Hoy fui a Santiago para hacer una entrevista, junto con Mariano Casas, para el diario "El País". La entrevista estuvo bien, la hicimos en el Derby, una cafetería vieja, con ese sabor de lo que lleva toda la vida siendo igual.
Santiago me pareció hoy una gran capital. No porque lo sea, que cada vez lo está siendo más, sino por la actividad bulliciosa -al menos en comparación con Ferrol- y hasta por la inseguridad. Santiago está convirtiéndose en otra ciudad, que es por derecho propio el centro de la vida gallega. Bien, me pareció bien.
Pero antes de ir a mi cita en el "Derby", pasé cruzando entera la zona vieja. Qué gusto da adentrarse en esas calles estrechas, en las que mires donde mires siempre hay algo bello, una ventana, un detalle en el suelo, un cartel, una torre de alguna de las muchas iglesias, una portada renacentista, un claustro barroco... Pasé por dentro de la Catedral. Crucé desde Azabachería hasta Platerías, pasando por la girola, y entrando antes en la Corticela, que estaba abierta. Se siente uno en paz, renovado. Las fachadas que se ven desde Platerías, al salir bajo los tímpanos románicos, pegan un golpetazo tan brusco de belleza inabarcable que casi aturde.
Después de estar entre estas calles y edificios, donde hasta el Banco de España desentona por feo, pese a ser una construcción notable, se hace difícil volver a las zonas nuevas, los muros de cemento y las uralitas.
Hace tan sólo 100 años, el paseo por una ciudad cualquiera estaba jalonado de belleza: la belleza humana (esa no la hemos perdido del todo, pese a las modas absurdas que castigan los atributos normales de hombres y mujeres), pero también la belleza de las ropas, de los edificios, los colores de las paredes, los empedrados, los rótulos, los vehículos... Todo eso, que hoy tiende siempre a lo cutre, a lo feo, en tiempos no tan lejanos se cuidaba, buscando armonía formal. Como se suele decir, se hacían las cosas "con cariño", "con mimo".
Por eso, tras estas visitas a lugares bellos, a exposiciones con grandes obras de arte, a lugares naturales... y regresar a la normalidad fea, ramplona, del día a día, me pregunto por qué
en nuestra época, con todos los avances que tenemos, no somos ya
capaces de igualar la belleza de las cosas antiguas. ¿Tan difícil es, con máquinas que tallan la piedra como si fuese manteca, con pinturas que soportan a la intemperie, colores brillantes inimaginables en el pasado... tan difícil es, digo, crear belleza? Y no sólo no creamos belleza, sino que la poca que queda, natural o creada por los seres humanos, la destruimos indolentemente, como todo lo demás, sin siquiera decir "¡eh!". Me parece que
demostramos ser abandonados, cobardes, pusilánimes, inútiles, vagos. Qué vergüenza tendríamos que estar sintiendo: gente con una educación muy básica al lado de la nuestra, con herramientas que hoy resultan ridículas, hicieron cosas más valiosas y sutiles que todo lo que hoy podemos ver paseando por la calle. Los artistas, los que de verdad lo seamos, deberíamos dejarnos de macanas, de tanto discursito y tanta innovación que ya no sorprende ni a los monos del Zoo, y ponernos a crear belleza, a intentar hacer del mundo un lugar habitable al menos en lo que nos toca. ¡Hay que recuperar casi un siglo de abandono, de descuido!
Cuánta razón tenía Hundertwasser, hace ya cuarenta años.
Santiago me pareció hoy una gran capital. No porque lo sea, que cada vez lo está siendo más, sino por la actividad bulliciosa -al menos en comparación con Ferrol- y hasta por la inseguridad. Santiago está convirtiéndose en otra ciudad, que es por derecho propio el centro de la vida gallega. Bien, me pareció bien.
Pero antes de ir a mi cita en el "Derby", pasé cruzando entera la zona vieja. Qué gusto da adentrarse en esas calles estrechas, en las que mires donde mires siempre hay algo bello, una ventana, un detalle en el suelo, un cartel, una torre de alguna de las muchas iglesias, una portada renacentista, un claustro barroco... Pasé por dentro de la Catedral. Crucé desde Azabachería hasta Platerías, pasando por la girola, y entrando antes en la Corticela, que estaba abierta. Se siente uno en paz, renovado. Las fachadas que se ven desde Platerías, al salir bajo los tímpanos románicos, pegan un golpetazo tan brusco de belleza inabarcable que casi aturde.
Después de estar entre estas calles y edificios, donde hasta el Banco de España desentona por feo, pese a ser una construcción notable, se hace difícil volver a las zonas nuevas, los muros de cemento y las uralitas.
