jueves, 27 de septiembre de 2007

Saber Ver el Arte

El año pasado me estrené como profesor con alumnos universitarios. Gracias a la iniciativa de David Castro primero y luego de Fernanda Soutullo pudimos poner a punto un curso para la Extensión Cultural de la Universidade da Coruña en el que básicamente me dediqué a acercar un poco a los alumnos al modo de ver el arte desde la perspectiva de un artista.

Naturalmente en este curso incluí mucho de mis criterios personales, como en el fondo hace cualquier profesor en cualquier materia, pero también me documenté abundantemente para poder dar un punto de vista "balanceado".

El curso incluyó una serie de clases teóricas, proyecciones de películas como "El Misterio Picasso", en la que sale Picasso en acción, y visitas a exposiciones y museos.

Ahora, David Castro me ha vuelto a convocar para repetir el curso, y ya he presentado el proyecto. Pero en este lapso he podido reflexionar sobre el contenido del programa y he introducido bastantes cambios, de modo que en realidad, llamándose igual y con contenidos semejantes, es un curso nuevo. Creo que el deber de un profesor es siempre mejorar el programa, máxime cuando partía de cero, por lo que en esta segunda edición estoy todavía decidiendo cosas.

El título del curso suena un poco pedante, pero son cosas del marketing "enseñístico". No obstante he añadido un subtítulo: "el arte desde dentro", y esa es la intención del curso, mostrar esa parte menos conocida, del día a día, con los secretos de cocina, y haciendo todas las visitas a talleres, escuelas, y exposiciones que podamos.

El curso tiene un precio bastante asequible, dura 30 horas repartidas en cuatro meses, y para los universitarios vale dos créditos. Su horario será los miércoles de 5 a 6,30 de la tarde en el Edificio de Apoio ao Estudio, excepto cuando salgamos a ver exposiciones y otros lugares, que durará tres horas y podrá ser otro día de la semana si es necesario. Si os apetece conocerme en persona y oír mis lérias várias de viva voz os podéis apuntar en la página de la UDC.

martes, 25 de septiembre de 2007

Yo no encuentro, busco

Hace unos meses pinté este cuadro. Lo titulé "Yo no encuentro, busco" (acrílico sobre 12 tablas, 170x170 cm totales). La idea fue dibujar un desnudo sobre una tabla y luego pintar cada cuadro por separado. Tan por separado que cada cuadrito resultante tendría un estilo diferente.

En un primer momento tenía muy claro el estilo de determinados recuadros. Pero luego fui improvisando por el camino.

Tardé tres días -de frenética actividad- en pintarlo. Cada recuadro respondía a un estilo. Si numeramos la cuadrícula y vamos leyéndolo como un texto, de izquierda a derecha y de arriba a abajo, tenemos el siguiente reparto:
  1. Fauvismo
  2. Estilo de Raoul Dufy
  3. Informalismo
  4. Impresionismo
  5. Expresionismo de Egon Schiele
  6. A mi manera
  7. Realismo fotográfico
  8. Pop
  9. Expresionismo
  10. Cubismo
  11. Surrealismo de Dalí
  12. Románico
La selección no sigue un criterio histórico, sólo fui poniendo lo que me pareció, intentando contrastar y armonizar a un tiempo, pero lo curioso es que a pesar de todo, aunque intentaba transfigurarme, siempre acababa saliendo mi mano. Aparecía yo entre los cubos de Picasso o tras las flores estilizadas de la Edad Media. Quizá es por eso que creo que lo de los estilos es una tontería, y en el fondo cada uno pinta como puede y como le gusta. A la vista del resultado, del cual estoy bastante satisfecho, he decidido rebautizar el cuadro según la frase de Picasso, sin invertirla: "Yo no busco, encuentro".

Creo que después de la furia que empapa las entradas de este blog -y los comentarios- durante estos días, os merecíais un descanso. Y yo también.

Ahora, pero cuando vuelva, después de la jornada de Pintura en Acción de Carmen este viernes durante todo el día en el Mercado da Magdalena -a la que os invito a asistir con todo entusiasmo- prometo ser más mezquino que nunca. Si es que en el fondo me gusta.

Actualización. Tras una interesante observación de un anónimo lector de este humilde blog, añado una nota sobre el origen de este cuadro, que debería haber incluido desde el principio:

Con respecto a mi cuadro, realmente me puse a hacerlo, como siempre, porque me dio la gana, pero en el fondo lo hice así por todo lo que propones, desde un mero juego de formas ya instauradas en los cuadros hasta una prueba empírica de que los estilos son una tontería.
Básicamente, partió todo de una conversación con un amigo, hablando de los pintores que buscan su estilo en un "catálogo" imaginario, y tienen unas crisis atroces buscando un estilo original. Él me contaba el caso de un conocido que siempre le comentaba esas "neuras". Y mi amigo le dijo: "pues hombre, si no te gusta pintar hazte notario".

Me hizo mucha gracia. Aquello del catálogo era una idea que en los primeros tiempos, antes de empezar a ir a clases de dibujo, me asaltaba a veces ¿qué estilo elegir?.

Por otra parte quería desde hacía mucho, probar a hacer un cuadro en el que el sistema fuese parecido al de los cadáveres exquisitos: juntar varios soportes, dibujar algo y luego pintar los cuadros por separado.

Al final uní las dos ideas. Me apetecía mucho probar a imitar otros estilos para ver cómo me salían, como me quedaban, es decir "cómo pintaría yo si imitase a..."

Empecé por el que bautizo "a mi manera" como las sopas julianas. Y luego busqué libros con estilos diferentes e imágenes de Internet que yo adaptaba para mi cuadro. Me pareció especialmente divertido hacer la parte impresionista, porque me gustó mucho pintar la luz. El cuadro cubista me salió casi solo, y el de estilo daliniano fue muy pesado pintarlo, aunque me gustaba hacerlo. También la gocé con el cuadro expresionista, el "tipo Schiele", con Dufy... lo cierto es que me lo pasé muy bien. Era parte del reto hacer que cada rectángulo fuese un cuadro por sí mismo, sin unirlo al resto, y que luego armonizara con los demás.

