
Hay quien ha querido ver -sobre todo en la prensa especializada extranjera y especialmente en los debates televisivos del planeta vecino- una imitación de la iniciativa de los pies de mi mujer, Carmen Martín. Nada más lejos: si yo fuese mi mujer, tendría hechas ya doce exposiciones desde que apalabré la exposición hace un año.
En resumen: empieza la temporada de culos. Se aceptan donaciones (posatrices de culo, quiero decir, pero si queréis donarme dinero, encantado de la vida, que conste).
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