Hace tan sólo 100 años, el paseo por una ciudad cualquiera estaba jalonado de belleza: la belleza humana (esa no la hemos perdido del todo, pese a las modas absurdas que castigan los atributos normales de hombres y mujeres), pero también la belleza de las ropas, de los edificios, los colores de las paredes, los empedrados, los rótulos, los vehículos... Todo eso, que hoy tiende siempre a lo cutre, a lo feo, en tiempos no tan lejanos se cuidaba, buscando armonía formal. Como se suele decir, se hacían las cosas "con cariño", "con mimo".
Por eso, tras estas visitas a lugares bellos, a exposiciones con grandes obras de arte, a lugares naturales... y regresar a la normalidad fea, ramplona, del día a día, me pregunto por qué
en nuestra época, con todos los avances que tenemos, no somos ya
capaces de igualar la belleza de las cosas antiguas. ¿Tan difícil es, con máquinas que tallan la piedra como si fuese manteca, con pinturas que soportan a la intemperie, colores brillantes inimaginables en el pasado... tan difícil es, digo, crear belleza? Y no sólo no creamos belleza, sino que la poca que queda, natural o creada por los seres humanos, la destruimos indolentemente, como todo lo demás, sin siquiera decir "¡eh!". Me parece que
demostramos ser abandonados, cobardes, pusilánimes, inútiles, vagos. Qué vergüenza tendríamos que estar sintiendo: gente con una educación muy básica al lado de la nuestra, con herramientas que hoy resultan ridículas, hicieron cosas más valiosas y sutiles que todo lo que hoy podemos ver paseando por la calle. Los artistas, los que de verdad lo seamos, deberíamos dejarnos de macanas, de tanto discursito y tanta innovación que ya no sorprende ni a los monos del Zoo, y ponernos a crear belleza, a intentar hacer del mundo un lugar habitable al menos en lo que nos toca. ¡Hay que recuperar casi un siglo de abandono, de descuido!
Cuánta razón tenía Hundertwasser, hace ya cuarenta años.
9 comentarios:
Igual te parece mal lo que voy a decir, pero lo digo de todos modos.
No te parece que tanto discurso de la nostalgia, del tipo "todo tiempo pasado fue mejor", empieza a resultar ya un poco excesivo.
Yo voy a menudo a Santiado. Adoro pasear por la zona vieja, y cuando tengo que volver a la zona nueva para coger el coche, no miro para los lados, para no estropear la maravillosa sensación de las horas pasadas en la zona vieja. Pero aún así no me parece que la solución sea volver a hacer con los medios técnicos que tenemos hoy en día, edificios barrocos, o altares recargados de formas (que adoro por cierto). Sinceramente creo que parte del encanto que tienen esas formas va asociada a la idea de que para hacerlas tuvieron que pasar muchas penurias técnicas. Hacerlo con máquinas impersonales no sería lo mismo.
No creo que el ser humano produzca menos belleza hoy en día que hace 500 años. Simplemente entre todos, tanto los agentes activos como los pasivos hemos redefinido lo que consideramos belleza. Belleza relacionada con el esfuerzo que supone lograrla, los materiales con los que la producimos, las formas que adopta, etc. El problema mayor radica en nuestra capacidad de adaptación a los nuevos conceptos. Nuestro cerebro es vago por naturaleza, entre dos opciones siempre preferirá la que más le suene si requiere menos energía y aunque la otra sea mejor pero requiriendo mas esfuerzo. Por eso por otra parte puede existir la pintura y el dibujo (esto está demostrado por las Teorias de la Gestald, ya sabes el Sr. Arnheim que tanto te gusta :) ). Por eso la mayoría de las personas cuando les dices "Sí, yo pinto y dibujo" te contestan "Yo adoooooro la pintura, me encantan los impresionistas" pq aq se confiesan "adoradores" de la pintura no han hecho el menor esfuerzo por conocer otras corrientes, ni siquiera las más figurativas :)
En lo que sí podría estar de acuerdo contigo es al conservación de lo ya hecho. En eso sí pecamos de abandono o de mala fe en algunos casos.
Saludos.
No me has entendido o no me he explicado bien: yo ni digo que "cualquier tiempo pasado fue mejor", ni tampoco que haya que hacer edificios barrocos con medios modernos.
¡Qué mal nos entendemos!