En cuanto a los estilos, creo, como los antiguos, que no se trata de tener "un" estilo, sino de "tener estilo", es decir, elegancia, saber hacer.


Curiosamente, en un curso que Escola Aberta de Arte está dando en el CAMF (Centro de Apoyo a los Minusválidos Físicos) de Ferrol, llevamos la misma idea, y les dibujé en unas tablas algo para que cada uno hiciese su cuadro. El resultado ha sido estupendo, como puede verse en las fotos.

Envidias

En el post anterior decía que Carmen me da envidia cochina. No puedo negarlo. Como que también le tengo envidia a mi amigo Mariano por lo bien que escribe.

¿Pero tener envidia a supuestos artistas que me parecen poco talentosos? No, líbreme el Sagrado Monesvol. La envidia artística se le puede tener a los grandes, nunca a los que consideras meros aficionados con pretensiones o arribistas profesionales. ¿Que tienen éxito? Pues mejor para ellos.

Pero esta gente no lo entiende. A ellos el bien ajeno siempre les provoca sarpullidos. Porque en su forma de pensar el éxito no es el reconocimiento al trabajo, sino un privilegio otorgado a ellos en exclusiva y que tienen mucho cuidado en cuantificar, no vaya a ser que a otro le den más. Lo mismo que los niños a los que les reparten caramelos (con perdón de los niños). No entienden que los demás no les tengamos envidia de sus "privilegios", tan poca envidia que ni sabemos que existen.

Porque resulta que el éxito, el reconocimiento o como quieran llamarle, en realidad viene al demostrar la valía, por los conocimientos y el trabajo, no por regalía divina. Ha habido grandes artistas y han tenido mucho éxito: Leonardo, Miguel Ángel, Velázquez, Goya, Van Gogh, Cézanne, Picasso... Uno puede tener envidia (2ª acepción) de sus talentos, pero cómo se podría envidiar su éxito, si es merecidísimo. ¡Son gente que ha estudiado y trabajado muy duro! Sería estúpido tenerles envidia, porque para tener su éxito habría que trabajar igual de duro.

El éxito de un artista, cuando lo es, cuando es todo un profesional, no es algo envidiable. Proviene del estudio y el trabajo, y por ello está al alcance de todos. Lo repito: estudiar Bellas Artes puede hacerlo cualquiera, y pintar sin parar también. No tiene ningún misterio. ¿Que quieres ser como Picasso? Pues dedícale tu vida al arte, exprímete a tope, pinta horas y horas cada día, sin descanso, sin pararte ni a tomar café con tus amigos -que no tendrás muchos- y verás cómo lo consigues. ¿Qué? ¿Que no te apetece? ¿Que es muy duro? ¿Que tu cabecita no da para tanto? ¡Coño, pues déjalo, no es lo tuyo! Si quisieras, podrías llegar a lo mismo. No viene a cuento la envidia.

Me parece increíble que gentes que no se toman en serio su trabajo, que llegaron a donde están por su habilidad en el trepaje y hablan de artistas "de raza", como de perros con pedigrí, se atreva a insinuar que los que llevamos toda la vida dedicados a esto y hemos estudiado incluso una carrera, que llevamos trabajando tantos años porque esta profesión es nuestra vida y disfrutamos plenamente de ella, les tenemos envidia ¿de qué se supone que tenemos envidia, exactamente?

Al menos en el caso mío, en el caso de los artistas, profesionales, que yo conozco estamos más pendientes de cuándo podemos volver al taller que de si en la cena estaba o no el político de turno y de si habló con menganito y no con fulanito. Afortunadamente el arte es un mundo tan vasto que vivir dentro de él te impide tener tiempo para las cosas miserables de la vida. O para tratar a la gente miserable.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Un montón de cuadros

No es ningún secreto que soy el marido de Carmen Martín, una pintora ferrolana que me parece una cerda. Porque como se dice de los cerdos, de Carmen me gusta todo, hasta los andares. Además me parece una cerda porque le tengo envidia cochina. Pero que no se entere...

Pues bien. Desde hace unos días estrena dominio propio: www.carmenmartin.com. Aunque no tenemos mucho tiempo libre, poco a poco le voy preparando la web, y aunque todavía es bastante provisional -estamos trabajando en ellou- ya tiene una galería de cuadros con un montón de cuadros subidos.

Carmen siempre se queja de que no pinta lo suficiente, de que el tiempo no le llega. No le falta razón, porque tiene fuerzas suficientes para pintar todos los días durante varias horas. Pero este fin de semana estuve haciendo fotos de cuadros, por lo menos de los que estaban a la vista, en la Escola y en total subí... ¡172 cuadros!
Esta cantidad, en su mayoría pìntados en 2007, es sólo una parte de su abundante producción. En los sótanos de la Escola Aberta tenemos el local literalmente atestado de cuadros. Y sin contar las dos exposiciones que ahora tiene montadas, una en Santiago y otra en Ferrol, con bastante cantidad de obra. Y sin contar tampoco los que le han comprado, los que tiene desperdigados en casas donde aún no ha ido a buscarlos, los que regaló...

El caso es que sólo en este año -el primero que dedica exclusivamente a la pintura- ha pintado ya 80 cuadros de la serie Pintura en Acción, un montón -no contabilizado- de cuadros de pies (y los que hará hasta Octubre) otro montón de retratos de gente de Escola Aberta, otro montoncito de los cuadros de las exposiciones de los bares: "Casas con Pelo", "vistas de Ferrol desde las alturas", "Madre no hay más que una pero aquí tengo varias", "Toma castaña", "Peces", "Gatas"... más los cuadros del mar (más de una veintena), los de María embarazada de Manuela, algunos desnudos... en este año debe llevar más de doscientos cincuenta cuadros, la mayoría de tamaño mediano o grandes, y pintados al acrílico, con algunos óleos, acuarelas, técnica mixta...

