En numerosas ocasiones, tanto los hartistas como otros seres racionales del planeta hemos dado en comparar el fenómeno del arte oficial y su "culto" con una religión. Si esto ya se nota cuando los artistas son perfectamente desconocidos, raya en lo surrealista cuando hablamos de los grandes santones como Duchamp, Beuys, Manzoni o Kosuth...
Visto lo visto, uno se pregunta si no deberían en serio presentar su iglesia como una religión más y así añadir a las prebendas de que ya disfrutan las inmensas posibilidades derivadas de convertirse oficialmente en una religión reconocida.
De este modo, comisarios, curadores, críticos y "artistas" de diverso pelaje pasarían a ser una casta sacerdotal, con el prestigio que eso conlleva. La conocida figura de "asesor cultural" o "asesor artístico" ganaría empaque, pues ya no sólo sería una persona acreditada por ciertas amistades, sino un cargo importante en la Jerarquía de la Iglesia Modernilla.
Luego, qué decir de las exposiciones en los templos (museos y centros culturales)... ¡Serían objetos sagrados dentro de auténticas catedrales! El recogimiento, el silencio, el respeto se presupondrían, no harían falta guardias de seguridad para impedir hacer fotos o llamar la atención a quienes se atrevan a reírse.
¿Y los fieles? Ya no tendrían que justificar su creencia con un incómodo discurso pseudofilosófico difícil de aprender y no digamos de improvisar. Los defensores del Arte Conceptual serían creyentes, sencillamente. Como creyentes no tendrían necesidad de justificarse. Podrían despreciarnos por infieles, por impuros, que es mejor y más fácil ¡Hasta podrían hacernos la Guerra Santa!
Pero lo mejor de todo es que podrían, amparándose en la LOE, incluír su culto en los colegios. Podrían empezar a adoctrinar a los tiernos infantes con ready-mades, escritos teóricos, videoinstalaciones... sin tener que esperar a que entrasen en Bellas Artes.
Yo espero con ansia ese día, en el que se empiecen a celebrar misas (performances) con fluidos corporales (tomad y bebed, esta es mi regla...) a los que asistan las Autoridades vestidas de gala. Pero lo que estoy deseando ver YA es la Semana Santa, con esas coloridas -de gris- procesiones conceptuales con las Santas Reliquias (objetos firmados por Beuys o alguno así) paseadas por nazarenos modernillos, con sus correspondientes gafas de pasta.
¿Por qué esta reflexión surrealista?
Porque en Girona, estos días, hemos podido visitar el Colegio de Arquitectos -situado en un edificio medieval- y allí se exponían reliquias del conocido profeta de esa religión llamada "Arte Contemporáneo" Joseph Beuys. Amén.
La sala, quitándonos a nosotros, estaba completamente vacía y silenciosa. Tan sólo se oían, como una letanía, las palabras sagradas en la voz del propio Beuys. Supongo que todos y cada uno de los creyentes en el Arte Contemporáneo (amén) sí entenderían el verbo sagrado, pero yo no sé alemán, lo siento.
La exposición, para los profanos como nosotros, era un montón de fotos del propio Beuys haciendo cosas corrientes (por ejemplo cavando una zanjita ante un público extasiado) y algunos objetos (sagrados) en vitrinas. Unas maderas con ¡la escritura del propio Beuys (alabado sea)!, que en mi opinión era un calígrafo más bien mediocre... otros objetos que estuvieron en SU sagrada mano, también firmados por el semidiós, etc. Había un aire de recogimiento en torno a esos objetos. Yo me esperaba ver en algún lugar la nariz momificada del propio Beuys o un brazo incorrupto, pero esas reliquias seguramente eran demasiado valiosas para trasladarse.
En una de las fotos se ve a Beuys (Loor a Él) plantando un roble escuálido. Pero no es un roble cualquiera, no se engañen. ¡Es un "prototipo" de los "7000 Eichen" de Kassel! Naturalmente, para entender la importancia de esto no basta ser un ciudadano corriente. Hay que ser creyente, la fe no puede explicarse.
Viendo lo absurdo e insulso de la exposición (ni las fotos ni los objetos expuestos tenían valor artístico perceptible), el hecho de que las vitrinas envuelvan objetos corrientes como si se tratase de reliquias, o que los carteles especifiquen detalles insignificantes como la técnica y composición de un vulgar trozo de madera sobre el que se ha escrito simplemente
COCO plantado el 24-12-1980 en la "Coquille Blanche" - Praslin - por Joseph Beuys
con rotulador permanente hacen pensar que no nos encontramos ante una exposición de arte sino de algún tipo de reliquias.
