijo un fragmento:
"Primer caso.
Un electricista va a arreglar una avería a una galería de arte y se deja olvidado: cajas, cables sueltos y herramientas.
En otra ocasión un artista expone en la misma galería de arte: cajas, cables sueltos y herramientas, casualmente con la misma posición que lo dejó el electricista.
En el caso del electricista no se puede considerar arte, en el del artista sí.
¿Qué ha pasado, si las dos obras están formadas exactamente por los mismos objetos? Muy sencillo el artista ha creado la composición con una intención artística, sin embargo, el electricista no tubo (sic) ninguna intención de hacer arte, simplemente olvidó de llevarse sus objetos. La primera conclusión es que: arte son las obras que crean los artistas con la intención de hacer arte."
Este texto tiene para mí una especie de efecto hipnótico, no sé explicar por qué. Quizá es la explicación: "Muy sencillo..." dicha así, sin despeinarse.
Estos días, como estamos preparando la presentación del Hartismo, estamos pensando en los temas que surjan entre el público asistente cuando estemos charlando, pues queremos estar preparados para poder hablar sin tartamudear, ya que el pánico escénico es fuerte: no todos los días se presenta al mundo un nuevo movimiento artístico.
En la abundante correspondencia que estamos teniendo los hartistas estos días, Mariano me comentó esto:
Hay que ensayar respuestas amables ante preguntas previsibles, tipo
"¿por qué un montón de objetos tirados no es arte?"...
Es cierto, esta pregunta es muy habitual entre los creyentes y los fanáticos del anti-arte. Es semejante a la pregunta: "¿por qué la Astrología no es ciencia?". En realidad, lo que llamamos anti-arte y arte oficial en nuestro Manifiesto se definiría muy bien como pseudo-arte, por analogía con pseudo-ciencia.
Pues bien, después de pensarlo mucho, de comentarlo con más gente, creo que la cuestión no es que nosotros tengamos que explicar por qué un montón de objetos tirados NO es arte. Lo normal es que nadie considere como arte ese tipo de cosas. Cualquier montón de objetos tirados en el suelo pasa desapercibido hasta para los "comisarios" más integristas, si nadie les avisa previamente: "Cuidado, es un Daganzo".
En realidad, lo que quien pregunta nos debería explicar es por qué debemos creer en serio que un montón de objetos tirados SÍ es arte. Creo que eso es complicado de razonar, y cualquier argumento a favor de esa proposición es poco creíble, si uno no lleva ya algún tipo de fe previamente instalada en el "disco duro".
El problema de todo esto es que ser escéptico respecto al pseudo-arte es tan poco popular como ser escéptico respecto a las pseudo-ciencias y otras engañifas que circulan por ahí. Pero creo que es necesario tomar conciencia de los engaños, aunque diplomáticamente sea poco conveniente. Creo que a la larga el mundo será mejor si echamos a los mercaderes del Templo.
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