Todo ello sin contar los encargos de importancia, como los murales, los cuadros de la iglesia de San Fernando, o las ilustraciones de cuentos, que se pueden ver también en su web.

En principio yo quería clasificar los cuadros y subirlos a páginas independientes dentro de su dominio, pero la cantidad ingente de trabajo que eso supone haría que se retrasase mucho su publicación. Así que simplemente agarré la cámara y saqué fotos de los cuadros que encontré a la vista. No obstante poco a poco iré ordenando y ampliando la galería, clasificando, datando, midiendo, y mejorando el diseño, que por ahora no me gusta mucho...

Os animo a visitar su página y ver su trabajo. Guste o no, lo que no se puede negar es el trabajo que está detrás de esta explosión creadora.

viernes, 21 de septiembre de 2007

¡Lérias Várias en la prensa!

Pues sí. Lérias Várias, este humilde blog, ha llegado al mundo real, ese que está al otro lado del cristal del monitor. Aparece hoy esto en el Diario de Ferrol. Gracias.

Por cierto, no te cortes, y vota. Y recuerda que está permitido comentar, y a mí me harías muy feliz, incluso aunque me pongas a parir.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Descartando la vanguardia

Nuestro amigo Mariano, Mariano Casas, pintor, que coincidió con nosotros en Pontevedra en los primeros tiempos de la Facultad de Bellas Artes, reinaugura su blog.

Si yo no fuese también artista y no tuviese este ego tan subido que nos caracteriza, Mariano sería mi ídolo. Pero por ser las cosas como son, simplemente le tengo mucha envidia. Hace cómics, pinta, rueda cortos, y lo peor de todo: escribe muy bien. Poca gente conozco con su capacidad de síntesis: lo que a mí me lleva dos páginas y no termino de explicar, el lo dice en dos líneas elegantes.

En su entrada ¿Qué ha pasado?, que os recomiendo leer, reflexiona sobre el lugar del artista en el panorama del arte actual con una perspectiva histórica, replanteándose la vanguardia.
Estaba pensando en el párrafo final:
"y aceptar que nos hemos metido en una camino sin salida, del que la única salida es dar marcha atrás?..."

Realmente, opino con Mariano que nos hemos metido en un camino sin salida, y que hay que dar marcha atrás, pero creo que la realidad es muy compleja y cuesta desenmarañar lo que ha ocurrido.

Pienso que el gran éxito de Picasso y en general de los vanguardistas, arrastraron por ese camino a muchos, entre los cuales había una cantidad importante de caraduras, arribistas y trepas de todas clases. Algo de esto se puede extraer del libro La Palabra Pintada de Tom Wolfe.

Los vanguardistas, al menos en un comienzo, fueron sinceros y creían de veras que la contaminación de las formas con lo exótico, lo onírico o lo primitivo podría renovar el arte europeo, lastrado por una tradición demasiado acartonada e influida por la literatura, estancado en sus formas, etc.

Pero resultó que la consagración definitiva de la subjetividad en la valoración del arte permitió que dejara de ser posible distinguir el grano de la paja, se abrió el camino al "todo vale". Si bien esto es de por sí grave, benefició a multitud de artistas a los que una mayor exigencia técnica les habría impedido abrirse camino, por lo que dentro de los grupos vanguardistas se toleró la relajación en la crítica. Cada mecenas, cada inversor de la época -muchos de ellos multimillonarios norteamericanos- se vio arropado por una pléyade de críticos de arte nunca antes conocidos, intelectuales de salón y artistas bohemios que certificaban el valor de la obra comprada.

Cuando se consagraron los vanguardistas de las primeras hornadas, como Picasso, Matisse, Dalí, etc... las generaciones posteriores en parte quisieron continuar su legado por pura admiración, pero también por interés. Se consagró la idea de que el arte era vanguardista o no era arte. Ya en época tan temprana como los años 30-40 algunos artistas optaron por continuar una carrera al margen de las vanguardias, como por ejemplo Balthus. En realidad incluso Picasso tuvo una etapa clásica, que coincide con la neoclásica de músicos como Stravinsky, y que suponía una "vuelta al orden", presente entre los años 20 y 40 en muchos artistas de la época.

Nace un movimiento artístico bastante despreciado, pero de gran influencia, el realismo socialista o social, con grandes artistas como Renato Guttuso, Ben Shahn... y que es muy cercano a la pintura de Balthus, el primer Freud... con paralelismos importantes en la ya mencionada reacción neoclásica de muchos músicos, en la poesía social, el neorealismo en cine, etc.

Este movimiento nace de la necesidad de hacer un arte moderno pero que la gente pueda entender: un arte cercano al pueblo sin dejar de tener calidad y recogiendo lo mejor de los avances vanguardistas -entendiendo como vanguardia incluso la revolución impresionista- pero sin atarse a un manifiesto teórico, sin renunciar al oficio.

No obstante, la guerra fría por una parte, y muy probablemente los intereses económicos del naciente mercado del arte vanguardista, que florecía en el país de los dólares, hicieron nacer la necesidad de perpetuar la vanguardia -a la que el nuevo realismo ya estaba dando carpetazo- y revitalizarla. Nace el expresionismo abstracto como invención de los críticos americanos, que buscan un movimiento de vanguardia nacional, y luego se apropian del pop inglés -muy cercano al realismo socialista, a la pintura de Freud, Hockney, Kitaj y con antecedentes en la pintura del grupo Kitchen Sink School... hasta llegar a la eclosión de movimientos artísticos neodadaístas de los años 60 norteamericanos (conceptualismo, minimal, land-art, body-art...).

De nuevo un enjambre de espabilados se acoplan al invento de la vanguardia, que en esta ocasión parte de EEUU y no de Francia, Italia... por todas partes aparecen réplicas de los movimientos americanos, como Fluxus en Europa, al que pertenece Beuys, Arte Povera en Italia, o en España los Millares, Tàpies, etc, que el Régimen franquista utiliza para lavarse la cara presentando una apariencia de modernidad.

