martes, 5 de enero de 2010

Un conceptualista de los que ya no quedan

Hoy, en Facebook, Sapoconcho Galego me pidió opinión sobre este vídeo:


En muchas cosas de las que el "artista" dice estoy de acuerdo, coincido. Pero no en otras. No creo en el arte conceptual, para empezar, ni creo que todos somos artistas en potencia, pero me encanta, por ejemplo, eso de "los artistas me la refanfinflan". A mí también. Sigo coincidiendo con muchas cosas: me parece que tiene razón cuando insinúa que el "arte" en lo efímero, lo conceptual, está sólo en cómo se narra (literatura), al menos lo reconoce en parte. Coincido en la denuncia de lo oficial, lo mercantil... pero el camino que Isidoro Valcárcel ha elegido para llevar a cabo su protesta me parece trillado, inútil y sobre todo engañoso. Engañoso para sí mismo en primer lugar y para todos los demás en segundo lugar.

Al menos, como conceptual-creyente parece sincero. Su inicio en el arte fue en una época reivindicativa, en la que los gestos eran muy visibles, y la gente creía sinceramente que los gestos cambiarían el mundo. Hoy en día, en una época en la que el cinismo está tan bien considerado, eso, el ser sincero, hace a este hombre muy, muy respetable. Pero no comparto ni sus gustos ni sus conclusiones, aunque sí su análisis en gran medida. Opino que se ha equivocado, que ha pecado quizá de cándido, como tantos espíritus combativos que se han perdido por el camino.

En resumen, creo que para ser críticos dentro del arte o como artistas frente a la sociedad la inacción (no hacer arte, sino quedarse en el concepto) es inútil. Lo radical, lo efectivo y que puede traer algo de esperanza de que las cosas cambien es ACTUAR. Es decir, HACER arte, desempolvar los pinceles, los cinceles o lo que sea. Pensar, proyectar, idear pero sin HACER luego NADA no ha llevado más que a una crisis sin precedentes y un descrédito total de nuestro mundillo. ¿Que alguien, en lugar de pintar o esculpir quiere hacer teatro, o literatura? ¿Que has estudiado arte pero ves que lo tuyo es la literatura? Pues adelante, pero HAZ ALGO. Porque siempre HACER será más válido y útil que NO HACER, que quedarse pensando mirando a las Batuecas y autoconvencido de que la NADA demuestra ALGO.

4 comentarios:

dijo...

El viejo parece sincero, pero si, representa otra época.

Claro, hoy se puede hacer arte conceptual reencauchado, lo que hemos venido llamando: oficialismo artístico contemporáneo, pero las herramientas técnicas (y teóricas) que plantea el arte conceptual son extremadamente pobres como para que los que trabajamos de verdad en la creación visual las tomemos en serio.

Es diferente por ejemplo cuando se observar los dispositivos técnicos presentes en otros movimientos artísticos del siglo XX (Surrealismo, Expresionismo, arte abstracto incluso) que siguen siendo vigentes y lo serán - tal vez para siempre - por todas las posibilidades de creaciòn visual que estos dispositivos permiten.

Claro, se puede decir que el artista contemporáneo puede relegar la creación visual y sobreponer a ella el discurso, pero ni siquiera en ese terreno el arte conceptual contemporáneo logra sostenerse.

La mayoría de sus representantes son incapaces de sostener un debate en el nivel que sea y muchos no entienden qué es una investigación universitaria.

Es común ver cómo la mayoría cree que la investigación en arte es canalizar un popurrí de tópicos que después de estar de boca en boca se convierten para alguien en un “discurso personal” que pretende ser aceptable en esa jerga que muchas veces si no eriza da risa.

Efectivamente el cinismo es una de las fuentes principales del arte conceptual contemporáneo, cinismo que es el de engañar a su escaso público, compuesto por adolescentes (estudiantes de arte) y corruptos que viven de los dineros públicos (en su gran mayoría).

