martes, 11 de mayo de 2010

Últimos ajustes a "Desajustes"

Pasado mañana, miércoles, a las 8 de la tarde inauguro la exposición "Desajustes" en el Club del Mar de San Amaro (A Coruña). Estoy con los últimos preparativos.

Hoy os traigo, como aperitivo, los textos del catálogo. El mío, titulado "Desajustes" y el de Mariano Casas, que se llama "¿Desajustes?". Debo confesar que me da un poco de reparo el texto de Mariano, no estoy acostumbrado a que digan estas cosas de mí...

Las imágenes que presiden este post son los dos últimos dibujos que he hecho hoy para la exposición con el móvil Nokia 5800. Lo cierto es que a pesar de que no tengo tiempo para nada he podido pintar cuadros nuevos, a ratos libres. Mañana debo acabar un par de cuadros para llevar.



DESAJUSTES
Por Miguel-Anxo Varela Díaz

Cuando un artista pinta suele centrarse en algo que le motiva: un tema, una técnica, un empeño revolucionario, un estilo... así tenemos paisajistas, acuarelistas, cubistas, seguidores de Bouguereau... A cada pintor le parece que su obsesión es la esencia misma del arte... La mayoría llegan a creer que lo que les motiva, sea lo que sea, es una especie de misión trascendental que les hace mejores que los demás.

Pero a mí me parece que estas obsesiones, estas motivaciones son sólo “excusas”. Una idea que revolotea en la cabeza del artista y le motiva para coger los pinceles y desmelenarse, pero nada más. Da igual que consista en el puro contraste visual entre un par de colores, la expresión del sentimiento de angustia por la crueldad del mundo, la imagen de la divinidad majestuosa o la descripción anatómica del sexo femenino. Da igual, incluso, que se trate de algo noble, lleno de buenos sentimientos por toda la Humanidad o inconfesables ansias íntimas y oscuras. Al final, lo que cuenta es que esa “excusa” ha servido para que un artista, una persona con un oficio un tanto raro, se haya sentido motivada durante un tiempo para sacar de su interior nuevas obras, volcando su inteligencia y destreza en un lienzo, una tabla, un papel...

Saber que tan sólo son excusas quita algo de gracia a utilizarlas. Uno ya no puede ser un fanático convencido del surrealismo, o volcarse alegremente en la salvación del mundo mediante los paisajes al pastel. Así que me limito a hacer lo que me apetece y si me preguntan, esa es mi excusa. Pensando qué hacer para esta exposición, me ha parecido bien ahondar en una técnica que vengo practicando desde hace un tiempo: los “desajustes”.

Lo de los “desajustes” es algo tan simple como hacer una mancha de colores y luego superponer un dibujo que no se ajuste completamente, como en los cuadros de Raoul Dufy (1887-1953). Un día decidí probar esa técnica, para pintar más rápido en un concurso de pintura ídem, y ahí empezó todo. Pronto vi que no sólo se trataba de rapidez o un efecto extraño; separar mancha y línea me hacía más consciente de la función de ambos componentes de la pintura. Los cuadros que os traigo aquí son el resultado de este juego, en el que muchas veces he fracasado porque mancha y línea tendían a coincidir casi al mílímetro, de modo que he tenido que desarrollar sistemas para forzar el desajuste, cambiando a propósito perspectivas, estilos, posturas....
Supongo que antes o después cambiaré de “excusa” y abandonaré los “desajustes”. O no, ¡quién sabe! Pero mientras, esto me ha servido para pintar nuevos cuadros, probar cosas nuevas y en definitiva... pasármelo pipa pintando.



¿DESAJUSTES?
Por Mariano Casas

¿Y dónde está el desajuste?, se preguntará el que lee estas líneas y ve estos cuadros...¿qué es lo que no se ajusta a qué en estos cuadros, en esta exposición?.

Muchos pintores darían todo lo que estuviera en su mano, venderían su alma al diablo por poder "desajustarse" como lo hace Anxo, pero, aaah, amigos, ahí está el truco, desajustarse lo hace quien puede, no basta con querer.

¿Que el dibujo sigue un curso y la mancha otro?, ¿que a pesar de ese aparente desajuste, la armonía, la belleza, el alma del cuadro, de la pintura...no desaparece de los lienzos? ¿dónde está el truco?...¿qué es lo que tienen estos cuadros?...¿los ha calcado?...¿tiene un equipo de ayudantes, o de ingenieros, como los grandes cocineros, que dictan el camino a su pincel?...¿porqué Anxo pinta como otros no podemos? ¿será acaso lo que come?..¿habrá ido a una universidad de esas de pago?..¿es magia?...

Es más sencillo que todo eso...más sencillo para él, claro. Saber qué decir y saber cómo decirlo son dos ingredientes que rara vez coinciden en un artista, y cuando coinciden de una manera tan rotunda todo parece fácil, hasta jugar con el significante sin que el significado se resienta un milímetro.

Hoy parece un sacrilegio pedirle a un artista que conozca su oficio, a un pintor que sepa pintar, y por eso resulta aún más sorprendente reconocer en un pintor no sólo esa cualidad de una manera absoluta, sino además el poder convertir ese saber hacer en algo que no tiene nada que ver con el virtuosismo gratuito, sino con algo que va mucho, muchísimo más allá de todo eso.

De todos los pintores que conozco, y conozco muchos, probablemente Anxo sea el que mejor SABE PINTAR, pero en sus cuadros, en su trabajo, esto es sólo el principio, es lo que está en los tubos de pintura, en los pinceles...

Todo lo demás, lo más importante, lo que no se puede aprender, está dentro de los cuadros. El oficio parece insignificante cuando se tiene además talento...cuando en cada cuadro hay algo que llama al espectador, que lo atrapa y que lo seduce. Y cuando las cosas que uno hace lo retratan a sí mismo y no sólo a las cosas que le rodean. Eso es lo que yo llamo pintura.

En fín, amigos, el único desajuste posible ante estos cuadros, ustedes lo comprobarán, es verlos y no desearlos. Pero eso sería un desajuste muy grave en un espectador de los cuadros de Anxo...yo de hecho, aún no conozco a nadie que lo haya padecido.

Y no se preocupe...usted TAMPOCO lo sufrirá.


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