No obstante, en muchos artistas cuaja la idea de un arte más accesible y de hecho muchos se forman artísticamente con seguidores del realismo social o el pop de origen inglés, tan cercanos estéticamente. En la tradición transmitida por esta hornada de pintores, está el recuerdo de la vanguardia, sobre todo por los dos movimientos que más han provocado revoluciones conceptuales y técnicas en pintura: impresionismo y expresionismo, con elementos sueltos de otros como surrealismo o cubismo.

Muchos de estos artistas de generaciones post-vanguardistas incluyen enseñanzas vanguardistas en su acervo artístico. Pero en lugar de seguir la moda del momento, la vanguardia oficial generada en EEUU, o alguna de las vanguardias históricas con un desfase de varias décadas, simplemente pintan a su estilo personal.

Son pintores que sólo tienen un éxito local, aunque notable, como Segura Torrella en Ferrol, que sin seguir ninguna vanguardia en concreto, pinta de una manera indudablemente moderna. Influencias de pintores muchas veces del expresionismo o el impresionismo -en el caso de Segura Torrella, influencia clara de Kokoschka- y que ejercen una gran influencia en su entorno.

Otros en cambio, siguiendo los dictados de la moda imperante, de los movimientos artificiales del arte oficial, consiguen gran éxito, sin importarles dar grandes saltos estilísticos de la noche a la mañana para pasar, como es el caso de Tàpies, de una pintura deudora del surrealismo al informalismo pleno, con el beneplácito de la sección cultural del gobierno franquista.

Siento que ha habido dos historias del arte paralelas en el siglo XX: la natural, consistente en:

impresionismo - modernismo - vanguardias históricas - realismo social - escuela de londres - neoexpresionismos/neorealismos actuales

y otra artificial, que es la que nos cuentan los libros:

postimpresionismo - vanguardias históricas - expresionismo abstracto - pop - vanguardias de los 60 - arte contemporáneo

Todo esto sin olvidar el extremo en la reacción antivanguardista, provocada en último término por la explosión conceptualista de los 60 hasta ahora, y que consiste en el rechazo de toda enseñanza vanguardista -incluida la revolución impresionista- que defiende el academicismo más absoluto: los neoacademicistas de artrenewal.org.

Últimamente también ha habido un enfrentamiento antivanguardista en Gran Bretaña, que quiere recuperar las enseñanzas de la escuela de Londres, el pop inglés y la pintura social: el movimiento stuckista, en auge.

No obstante, y pese a que hay ya muchos síntomas del agotamiento -nuevamente- del modelo vanguardista de arte, todavía se siguen aceptando su discurso y sus mitos, llegando a consagrar como genios a sus gurús en museos y fundaciones. Pero se impone no sólo una renovación, sino una revisión total de la importancia de la vanguardia. Yo creo que se debería separar el grano de la paja, y descartar la vanguardia como motor del arte del siglo XX en su segunda mitad. La vitalidad creadora, la mayor parte de producción y la mayor parte de la influencia estética y técnica no están, pese a los ríos de tinta que se han vertido, en la tendencia vanguardista, sino en la otra línea, más unida al público.

Cierto que desde la crítica pro-vanguardista se ha querido desprestigiar la tendencia contraria mezclándola con la pintura amateur o "dominguera", haciendo ver que son la misma cosa... pero nada más lejos de la realidad. Los pintores de mayor éxito hoy día no son vanguardistas: Hockney, Freud, Kitaj, Antonio López...

martes, 18 de septiembre de 2007

Ferreganchos

Hace unos días dije en este humilde blog que las esculturas de Rafael Nadales que tenemos en Ferrol me parecían ferreganchos*. Para los que no conocéis Ferrol os pondré en breve una pequeña galería fotográfica de estos engendros de acero que adornan nuestras calles y plazas.

Lo digo porque a mí no me gustan -en general- las esculturas que la ejecutiva de Juncal+Fernández se apresuró a instalar antes de las elecciones. Cierto es que las hay mejores y peores. Entre los escultores me parece que son dignas la obra del ceramista Pérez Porto, a pesar de las mutilaciones vandálicas que ha sufrido, y la del pintor Luis Rapela, que tengo el gusto de contar entre mis amigos.

No me gustaron mucho las de Gascón, aunque con el tiempo les voy cogiendo cariño, sobre todo por que él es un hombre sonriente y encantador, auténtico genio del chocolate. Pero las que no soy capaz de mirar más de dos minutos sin descomponerme el ánimo son las de Rafael Nadales.

Hoy Carlos Barcón -que en este blog parece haber encontrado un filón- vuelve a citarme nuevamente -aunque sin mencionarme, quizá por aquello de se dice el pecado pero no el pecador- en su columna del Diario de Ferrol en los siguientes términos:

De mi apreciado amigo Felín Nadales, a estas alturas de la vida, pues lo conozco desde chaval, solamente tendré que decir que es una sólida realidad. Es un escultor nato. Pero un escultor a quien podemos -me decía hace días también un amigo mío- hacerle tanto daño si nos sobrepasamos como si nos sobrequedamos. Con él hay que medir las palabras. El elogio desmedido es tanto más dañino cuanto antes y más se prodiga. La crítica implacable es demoledora y esterilizante. Y digo esto, porque hace muy pocos días leía las desafortunadas críticas de un licenciado en Bellas Artes, pintor, ferrolano: "La obra cultural del anterior ayuntamiento todavía está en pie. Una decena y algo más de esculturas -por llamarles algo- que son todo un homenaje a la improvisación, la mediocridad y la fealdad más absoluta. Un buen ejercicio de irresponsabilidad política, pues estos engendros de hierro -ferreganchos, decimos aquí- "adornarán" la ciudad a saber durante cuántos años?" A mí no me duele prendas proclamar públicamente que Felín Nadales es un escultor ferrolano de raza. Desde muy joven, -repito, lo he conocido y seguido- está absorbido por la escultura, que es toda su vida. Es un escultor con tanto porvenir como él se marque. Un escultor que tiene dedos en los ojos y ojos en los dedos. Puedo afirmarlo porque lo he visto mirar y lo he visto modelar, con todas las técnicas escultóricas posibles, porque sabe, ya desde hace mucho, que un escultor tiene que dominar todas las suertes. Y él se merece, y de hecho está en esa línea, esa suerte, por trabajador infatigable, dinámico, abierto y comunicativo. Su escultura es hoy por hoy heterogénea, practicando incluso la pintura. Diversos estilos se entrecruzan, como es lógico en el artista que a sí mismo se busca en cada obra.

