martes, 9 de enero de 2007

¿La originalidad como motor del arte?

Mañana reeditamos en Escola Aberta de Arte las tertulias de ídem.

Por si interesa, será en Café Zucre (Magdalena, 170, Ferrol) a las 8,45 de la tarde-noche.
Actualización:
Las tertulias se celebrarán el primer y tercer miércoles de cada mes en Zucre a las 8,45 de la noche.

Anteriormente hacíamos esto en la escuela, pero realmente una cafetería como Zucre es mucho más acogedora, y hasta hace menos frío.

El tema de la primera tertulia será La originalidad como motor del arte.

Aunque algunos teóricos admiten que la novedad no es una característica del arte, lo cierto es que siglos de crítica e historia del arte, desde los clásicos, nos han acostumbrado a pensar que la novedad, la evolución es algo consustancial al arte.

De poco vale recordar que el arte egipcio fue grandioso aunque no se distingan por su aspecto obras que distan mil años entre sí. La mayoría de la gente, en el fondo, está convencida de que sólo lo sorprendente, lo novedoso, lo atrevido... en una palabra lo original tiene el derecho a considerarse Gran Arte. Lo opina la gente de la calle -incluso tú, a lo mejor-, lo opinan los galeristas, comisarios de exposiciones, críticos de arte, políticos, ensayistas e incluso la mayoría de los artistas. Basta que Van Gogh haya hecho algo diferente de lo que se hacía en su época para que entre por derecho propio en el Olimpo de los Artistas.

Pero en realidad... ¿era realmente Van Gogh tan diferente de otros artistas de su época? ¿Se percibía de la misma manera en su época tal diferencia? ¿Van Gogh había elegido su estilo en un catálogo descartando los no originales o pintaba como podía, como sabía?

En mi opinión a la originalidad se le da excesiva importancia. En algunas épocas se consideraba como una mera extravagancia y hasta molestaba. Esa obsesión universal que se observa hoy día por poseerla está condicionando demasiado a los artistas nuevos. Incluso está volviéndose un serio obstáculo para el arte. La exigencia a todas luces descabellada de siempre innovar, siempre superar el choque, la sorpresa producida por las obras anteriores está convirtiendo al arte -al arte oficial al menos- en un juego circense del "más difícil todavía". Se llegan a extremos escatológicos, profundamente desagradables, como vacas partidas por el medio metidas en formol, caballos colgados del techo o artistas chinos que comen fetos humanos para que el vídeo se emita por la TV. Es el ejemplo sintomático del movimiento llamado shock art, que no hace sino poner en evidencia la profunda crisis en la que se encuentra el arte oficial de nuestra época, que se ha arrogado el derecho a llamarse Arte Contemporáneo.

Un amigo me comentaba esta mañana lo que le diría a los artistas preocupados en exceso por la originalidad, que ponen pegas a casi cualquier cosa porque "ya ha sido hecho antes":
-"Pues si no te gusta pintar, haz oposiciones a Hacienda"
Y es que ahí está el quid de la cuestión: el trabajo duro, el coger los pinceles y mancharse las manos conjura todos estos fantasmas. Si tienes vocación, pinta. Y no te importará si eres original, porque bastante tendrás con ser capaz de expresar algo.

Creo que en realidad se trata de ser uno mismo, de pintar lo mejor que tú, que eres único por naturaleza, puedes hacer. Si realmente llegas a un nivel alto en tu oficio, tu arte va a ser también único... se trata de eso, de hacer lo auténtico, lo que sientes. No de ser original.

6 comentarios:

f f dijo...

Algo que trabajaban mucho los artistas de los 70 era que el arte constantemente iba a tomar cambios. En la percepción del arte no influye sólo el objeto estético que observamos sino también lo que sabemos del arte. En el arte actual la distancia entre lo que vemos y lo que sabemos es tan grande que el espectador medio acaba sin comprender el arte.
cosas como el shock art juega con la persepcion de la gente, tu dices que el arte perdio su rumbo, pero realmente el arte tuboalgun rumboalguna vez?? si se supone que se perdio en el camino es porque tiene una meta y segun tu cual es esta?

Anxo Varela dijo...

Hola, f.

Yo no hablo de rumbo alguno. Los artistas tienen unas motivaciones para crear que pese a las diferentes "excusas" de cara al exterior, interiormente se pueden resumir en torno a las necesidades de manutención, expresión, fama/ego y un impulso connatural de sacar cosas de dentro.

Pero aunque cambien las motivaciones de los que compran arte o lo encargan, y los artistas tengan que irse adaptando a diferentes peticiones a lo largo de los siglos (expresar la divinidad, expresar el poder, expresar la belleza inmarcesible...) SIEMPRE ha habido una continuidad en el arte, no exactamente una evolución, pero sí un poso: el que da la tradición.

La tradición no está presente sólo en arte. Hay tradiciones en medicina, construcción, política, literatura...