Respecto a esta teoría de Arnheim, cuando dice ufano que con el tiempo la gente sabrá ver los cuadros abstractos geométricos con el mismo agrado que los impresionistas, no estoy en absoluto de acuerdo. Pero nada de acuerdo: se ha demostrado que no, que las cosas FEAS son feas, y aquí incluyo desde muchas pinturas de Picasso hasta todo lo de Eugenio Granell, por ejemplo. Son feos de cojones. Y no hay "educación" que lo arregle, excepto si llamas educación artística al lavado de cerebro, en plan "lo feo es bonito, lo bonito es feo".
No estoy nada de acuerdo con la teoría de que el sentido estético ha cambiado. Si investigas las pinturas de la época de Rubens, casi todos los artistas -incluso el propio Rubens- retratan como hermosas al mismo tipo de mujeres que hoy resultan atractivas. El canon de la época de Rubens, en la época griega, en la nuestra, en hombres y mujeres, siempre es el mismo, aunque la moda diga otra cosa. La escualidez extrema, o la gordura extrema, no resultan agradables ni en nuestra época ni en otras. Con el arte pasa lo mismo.
Del mismo modo, las fachadas barrocas de Santiago, en muchos casos son hermosas. Yo no digo que haya que hacer casas barrocas, entre otras cosas NO somos barrocos. Pero sí que se pueden hacer casas bonitas, cojones, con ventanas hermosas, con sus buenos aleros de tejado, con sus portales espaciosos y bien hechos... No se hacen quizá demasiadas en las ciudades, pero en el campo hay ejemplos de casas, tanto restauradas como de nueva planta, que son bonitas, cómodas, modernas, y se integran con el entorno... aunque nunca les den un premio de Arquitectura, que están como siempre reservados a los pastiches de Gropius, Le Corbusier, Niemeyer, etc...
Una cosa que me repatea es la horterada de seguir repitiendo como loros que el adorno es superfluo. ¡Y una mierda! El artista que no sabe adornar es un inútil, para mi gusto. Porque una cosa es adornar y otra recargar. Y lo minimalista para mi gusto es mucho más recargado que el Barroco, porque esa forma de adornar a base de materiales lujosos y superficies lisas es adorno igualmente, y encima feo. Feo y aburrido, soso, frío. PUAJ.
Me quedo con la más discreta de las casas modernistas. Eso sí eran casas: Lujosas en su sencillez, acogedoras, variadas, armoniosas, con un amor -no siempre artesanal- por la forma. Casas que dan paz y no angustia. Y siguen cayendo bajo la piqueta.
Creo que el siglo XX, en arte, nos ha dejado como legado algunos de los dogmas más estúpidos de los últimos 500 años. DOGMAS, que no verdades, pues elevan a verdad sagrada auténticas idas de olla de gente muy ingenua, o en los peores casos, gente con muy poquito talento artístico.
Entre esos dogmas, aquí algunos de mis preferidos:
-El adorno es malo
-El gusto ha cambiado
-Lo nuevo es mejor
--------------------------
Tú dices "No creo que el ser humano produzca menos belleza hoy en día que hace 500 años. Simplemente entre todos, tanto los agentes activos como los pasivos hemos redefinido lo que consideramos belleza. Belleza relacionada con el esfuerzo que supone lograrla, los materiales con los que la producimos, las formas que adopta, etc. El problema mayor radica en nuestra capacidad de adaptación a los nuevos conceptos."
Me parece una tontería, y te lo digo sin acritud. Porque apreciar la belleza no es algo que cueste esfuerzo. Del mismo modo que un tigre resulta hermoso para todo el mundo, un edificio, un cuadro o una escultura hermosa te transmiten su belleza sin que a ti te cueste esfuerzo. ¡El esfuerzo ya lo ha hecho el artista, eligiendo con cuidado cada proporción del alzado, cada pincelada o cada golpe de gubia!
Forzarse a ver belleza en algo feo, como una hilera de rollos de papel higiénico, o un cuadro lleno de rayajos sin ton ni son, es tan tonto como casarse con una persona fea, antipática, desagradable y mala sólo "por caridad".
De verdad te lo digo: que no te engañen, te están -nos están- queriendo lavar el cerebro. Lo feo es feo, y cada uno sabe lo que le gusta y lo que no le gusta. Pasa con la música, con las películas, con los libros, la danza... ¿es que el arte plástico o la arquitectura son diferentes? Pues no, hasta es peor, porque música, películas y libros se ven a lo largo del tiempo que duran. Pero la pintura, la escultura, la arquitectura se ven de golpe. Yo al menos me veo perfectamente capaz de saber si me gusta más un cuadro de Monet o una gran cagada de elefante en el suelo de un museo. Y me quedo con el cuadro.
Y no me considero más tonto ni inferior por no compartir los dogmas del siglo XX.