Me entero ahora, y le deseo lo mejor, de sus próximas e inmediatas exposiciones: en la galería de arte Judite, en la 7ª Avenida de la ciudad de Nueva York, en Córdoba, invitado por la Asociación Cultural Aires de Córdoba, en la galería 0+0 de Valencia, en la Taiwán-Center, en China, o en Sanghai/Tokio?


Gusten o no las esculturas de Nadales, el derecho de todos sobre el arte es al menos el de opinar. A mí no me importa que unos aprecien mis cuadros y otros se horroricen con ellos. Es lo que uno espera. Cualquier artista sabe que está expuesto a la opinión pública. Y más si su obra se expone en una plaza pública.

Se cuenta la anécdota del pintor Apeles, que siempre exponía sus últimos cuadros en la plaza, donde se quedaba a escuchar, a veces hasta escondido, las opiniones de los viandantes.

Con cuánta más razón no tendrá un prestigioso escultor, si en verdad lo es, que encajar alguna que otra crítica descarnada cuando su obra se expone en las plazas públicas y la hemos pagado los ciudadanos con nuestros impuestos. Es lo mínimo.

No creo que mi crítica sea desafortunada. ¿Feroz? Puede. Pero las cosas hay que leerlas en su contexto. Mi escrito estaba en un blog personal sobre opinión artística desaforada, cuyo título es Lérias Várias (http://anxova.blogspot.com) no por casualidad. Poca gente la había leído. Sólo ahora, gracias a la columna de Carlos Barcón ha podido llegar a todo Ferrol. Como todo el mundo sabe, lo que se dice en privado no se dice igual en público.

Pero no me arrepiento. Creo que en cuestión de gustos no hay nada escrito, y tengo todo el derecho a opinar sobre arte con sinceridad, sin paños calientes. ¿Por qué habría de criticar a Beuys, a Warhol, a Parramón, y quedarme corto con Nadales?

Por otra parte, se sorprendería nuestro panegirista si supiese la gran cantidad de ferrolanos que aborrecen las esculturas del famoso plan de embellecimiento, especialmente las de Nadales.

Y eso sin tener en cuenta que yo critico la obra concreta de un artista, pero Barcón me critica por criticarla. Dice que mi opinión es "desafortunada", pero se atreve, pocos días antes a poner en entredicho la carrera de Bellas Artes -que él no ha cursado, y por tanto no conoce- diciendo "que fabrica, en el mejor de los casos, sólo enseñantes".

Sin contar con que yo pongo mi crítica en un blog personal sobre arte, medio minoritario y especializado... pero él nada menos que lanza sus cuchillos sobre mí desde la columna diaria que posee en el Diario de Ferrol.

Es una lástima haber logrado un enemigo en Carlos Barcón, pero no puedo negar que me resulta entretenido, y supongo que a él también. Es el nuestro un duelo dialéctico por escrito, como el de Góngora y Quevedo -aunque yo pongo su nombre y él ni me mienta- pero en la era de Internet y en provincias. No descarto responderle en la siguiente ocasión con un soneto...


NOTA: os he puesto una encuesta aquí al lado.

*Ferregancho: trozo de hierro o metal inservible.

viernes, 14 de septiembre de 2007

En defensa de Bellas Artes

No sin cierto estupor leo en el Diario de Ferrol de hoy, en la columna de Carlos Barcón, vocero de la SAF (Sociedad Artística Ferrolana) el siguiente fragmento, que al parecer se refiere a este humilde servidor que cada mes os aturde con su prosa densa y pesada:

(...) siguen, como ayer mismo les decía en línea de exposiciones diferentes artistas plásticos, como es el caso del ex jugador del Racing Lis, estos días en la sala del Casino Ferrolano, y que aunque no es licenciado en Bellas Artes, donde como bien se sabe no se adquiere el talento, aunque algunos presuman de ello, y que fabrica, en el mejor de los casos, sólo enseñantes, y por otro lado, el arte se lleva en el corazón, no en una hoja o certificado/título de estudios?en nuestro caso ferrolano, habría que potenciar o volver a la carga de creación de la recordada Escuela de Artes y Oficios, donde se enseña por lo menos el oficio, algo muy importante para un pintor (...)
La referencia a mí, aunque no es evidente, es clara, como se explica en el resultado de esta polémica, que yo creía de buena fe zanjada.

Pero no vengo aquí a responder a esta provocación, sino simplemente para reflexionar sobre esta opinión, por desgracia muy extendida entre las gentes aficionadas al arte o entre las que tienen escasa formación cultural.

Evidentemente nadie con dos dedos de frente puede opinar que para ser artista haga falta estudiar una carrera. Ha habido grandes artistas que por supuesto no fueron licenciados en Bellas Artes. Yo mismo aprendí los secretos del dibujo de un gran artista, Ricardo Segura Torrella, que no se licenció en la universidad.

Pero también hace falta ser muy cortito para pensar que un artista sale de la nada, o de leer libros de pintura paso a paso, como los de mi querido Parramón.

Para aprender a pintar hacen falta dos cosas (como para aprender cualquier otro oficio):
  1. Estudiar mucho, y
  2. Trabajar duro
Que yo sepa no existe ningún artista totalmente autodidacta. Giotto no sólo dibujó cabras siendo pastor... muy joven entró en el equivalente a una facultad de Bellas Artes en su época y en su ciudad: el taller más prestigioso de Florencia: el del maestro Cimabue.