Reliquias que no poseen, desde luego, un valor arqueológico (apenas tienen 20 ó 30 años), ni histórico (los objetos recuperados del Titanic se exponen con menos parafernalia), ni son objetos para un culto fetichista (como una pelota firmada por Nadal o una camiseta sudada de Elvis), porque Beuys no es tan famoso ni aclamado.
Son objetos que poseen, evidentemente, un valor religioso. Porque efectivamente existe un grupo humano que cree realmente que este tal Beuys es algún tipo de figura especial, sobresaliente, iluminada por un saber sobrehumano, y que todos sus restos -hasta imagino que sus cagarrutas- tienen un valor altísimo. Da igual que se trate de una placa conmemorativa en una plantación, una foto de él mismo, o incluso un juguete popular hecho de paja, una regadera o hasta una mesa de carpintero vieja. Todo lo que Él Ha Tocado es sagrado. No entiendo ninguna otra razón salvo la fe, para creer que Sus reliquias sean especiales, o que su manera de plantar robles sea mejor que la de Manolo, el vecino de al lado de mi casa.
Ni que decir tiene que nos divertimos bastante haciendo fotos ante las reliquias, ya que no somos creyentes. La mejor es la que dejo para el final: es un cartel que avisa a los profanos:
¡Por favor, no tocar! es una intervención del artista*
(*)Artista, en esta frase, se refiere a Joseph Beuys.
Visto lo visto, uno se pregunta si no deberían en serio presentar su iglesia como una religión más y así añadir a las prebendas de que ya disfrutan las inmensas posibilidades derivadas de convertirse oficialmente en una religión reconocida.
De este modo, comisarios, curadores, críticos y "artistas" de diverso pelaje pasarían a ser una casta sacerdotal, con el prestigio que eso conlleva. La conocida figura de "asesor cultural" o "asesor artístico" ganaría empaque, pues ya no sólo sería una persona acreditada por ciertas amistades, sino un cargo importante en la Jerarquía de la Iglesia Modernilla.
Luego, qué decir de las exposiciones en los templos (museos y centros culturales)... ¡Serían objetos sagrados dentro de auténticas catedrales! El recogimiento, el silencio, el respeto se presupondrían, no harían falta guardias de seguridad para impedir hacer fotos o llamar la atención a quienes se atrevan a reírse.
¿Y los fieles? Ya no tendrían que justificar su creencia con un incómodo discurso pseudofilosófico difícil de aprender y no digamos de improvisar. Los defensores del Arte Conceptual serían creyentes, sencillamente. Como creyentes no tendrían necesidad de justificarse. Podrían despreciarnos por infieles, por impuros, que es mejor y más fácil ¡Hasta podrían hacernos la Guerra Santa!
Pero lo mejor de todo es que podrían, amparándose en la LOE, incluír su culto en los colegios. Podrían empezar a adoctrinar a los tiernos infantes con ready-mades, escritos teóricos, videoinstalaciones... sin tener que esperar a que entrasen en Bellas Artes.
Yo espero con ansia ese día, en el que se empiecen a celebrar misas (performances) con fluidos corporales (tomad y bebed, esta es mi regla...) a los que asistan las Autoridades vestidas de gala. Pero lo que estoy deseando ver YA es la Semana Santa, con esas coloridas -de gris- procesiones conceptuales con las Santas Reliquias (objetos firmados por Beuys o alguno así) paseadas por nazarenos modernillos, con sus correspondientes gafas de pasta.
¿Por qué esta reflexión surrealista?
Porque en Girona, estos días, hemos podido visitar el Colegio de Arquitectos -situado en un edificio medieval- y allí se exponían reliquias del conocido profeta de esa religión llamada "Arte Contemporáneo" Joseph Beuys. Amén.
La sala, quitándonos a nosotros, estaba completamente vacía y silenciosa. Tan sólo se oían, como una letanía, las palabras sagradas en la voz del propio Beuys. Supongo que todos y cada uno de los creyentes en el Arte Contemporáneo (amén) sí entenderían el verbo sagrado, pero yo no sé alemán, lo siento.
La exposición, para los profanos como nosotros, era un montón de fotos del propio Beuys haciendo cosas corrientes (por ejemplo cavando una zanjita ante un público extasiado) y algunos objetos (sagrados) en vitrinas. Unas maderas con ¡la escritura del propio Beuys (alabado sea)!, que en mi opinión era un calígrafo más bien mediocre... otros objetos que estuvieron en SU sagrada mano, también firmados por el semidiós, etc. Había un aire de recogimiento en torno a esos objetos. Yo me esperaba ver en algún lugar la nariz momificada del propio Beuys o un brazo incorrupto, pero esas reliquias seguramente eran demasiado valiosas para trasladarse.