El siglo XX ha roto con la tradición. Se ha pasado de cuestionarla a dinamitarla y quemar sus restos. Y esto sí supone un peligro. Esto sí hace que se haya perdido el rumbo. Porque el poso de la tradición es necesario, aunque la Academia hubiera hecho de ella -mal entendida por cierto- un yugo opresor.

El problema viene de que crear tradiciones es algo tan natural en el ser humano como respirar. No podemos sacudírnoslas y deshacernos de ellas sin más. De hecho necesitamos tradiciones, y a falta de ellas nos las inventamos. Baste recordar que tenemos hasta tradiciones -muchas de ellas estúpidas- en el mundo informático, que tiene pocas décadas de historia.

Yo creo que si hay un error fatal en nuestra historia reciente es precisamente el desprecio a las tradiciones que ha caracterizado al siglo XX, pero que proviene de doscientos años atrás, cuando la ciencia empezó a dar frutos tangibles.

Porque las tradiciones no se pueden obviar. Existen, y se tienen presentes hasta cuando se niegan. Baste pensar en los tejados planos de Le Corbusier. Al final la lógica ha hecho volver a la tradición. Si en Galicia los tejados tienen dos aguas o más es porque llueve mucho, y durante miles de años se ha ido construyendo de una forma tradicional que puede no ser muy vanguardista, pero al menos asegura que no se te inundará la casa.

En arte la tradición proveía de temas, posturas para los modelos, efectos de textura, composición, colorido, etc. No digo que no sea bueno rebelarse. De hecho hay una larga tradición de rebeliones hacia la tiranía de la tradición, de la que incluso los griegos fueron testigos.

Pero hacer borrón y cuenta nueva ha sido desastroso. La tradición sigue existiendo en el anti-arte, pero la marcan las galerías, críticos y al final se limita a un reducido catálogo de "transgresiones" desde 1960 a 1980, autorizadas por una élite corta de miras y con un nivel cultural bastante bajo. Una tradición tan cerrada, tan autorreferente, que ha iniciado el ciclo de la repetición hace ya años.

Paralelamente, la pintura que ha seguido la tradición, despreciada por los gurús del anti-arte oficial, ha ido añadiendo a su legado tradicional, tras una criba importante, los experimentos de los Matisses, Picassos, de las culturas no europeas como la africana, de la historia y la arqueología... y hoy se encuentra más reforzada que hace 50 años. Por eso creo, que pese a las apariencias que nos hablan de Damien Hirsch (el de los animalitos muertos metidos en formol), la pintura va a ser el gran arte del siglo XXI, y que el anti-arte va a ser un tema para estudiosos y no la línea dominante del arte.

Es, sí, la vuelta al orden, pero no creo que sea del modo que les gustaría a los neoacademicistas. Hay una variedad mucho mayor en tradiciones a seguir tras la globalización cultural, y las trabas del academicismo son sólo una más de las opciones posibles.

Hace ya muchos años Stravinsky (el Picasso de la música) decía que quien se opone al apoyo se opone al movimiento.

Rebelarse contra la tradición es de hecho una tradición en el arte occidental.

Por cierto, estoy preparando una entrada del blog sobre la tradición, y tu comentario es el que me ha dado la idea. Gracias, f.

Anónimo dijo...

yo creo que no es adaptarse a lo que las entidades piden de los artistas hoy en día, sino que el Arte ha cambiado porque es un ente que evoluciona continuamente, nunca ha sido definible porque nunca ha sido algo fijo.
La tradición en el Arte no significa nada, aferrarse a una tradición sería aferrarse a una esencia que muy a mi pesar no existe, porque el sentido se va construyendo sobre la marcha a partir del contexto sociocultural que la alimenta y a la vez la demanda, y esto porque el propio Arte es algo irremediablemente social que toma parte en nuestra cultura.
El Arte contemporáneo "insulta" al Arte del pasado precisamente porque sirve a una cultura posmoderna con unas necesidades muy diferentes a aquéllas.
Léete a Hegel y su muerte del Arte, es totalmente necesario, entenderás el paso de lo moderno a lo posmoderno que tanto ofende, yo también he tenido una crisis enorme con este tema. suerte

Anxo Varela dijo...

Gracias por tu comentario, Lidia.

En Estética, como en las demás ramas de la Filosofía, las distintas teorías pueden estar mejor o peor construidas, pero no hay unas más ciertas que otras. Son corrientes de pensamiento, con las que puede o no estarse de acuerdo.

Yo no creo siquiera en la existencia de eso llamado "postmodernidad". Esta etiqueta tiene bastantes detractores. Para mí es una interpretación superficial de ciertos signos que para mí no justifican el nacimiento de una nueva etapa histórica diferente a la modernidad.

Por otra parte no comparto tu creencia en que el arte es indefinible, ni en que su concepto cambia a lo largo de los siglos. Para mí es una verdad a medias. Digamos que cambia la teoría que explica el arte -la estética- pero el hecho en sí de pintar, esculpir, etc... o de admirar una pintura, escultura, etc... no varió en absoluto desde que existe el arte, que de hecho es una manifestación cultural del ser humano muy anterior a la escritura.