En siglos posteriores, mientras duró el modelo de enseñanza del Taller, tenemos a algunos -quizá no muy talentosos, claro- como Leonardo da Vinci, discípulo de Verrocchio, o Velázquez, que se aplicó bien como aprendiz con Pacheco...

No obstante ya en época tan temprana como en 1562, se funda la primera Academia de Dibujo en Florencia, que tuvo precedentes ilustres como el Jardín de los Medici, en el que estudió el mismísimo Miguel Ángel al dejar la Bottega de Ghirlandaio.

Las academias, muchas veces con apoyo de la Corona de cada país, surgen como modernización de un modelo gremial ya superado por los artistas. Su importancia en el desarrollo de la pintura, en el cambio de consideración del artista como intelectual y no sólo artesano, es crucial. Incluso cuando los artistas no se formaban en ellas, sino todavía según el modelo medieval maestro-discípulo, eran la referencia tanto por los métodos utilizados como por el prestigio que tenían. No es casualidad que para estudiar la historia del arte europeo se hable de escuelas (escuela veneciana, escuela francesa...) más propiamente que de períodos.

Las actuales Facultades de Bellas Artes son herederas de aquellas academias, y suponen simplemente la opción educativa existente hoy día para el artista que quiere ser profesional. Las escuelas de Artes y Oficios, como la que en Ferrol se añora, no son ya un lugar para formar futuros pintores ni dibujantes. Un simple vistazo a la página web de la Escola de Artes Pablo Picasso de A Coruña permite comprobar que las actuales escuelas de Artes y Oficios son en realidad escuelas de artes aplicadas según la terminología anterior a la Guerra Civil. En una escuela de Artes y Oficios se forman escultores industriales, especialistas en moldeado y resinas, o ilustradores, o fotógrafos, publicistas -aunque ya existe una titulación específica-, tallistas, diseñadores de joyas... pero si alguien sale pintor o escultor es por sus propias inquietudes, no porque se le prepare para ello directamente.

Criticar la enseñanza universitaria de las Bellas Artes o su procedencia es lícito, desde luego, pero hoy por hoy esta titulación es la única que capacita profesionalmente para la enseñanza artística reglada y los diferentes aspectos de la práctica del arte.

Creo que es enormemente torpe -e injusto- decir que Bellas Artes "fabrica, en el mejor de los casos, sólo enseñantes" (sic). El número de pintores de renombre que son licenciados en Bellas Artes es cada vez mayor. Baste recordar que el pintor español de mayor fama y cotización en la actualidad, Antonio López García, es licenciado y profesor de Bellas Artes. Las asignaturas de Bellas Artes, pese a lo que popularmente se cree, no están orientadas a la enseñanza, ni mucho menos. Existe una asignatura -no en todas las Facultades- llamada pedagogía de la plástica, pero un licenciado cursa entre otras disciplinas dibujo, pintura, sistemas de representación, escultura, historia del arte, anatomía, procedimientos pictóricos, psicología de las artes visuales, estética, grabado, ilustración, geometría descriptiva... por no hablar de las especialidades, que por ejemplo en Barcelona son:
Dibujo, Pintura, Escultura, Audiovisuales, Diseño Gráfico, Restauración... ni rastro de Especialidad de Enseñantes.

En general, creo que es difícil en estos tiempos encontrar buenos profesionales en cualquier ramo. No abundan los buenos fontaneros o médicos, ni pese a lo que algunos creen, los buenos pintores. La única manera de llegar al máximo nivel de excelencia es exigirse mucho a uno mismo. Como decía al principio:
  1. Estudiar mucho, y
  2. Trabajar duro
Y precisamente de eso se trata. Me fío más del que diciendo ser pintor ha destinado unos años de su juventud a cursar los estudios más elevados que existen en su campo (o sea, Bellas Artes), lidiando con horas de modelo, talleres, proyectos, profesores, compañeros, etcétera... y hoy día que vive exclusivamente de su dedicación al arte, sea enseñando, sea vendiendo cuadros, haciendo encargos... que tiene una obra copiosa y se le ve pintar en la calle, que de alguien cuyo único mérito artístico es haber sido alumno de un pintor conocido o que al jubilarse -y sólo entonces- dedica los fines de semana a copiar fotos con óleo...

Yo he tenido muchos alumnos de pintura, pero entre ellos pocos se han decidido a consagrar su vida al arte. Es curioso: aunque a algunos les parezca extraño, los únicos de mis alumnos que han expresado claramente desde el principio una vocación y están hoy desarrollándola, han sido exclusivamente los que tuvieron en su momento el empeño firme de irse de Ferrol para estudiar la licenciatura de Bellas Artes o estudios equivalentes en el extranjero.

En resumen: aquellos que se han tomado tan en serio su profesión que han decidido
  1. Estudiar mucho, y
  2. Trabajar duro

jueves, 13 de septiembre de 2007

No hay arte sin pasión

Hace poco -tres meses casi- escribí una entrada sobre la exposición de Caixa Galicia titulada "Non hai arte sen obsesión". En el título de la exposición había algo que no me encajaba. Hoy, una alumna de pintura, Bea, hizo una reflexión que al fin me hizo ver lo que me molestaba.

Aunque el título es sugerente, y parece hasta poético, "Non hai arte sen obsesión" encierra una palabra que alude a lo enfermizo.

Según el diccionario de la RAE -qué gran acierto el de Firefox al incluirlo en su configuración por defecto-, obsesión es:

obsesión.

(Del lat. obsessĭo, -ōnis, asedio).

1. f. Perturbación anímica producida por una idea fija.

2. f. Idea que con tenaz persistencia asalta la mente.


La idea de perturbación permanece asociada a esa palabra. Francamente, no creo que todos los artistas sintamos perturbación anímica producida por una idea fija. Ni siquiera pienso que haya una idea que con tenaz persistencia asalta la mente. Puede quedar muy bien decirlo, pero como motor del arte me parece que la obsesión es pobre y poco productiva. La obsesión no implica un grado de exigencia mínimo.

En el caso de pasión, esta es la definición que aporta la RAE:

pasión.