En una de las fotos se ve a Beuys (Loor a Él) plantando un roble escuálido. Pero no es un roble cualquiera, no se engañen. ¡Es un "prototipo" de los "7000 Eichen" de Kassel! Naturalmente, para entender la importancia de esto no basta ser un ciudadano corriente. Hay que ser creyente, la fe no puede explicarse.
Viendo lo absurdo e insulso de la exposición (ni las fotos ni los objetos expuestos tenían valor artístico perceptible), el hecho de que las vitrinas envuelvan objetos corrientes como si se tratase de reliquias, o que los carteles especifiquen detalles insignificantes como la técnica y composición de un vulgar trozo de madera sobre el que se ha escrito simplemente
COCO plantado el 24-12-1980 en la "Coquille Blanche" - Praslin - por Joseph Beuys
con rotulador permanente hacen pensar que no nos encontramos ante una exposición de arte sino de algún tipo de reliquias.
Reliquias que no poseen, desde luego, un valor arqueológico (apenas tienen 20 ó 30 años), ni histórico (los objetos recuperados del Titanic se exponen con menos parafernalia), ni son objetos para un culto fetichista (como una pelota firmada por Nadal o una camiseta sudada de Elvis), porque Beuys no es tan famoso ni aclamado.
Son objetos que poseen, evidentemente, un valor religioso. Porque efectivamente existe un grupo humano que cree realmente que este tal Beuys es algún tipo de figura especial, sobresaliente, iluminada por un saber sobrehumano, y que todos sus restos -hasta imagino que sus cagarrutas- tienen un valor altísimo. Da igual que se trate de una placa conmemorativa en una plantación, una foto de él mismo, o incluso un juguete popular hecho de paja, una regadera o hasta una mesa de carpintero vieja. Todo lo que Él Ha Tocado es sagrado. No entiendo ninguna otra razón salvo la fe, para creer que Sus reliquias sean especiales, o que su manera de plantar robles sea mejor que la de Manolo, el vecino de al lado de mi casa.
Ni que decir tiene que nos divertimos bastante haciendo fotos ante las reliquias, ya que no somos creyentes. La mejor es la que dejo para el final: es un cartel que avisa a los profanos:
¡Por favor, no tocar! es una intervención del artista*
(*)Artista, en esta frase, se refiere a Joseph Beuys.
43 comentarios:
Debo confesar que estoy demasiado borracho como para leer todo lo que expones, sin embargo no lo estoy tanto como para poder apreciar la belleza de tu trabajo, eres un gran artista, y te admiro por ello...
Carlos
Es arto sabido que el tipo de manifestaciones artísticas posauráticas como las de Beuys competen más al ámbito de la filosofía y del pensamiento que al de la aprehensión estética sensible.
¿Qué sentido tiene esgrimir argumentos relativos a la destreza -por ejemplo caligráfica- para cuestionar una acción que no tiene que ver en absoluto con éste tipo de dominios?
Saludos desde Argentina.
Marcos.
Bueno, precisamente esa es mi tesis: hasta se ha montado una teología con su propia jerga ("posauráticas" incluidas) para justificar lo que en puridad es fe en Beuys y en que una piedra con una firma es arte (eso exactamente es lo que estaba en una de las vitrinas). Yo, francamente, no creo. Quizá soy preaurático y no lo sabía.
Ok, ésta es una identidad Blogger para ubicarme
Estoy de acuerdo con vos en que existe un sinnumero de feligreses que se enrolan en las filas del arte de concepto con el fin de identificarse con modas. No creo que sea este factor el quid que determina la existencia de este tipo de manifestaciones, pues hay mucho material interesante por estudiar y por entender en este ámbito que termina de legitimar el existir de ese modo de arte.
En unas líneas de tu párrafo sobre la expo de Beuys comontabas con ironía acerca de un árbol plantado por el artista que significaba a la serie de 7000 de la misma especie que había plantado en Kassel. Con algo de éso tiene que ver el arte conceptual, pues es una materia que requiere conocimiento de de sí misma para reproducirse en la historia, en eso se diferencia en alguna medida de la pintura icónica donde se pueden considerar algunos elemento suprahistóricos para juzgar su "buena" representación. Por eso me parece faláz o inconmensurable el argumento inicial que expones para juzgar una obra como la de Beuys.
Saludos. Marcos.
Considero que todo el arte conceptual no es más que una creencia. ¿Por qué no?
Me parece sumamente fácil crear cualquier obra o hasta artista conceptual de la nada, basta conseguir gente crédula. Porque NADA en un botellero obra conceptual lo hace esencialmente diferente de un botellero corriente. Nada en un meadero conceptual es diferente a un meadero corriente. Podría seguir hasta la eternidad.
Por otra parte, si todo acto en la vida es arte, como dice el credo Beuysiano, cualquiera es artista, de modo que un artista conceptual no es en nada diferente de un ser humano corriente.