Respecto a lo de que la gente adoooooooore la pintura impresionista, habría que ejercer un poco de pensamiento crítico. Por una parte, que la gran mayoría prefiera a los impresionistas puede que signifique algo. Quizá es que en el concepto general de belleza HOY IMPERANTE -porque nuestra gente, nuestros contemporáneos, querido R, querido Arnheim, NO ES LA GENTE DEL FUTURO, ¡ES LA GENTE DEL PRESENTE!- y eso no lo cambian cien opiniones de cien autoridades. La Gestalt empleó métodos más o menos científicos aplicados a la psicología, pero no todo lo que dice Arnheim es científico, hay mucha opinión suya al margen de experimentos, como es lógico en un texto tan largo y personal. Incluso voy más lejos: toda investigación científica o no parte previamente de una teoría, que se pretende demostrar. En el fondo es una creencia más o menos lógica que se quiere demostrar. Y la demostración, en ciencia, siempre es provisional. Puede llegar otro investigador, y ahondando más, descubriendo nuevos fallos, tirar por tierra las conclusiones anteriores.
Con el arte, está muy claro que el gusto no ha cambiado con respecto al cubismo o el arte abstracto. Eso significa, creo yo, no que el sujeto de estudio está equivocado, sino ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡que estaba equivocada la teoría!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Es que más o menos, lo que expones se podría comparar con
"Los cálculos dicen que La Tierra es plana, pero la evidencia visual, las mediciones, la experiencia de cientos de exploradores nos dice que es redonda. CONCLUSIÓN: la Tierra está equivocada. Debe aplanarse en el futuro."
Supongo que al final el tiempo, ese viejo maestro, acabará poniendo cada cosa en su lugar :)
Saludos.
PD: ¿Que te hace suponer que es tan fácil engañarme? :)
Tienes razón, no estuve muy fino. Lo siento.
Bueno, Anxo...en esta entrada estoy al 200 por cien de acuerdo contigo, más incluso que otras veces.
Yo no creo que el concepto de belleza se haya "redefinido", y si se ha hecho ha sido de un modo artificioso NO SECUNDADO por la sociedad, sino por una """élite""" intelectual que insiste es alejar el arte oficial de la belleza, no necesariamente asociada a cánones clásicos.
Que la gente QUIERE BELLEZA y no fealdad es evidente. No hay más que ver la respuesta que tiene día a día el hartismo en nuestro email.
Quizá la belleza se empiece a redefinir a partir de ahora, no quiero pecar de iluso, pero estoy seguro de que muchos DOGMAS estúpidos se replantearán y probablemente se abandonen o se cuestionen abiertamente de una vez.
En todo caso, el arte es también una responsabilidad en el sentido que comentas en esta entrada, y es cierto, va siendo hora de acabar con cien años de feismo DE UNA PUTA VEZ.
Y quien prefiera los portales de aluminio a los edificios barrocos, allá él, con su pan se lo coma, pero que no nos obligue a tragar mierda a los demás...por favor.
El casco viejo de Santiago está muy bien.
A pesar de que se está orientando el comercio hacia un cutreperegrinaje (tiendas horribles del todo a 100 en pleno Franco...)
A pesar de la cantidad de placas que se colocan dejando un reguero de agujeros en la piedra (banderita azul de los comercios de la zona vieja...)
A pesar de los macrobotellones consentidos en la zona de la alameda.
A pesar de los carteles de neon que se permiten "algunos" comercios.
A pesar de rehabilitar con el culo casas importantes del casco antiguo (librería couceiro en plaza Cervantes).
A pesar de mantener el cavleado en muchas zonas.
A pesar de conservar un Museo de la Catedral con montajes caducos, agresivos y caóticos.
A pesar de las pajas mentales y ruidosas de todos los estudiante borrachos.
A veces es un respiro pasear por la zona nueva. Al menos está viva.
cableado es con B de burro.
Mea culpa...
Sr. Anxova.
Ahora está usted y los suyos en el punto de mira de los media y del público en general es INACEPTABLE que pase ni un solo día sin añadir un post nuevo en su blog.
Si no le ven dinámicocríticocañero será todo flor de un día, y de nada le valdrá haber salido en los periódicos. Así que manos a la obra!!
Afectuosamente
Sr.xx
Gracias por el consejo, sr. XX. Aunque es difícil hacer vida normal y en Internet al mismo tiempo, y en niveles altos. No paramos, últimamente. Además de todo lo que se ve, hay organización de todo esto, detrás. Y luego el día a día, el trabajo, la casa, los hijos...
Publicar un comentario