(Del lat. passĭo, -ōnis, y este calco del gr. πáάθος).

1. f. Acción de padecer.

2. f. por antonom. pasión de Jesucristo.

ORTOGR. Escr. con may. inicial.

3. f. Lo contrario a la acción.

4. f. Estado pasivo en el sujeto.

5. f. Perturbación o afecto desordenado del ánimo.

6. f. Inclinación o preferencia muy vivas de alguien a otra persona.

7. f. Apetito o afición vehemente a algo.

8. f. Sermón sobre los tormentos y muerte de Jesucristo, que se predica el Jueves y Viernes Santo.

9. f. Parte de cada uno de los cuatro Evangelios, que describe la Pasión de Cristo.



En realidad, a "No hay arte sin pasión" no le podemos aplicar las acepciones 2, 3, 4, 6, 8 ó 9, porque no proceden. Las acepciones 1 y 5 son aplicables pero sólo en determinados casos, con artistas atormentados o en pleno éxtasis creativo. La 7 es la más adecuada: Apetito o afición vehemente a algo.

Cuando utilizamos la frase No hay arte sin pasión estamos sustituyendo pasión por apasionamiento. La pasión que siento es igual a decir: el apasionamiento que siento.

En el diccionario de la RAE, apasionamiento es la acción o efecto de apasionar o apasionarse. Apasionar, según el DRAE es:

apasionar.

1. tr. Causar, excitar alguna pasión. U. m. c. prnl.

2. tr. Atormentar, afligir.

3. prnl. Aficionarse con exceso a alguien o algo.


Y esto es en realidad lo que impulsa la creación a sus más grandes logros: artistas apasionados, bien por una persona, por un lugar, una forma, un movimiento artístico, una técnica... lo que se prefiera. Pero sin ese grado de pasión, de Apetito o afición vehemente a algo, incluso sin ese grado de Perturbación o afecto desordenado del ánimo, no existiría el arte. Un buen artista consagra su vida a su profesión, y se lanza a una aventura en la que el final no está claro, sólo porque la pasión le arrastra hacia aguas profundas.

No se trata de la obsesión, de la repetición enfermiza de una idea sin poder pensar. Un artista de verdad es todo menos un zombi. Yo al menos no me siento así. La pasión ciega, pero pone el cerebro en movimiento, y hace investigar nuevas soluciones. La obsesión es no poderse quitar una idea de la cabeza, acaba siendo un runrun monótono y nada estimulante.

Cierto es que la pasión hace que uno se centre mucho en algo, al igual que la obsesión. En cierto modo la pasión obsesiona y la obsesión apasiona, pero la diferencia es enorme: la pasión, cuando es el centro de tu vida te hace mejorar y llegar muy alto. La obsesión, si se convierte en el centro de tu vida, es el momento de buscar un buen psiquiatra.

martes, 11 de septiembre de 2007

La mala educación (artística)

En las clases de dibujo y pintura que damos en Escola Aberta de Arte, encontramos todo tipo de gente, como es lógico. Tenemos alumnos que son simplemente aficionados, otros que quieren ver de qué va la cosa, y otros que se están preparando para estudiar una carrera y buscan en nosotros la mejor formación posible, lo cual nos enorgullece.

Aunque evidentemente el nivel de exigencia que aplicamos no es el mismo para un futuro licenciado en Bellas Artes que para los que vienen a pasar el rato, siempre intentamos dar una formación técnica y artística adecuada a cada tipo de alumno y a cada nivel. Creo que en eso consiste ser profesionales en la enseñanza.

Nunca le dimos demasiada importancia a lo que hacen quienes se dedican a enseñar pintura, que en Ferrol son casi todos los que tienen un pincel en casa. Nosotros ofrecemos un servicio y ellos otro, y cada uno es libre de elegir dónde aprende. Somos muchos y hay alumnos para todos.

Pero realmente, la experiencia acumulada en los ocho años de historia de Escola Aberta, hace que uno se replantee cosas.

En las bellas artes creo que es fundamental la educación. La buena educación. Es increíble la facilidad de los alumnos para creer todo lo que el profesor dice, y el poco sentido crítico que tienen.

Cuando un alumno de arte se está formando, una enseñanza incorrecta puede hacer mucho más daño que el rechazo continuo en el entorno del artista en ciernes.

Por una parte está la vieja escuela, la digamos parramonesca, que extrae su sabiduría de los fascículos de pintura que salen en Septiembre. Esta escuela entiende que un cuadro es una foto pasada al óleo. Harán que el alumno repita hasta la náusea los trazos del profesor, repitiendo uno tras otro por el mismo sitio, y deformarán su percepción en múltiples aspectos:
  1. La realidad es una superficie plana, brillante y flexible contenida en un tamaño de 10,2x15 cm.
  2. El óleo es lo único que existe y su disolvente se llama esencia de trementina. Los acabados se hacen embadurnando bien con aceite de linaza.
  3. Los temas válidos son los paisajes con casita, las marinas con barca y los retratos de gente conocida.
  4. Los colores -de la marca x por supuesto- son los primarios: bermellón, azul prusia y amarillo limón. Además está permitido usar otros, los de la lista del profe.
  5. Nada es tan malo que no se pueda exponer, porque precisamente para eso está el profesor, para terminar los cuadros y darles ese toque tan personal.
  6. Si sales una vez en el periódico local, ya eres artista y puedes independizarte. El camino del arte sólo es tortuoso para los bohemios.
Seguro que hay más cosas, pero no acierto a recordarlas todas.

Pero en frente hay otra escuela, la moderna, arribista, beuysta, atajista o como quiera llamársele. Estos son los reyes del pelotazo. La pintura es simple cuestión de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado y tener amigos en donde se debe.

Esta escuela, tan cochambrosamente perniciosa como la parramonesca, la hemos sufrido en propias carnes en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra cuando estudiábamos allí. Cierto que no con todos los profesores, pero sí con algunos. En nuestro caso ya teníamos una formación artística y técnica bastante sólida y sobre todo -al menos en el caso nuestro- unas ideas suficientemente claras sobre el mundillo del arte.