Ahora, difiero en que debamos rechazar medios artísticos como el performance o la instalación. Se podrían hacer trabajos interesantes en estos medios sabiendo, como tú dices, que son tan lejanos de la pintura, el grabado o la escultura como lo son del cine o de la literatura.

Ahora, la pregunta personal que alguien puede hacerse es ¿para qué hacer instalación si uno tiene una capacidad de creación visual mayor que le permite realizar magnificas escenografías para cine? ¿Para qué hacer discursos como arte si la mente da para hacer investigación universitaria seria sobre arte?

Entonces ¿serà que mucho de eso se hace solo por autoengañarse?

Anxo Varela dijo...

Yo también creo, no obstante, que la instalación y el performance pueden ser medios artísticos. Sólo que no les llamo así: instalación en verbo vulgar es, como bien dices, escenografía, y por cierto creo que es algo que los pintores hemos añadido desde siempre a la organización de exposiciones, y que en los últimos tiempos tiene aún más protagonismo. En mi exposición "cús" incluí la paleta (una tapa de WC) con toda la intención, y es habitual ver pintura o escultura colocada con toda la intención escenográfica. Pero como siempre, el valor principal estará en lo expuesto, no en la colocación de lo expuesto. Los escaparatistas y decoradores, por ejemplo, suelen sacar mucho más partido a la escenografía que los conceptualistas instaladores.

Y la performance yo siempre la llamé teatro de improvisación, y no puedo negar que tiene su valor como tal.

Pero como bien dices, atribuir a las artes menores (escenografía, improvisación teatral) más valor expresivo que a las artes mayores (escultura, pintura, teatro, literatura) -supongo que a mis enemigos les estará dando ahora un soponcio- es un autoengaño. Ya en otro siglo un tal Cellini y parte de su generación se autoengañó con tales cuestiones, y hasta escribió un libro con su divertido engaño.

mariano dijo...

Dimo ha dado en el clavo, hay mucho de CINISMO en el discurso de este artista.
Honesto o no, cínico a propósito o sin querer, Isidoro Valcarcel es un vivo ejemplo del artista oficial que juega a ser un artista rebelde.
Los artistas rebeldes no ganan Premios Nacionales.
Es grotesco oir a artistas bien anclados dentro del sistema despotricar contra el sistema, y decir que "ellos no son artistas", que "todo el mundo lo es".
Es interesante lo que dice sobre la obra de mil pesetas que no pudo llevar a cabo por que sólo costaba mil pesetas.
Imagino que haría lo mismo cuando le dieron el premio nacional, quedarse sólo con mil pesetas y rechazar lo demás. Máxime si no se considera un artista.
En fín, el arte conceptual se parapeta en el discurso, y este hombre sabe de qué va el tema. Es un buen orador, (o eso cree), sabe dar la imagen que pretende, aparenta estar seguro de lo que dice, y a lo mejor lo está y todo, pero me temo que su obra no está a la altura de la fuerza aparente de su discurso.
Yo, si fuera una administración, tampoco destinaría un duro a que un artista reparta hojas en blanco por la calle. Yo no creo que sea arte, y la gente que pagaría esa "obra" tampoco lo cree, cueste mil pesetas o cueste un millón de euros.
Isidoro Valcarcel evidencia que la única baza que tiene ya el arte oficial (si es que alguna vez ha tenido otra) es aferrarse con fuerza al discurso. En él despotrica contra las imágenes, que por lo visto considera "tristes".
A mí me parece más triste que un vendedor de humo reciba un premio al mejor artista español pagado por todos, y encima tengamos que oír este discurso que pretende ser rompedor y sólo suena, como desde hace mucho, demasiado, a toneladas de caspa.

anarkasis dijo...

he ahí el hombre vacío, o, ¿es el vacío del hombre?
sea lo que sea me ha dejado llena para tres meses largos,
..peazo tío largando,.. ¿sobre qué?