El arte responde a una necesidad de la humanidad, y se puede constatar antropológicamente que esta actividad está presente en todas las culturas y en todas las épocas. Las sociedades van cambiando, pero los roles son los mismos. Lo que diferencia a los artistas y el arte de ahora al de hace 50, 500, 5000 o 50000 años es lo que está alrededor, pero en sí, el acto de pintar una cueva con grasa de animal o un cuadro con acrílicos de última generación es idéntico.

Yo, por ejemplo, NO incluyo entre los artistas a gente como Damien Hirst o Tracey Emin. Para mí son puros fenómenos de marketing. Creo que el papel del arte y del artista es siempre igual, pase el tiempo que pase.

Por ejemplo, los que para mí son los grandes artistas actuales, tales como Antonio López, Lucian Freud o David Hockney, no tienen un status social muy diferente del que han tenido Giotto, Miguel Ángel, Velázquez, Ingres o Picasso.

Por otra parte a mí no me ofende el arte oficial de ahora. Simplemente no lo considero arte, no me sirve para coger nada de él. Cuando veo pintura, como soy artista, absorbo determinadas formas y soluciones. Eso, el pasado artístico, es lo que va constituyendo la tradición -una mera imagen mental muy vaga- de la que hablo, y de la que beben los artistas y de la que siempre han bebido. Masaccio copió frescos de Giotto, y Miguel Ángel los de Masaccio, y Rafael los de Miguel Ángel. Esto se sigue haciendo hoy en día.

Pero negar el valor de la tradición, postmodernamente, no hace que esta no exista: cuando Manzoni -anti-artista- hace su "lata de caca" en realidad bebe de una tradición también, sólo que mucho más reciente: el urinario de Duchamp. El arte oficial actual es totalmente autorreferente, endogámico. Su tradición es increíblemente corta (apenas 30 años o 90 si incluimos a los dadaístas) y sobre todo muy cerrada. Se hace del desconocimiento de la historia y de la técnica una virtud, y eso hace que los supuestos artistas no puedan tener ni una sola herramienta para expresarse. En literatura, sería que los escritores se empeñaran en escribir libros sin utilizar palabras.

El anti-arte, arte postmoderno, arte oficial, o como se quiera llamar, tiene una tradición muy marcada y muy excluyente. Es decir, la peor de las tradiciones, en el sentido tradicional del término. Creo que no hay nada más pasado de moda que lo que pretende ser el último grito.

En este enlace verás algunas de las objeciones a la "Muerte del Arte" de Hegel:
http://www.enriquecastanos.com/umbertoeco.htm

carmen selma dijo...

Me encanta encontrar blogs como este en los que se habla de arte.

En mi caso, no siento una total convicción para defender una postura tradicional o una más contemporánea u oficial. El hecho es que durante la Historia del Arte más reciente, y me refiero con esto a principios del siglo XX, ha habido un interés exacerbado en teorizar acerca de las manifestaciones artísticas que iban surgiendo, manifiestos, por ejemplo, que respaldaban lo objetual. Esta es una "tradición" que actualmente seguimos arrastrando, es decir, hoy vamos a ARCO y exceptuando a algunas piezas verdaderamente pictóricas, nos encontramos ante objetos con un nuevo significado.

¿Que este planteamiento es limitado?... Bueno, la pintura al óleo también lo es. Yo trabajo esta técnica, y mi pintura no tiene nada de posmoderna, aunque tampoco de clásica o realista, sin embargo, el hecho de ponerme a pintar me plantea un conflicto, y este es ser fiel conmigo misma, sin embargo esto también me suena demasiado pretencioso, pues he de ser fiel a mis conocimientos adquiridos, pero también tengo que intentar avanzar un pasito más, por diminuto que sea. Recordad a Picasso, la esponja, el pintor que casi tenía prohibido entrar en los estudios de sus compañeros, pues él no copiaba solamente, él lo hacía mejor.

La verdad es que ya no sé de lo que estoy hablando, eso debe ser porque vivimos en un mundo que tal vez tampoco sepa muy bien a dónde va, y ¿acaso el arte no es un reflejo del mundo en el que vivimos?...

Y, finalizando, dejémonos de criticar unos a otros (actitud también totalmente tradicional) e intentemos aprender lo que nos interese y a rechazar lo que no, pero llevemos cuidado de no pensar que nuestra opinión es la correcta.

Saludos a todos y no dejemos de hacer nunca.

Anxo Varela dijo...

¡Bendito e-mail, que me permite ver los comentarios sin recorrer todo el blog!

Gracias, MM por tu opinión. En realidad estoy bastante de acuerdo contigo, lo importante es hacer. Soy bastante partidario del homo faber frente al homo sapiens, aunque en realidad creo que son las dos caras de la moneda.

Pero claro, pienso que si el "homo" no "faber" sería imposible ver que ese mismo "homo" es "sapiens".