Pero por desgracia todo evoluciona, todo cambia, y las hornadas de licenciados beuysizados ya están impartiendo clase en institutos. Así que las ideas del atajo, lo facilón, el truquito y la complacencia ya contaminan a nuestros adolescentes, provocándoles unas deformaciones mentales en cuestiones artísticas que verdaderamente asustan. Creo que cuando el daño está hecho poco se puede arreglar. Es lo que pasa cuando se conoce el reverso tenebroso, el lado oscuro... del arte. Más sencillo, más rápido... pero no más poderoso.

Al igual que en La guerra de las galaxias la adulación, la autocomplacencia, el ensoberbecimiento del aprendiz pueden inclinar su carrera hacia el lado oscuro. El que se deja tentar por él ya difícilmente podrá volver al lado luminoso. Porque no querrá. Es más cómodo, hay que trabajar menos.

Evidentemente, los que sigan la senda hacia el reverso tenebroso se perderán todo lo que hace al arte especial: la superación de uno mismo, el orgullo de crear, de dominar el medio, el diálogo con tus propios límites... pero estos aprendices del sith (o era shit?) nunca han conocido eso, así que si no saben lo que se pierden, si ni siquiera lo intuyen, ¿para qué van a querer volver al lado luminoso? Quizá simplemente no estaban destinados a ser artistas, sólo jornaleros del arte, que buscan ganar dinero y nada más.

En el lado oscuro, verbigracia escuela moderna de la enseñanza artística, estas son algunas normas:
  1. Pintar es fácil. Todos somos artistas.
  2. La técnica es una paparrucha. Se aprende en dos días, y no sirve para nada más que para impresionar a las viejecitas.
  3. Lo importante es llamar la atención. Hay trucos -efectos- para conseguir que los dibujos parezcan hechos por un artista consagrado: copia todos los que puedas.
  4. ¿Para qué mirar al modelo?
  5. Nada es tan malo que no se pueda exponer, porque precisamente para eso está el comisario o el crítico, para hablar de los cuadros y dar ese toque tan personal tuyo propio a tu propia exposición.
  6. Si hablan de ti en un catálogo y te dan alguna beca ya eres un genio. El camino del arte sólo es tortuoso para los bohemios.
Seguro que hay más cosas, también en este caso, pero tampoco acierto a recordarlas todas.

Es triste, porque en ambos casos conceptúan el arte desde unos puntos de vista erróneos para un futuro artista. Ni el arte puede basarse en tópicos trasnochados ni en tópicos recientes.

El arte es ante todo una profesión. Somos personas que debemos formarnos rigurosamente en una disciplina técnica e intelectual a partes iguales. La práctica, el oficio, es fundamental, pero de nada vale sin un intenso trabajo de investigación, sin una mente inquieta y curiosa que quiera abarcarlo todo. El artista en ciernes debe prepararse técnica, intelectual y psicológicamente.

El arte proporciona al artista una descarga de tensiones psicológicas y un placer intelectual, pero para obtener esto es imprescindible que recorra cierto camino -con partes bastante penosas- que le permitirá dominar la conexión ojo-cerebro y cerebro-mano. Habilidades básicas, bastante estudiadas científicamente. La investigación en ámbitos como la percepción es imprescindible para el artista, pero por ahora -que yo sepa- debe lograrse de manera práctica, a base de gastar papel y lienzo, no leyendo libros; aunque nunca están de más.

El propio aprendizaje de una disciplina tan bella y gratificante como es el dibujo, incluye no pocas decepciones, búsquedas infructuosas y momentos de tristeza. El dibujo tiene la dudosa cualidad de ser ingrato, porque es difícil ser consciente al 100% de lo aprendido. Uno tiene la vaga idea de que con el aprendizaje ha mejorado en determinados aspectos, pero sólo la confrontación de dibujos antiguos con otros nuevos permite apreciar el progreso.

En general podemos decir que el arte es una profesión tan intensa, tan profunda, que sólo da sus mejores frutos cuando el profesional consagra por entero su vida a ella.

El aprendizaje de la pintura -como el de las artes en general- es continuo, no cesa nunca; la altura a la que uno va llegando precisamente permite ver más claramente cuán amplio es el paisaje, y cuánto nos queda todavía por recorrer.

Y curiosamente, el placer de crear, que cada vez es más intenso, más completo, va acompañado de la sensación, también cada vez más intensa, de que apenas hemos hecho nada.

Da pena que por una mala educación artística los futuros creadores se pierdan lo que la profesión tiene de gratificante, de estimulante para la mente. Bien porque los convencen de que el arte es algo aburrido y mecánico, bien porque los convencen de que el arte es sólo una forma de relacionarse socialmente.

Puede que ambos enfoques tengan algo de cierto. En las decenas de cuadros de nenúfares de Monet hay repetición y mecánica, aunque no aburrimiento. Por otra parte, el artista se sirve de las relaciones sociales, sin las cuales nadie llegaría a vender un solo cuadro.

Pero lo que da sentido a todo esto es más profundo, más intenso, sobre todo es algo global, que todo lo inunda: en el caso de Monet, su mente de artista, obsesiva por naturaleza, busca obstinadamente algo e intenta resolverlo repitiendo el tema y el formato...
Con respecto a las relaciones sociales, no se trata tanto de que el artista sea un trepas que escala posiciones en cenas y fiestas, como de que toda la relación que tiene con la sociedad es a través del arte, siempre con su obra como telón de fondo. Un artista que no se haya ido hacia el reverso tenebroso estará más a gusto en el taller, pintando, que aguantando la cháchara de muchos desconocidos. Por supuesto que a nadie le amarga el dulce, pero si tu trabajo es placentero, gratificante -y encima te pagan por hacerlo- ¿para qué quieres estar dos horas de pie sonriendo como un imbécil en un cóctel?

En fin. Que para aprender hay que trabajar. No existen atajos. Convencer a los alumnos de esto es la tarea principal del profesor de arte. Y su responsabilidad.