Entonces, si ni las obras ni la gente que las "crea" es especial, ¿qué convierte al arte conceptual en algo especial? NADA. O bueno, sí, la fe.
Y yo no tengo fe en esa religión.
una preguntita: de todos los artistas conceptuales que desde duchamp en el mundo han sido y son (quizás hablemos de millones), NINGUNO te gusta? en NINGUNO ves nada más que engaño?
Si hablamos de arte conceptual=artes plásticas, pues así es. Si metemos arte conceptual en otra categoría (qué se yo, literatura pseudofilosófico-poética, arte de la charla incesante...) pues igual hasta los apreciaría. Es que soy escéptico, y del mismo modo que un escéptico no acepta como ciencia la astrología, yo, escéptico artístico, no acepto como arte el conceptualismo.
Por otra parte hay algunos conceptuales que consiguen ciertos resultados plásticamente interesantes -por ejemplo, Klein-, pero veo que los resultados son muy pobres. Es conformarse con el tuerto rey de los ciegos cuando hay tantos y tantos con una vista completa, ¡y hasta de lince!
Es cierto que la producción artística de Beuys a nivel visual poco llama la atención, sin embargo el interés espiritual de su trabajo puede presentar cierto interés simbólico, lo que no ocurre con Duchamp que fue un gran oportunista.
Aunque también siento oportunismo en Picasso y en varios pintores del siglo XX.
Kosuth y los demás conceptuales si están más que mandados a recoger, el interés visual que despiertan sus obras es realmente escaso, sobretodo para el creador actual de imágenes visuales que conoce bien esos juegos.
Hay algunos artistas del performance que me parecen relevantes, no se si sea por la inclinaciôn personal que tengo por el tema del ritual y de lo sagrado, la obra de Hermann Nitsch por ejemplo me atrae fuertemente, la siento sincera y se nota el trabajo del artista con la imagen.
¿que piensas de ella?
D.
---
pd. Por ahí estuvo Rubén haciendo de las suyas en Apuntes Críticos, estos relativistas no dan tregua...
Yo he leído textos de Beuys que son "bonitos", pero analizándolos me parecen falacias (por ejemplo el de todo el mundo es artista), más todavía sabiendo el uso que él mismo y sus exégetas le dieron después. En general me desagrada bastante todo el misticismo que pretende sustituir al arte, porque si bien es cierto que el arte siempre implica rito y misticismo, lo contrario no siempre es verdad.
De los performers hay algunas cosas que me gustan, pero los considero actores, gente que hace trabajos de expresión corporal, danza o teatro. Es decir: artes escénicas, no plásticas.
Me parece particular llegar a conclusiones similares. Has visto esta entrevista a Fernando Botero?, trata muchos temas de interés para el Hartismo:
http://www.youtube.com/watch?v=WrbbGp808xQ
EL video tiene un comienzo largo, la entrevista comienza unos minutos después, pero creo que vale la pena.
Gracias, la miraré mañana. ¡Muy buenas noches!
Como dice Dimo García, hay artistas que realmente te llegan haciendo performance. Él habla de un caso que le gusta, a mí por ejemplo siempre me interesaron las acciones de Marina Abramovicz. Anxova dice que no son actores, que son actores: pues puede que no le falte razón, pero, ¿acaso es importante? Lo que me parece difícil de imaginar es rechazar el conjunto de los performers o del arte conceptual, no lo entiendo, me parece dogmático. ¿No es mejor ver caso por caso? Otro tema es el de los chanchullos relacionados con el mercado del arte, subvenciones, etc, que ustedes denuncian a menudo con muy buen criterio. Saludo
Gracias por la reflexión, Teucro, es interesante.
Yo creo que si hablamos de artes plásticas SÍ importa que lo presentado sea o no plástica. Las categorías no están por estar. El que se acepte algo escénico como plástico va sólo en detrimento de la plástica. Por poner un ejemplo: el masaje sensual es MUY agradable, pero no tiene valor terapéutico. Si cuando uno va a masajes por problemas de espalda le masajean el escroto, puede que sea agradable, y hasta que se quiera repetir. Pero ese tipo de masaje no le va a curar. La invasión de una categoría por otra va siempre en detrimento de la invadida.
El arte conceptual parte de una invasión, hasta de actitudes poco honestas (Duchamp), sustituyendo el arte por anti-arte y por ello es "conceptualmente" erróneo. Si algún artista conceptual llega a resultados plásticos es siempre casual, irrelevante, pues ni el mismo artista conceptual valora tal cosa. El conceptualismo es una lacra, está dejando al mundo sin arte, intenta exterminar todo rastro de habilidad, de genialidad, de inspiración, gracia, belleza. Todo eso es rechazado por el conceptualismo, muy claramente, y para mí eso que el conceptualismo rechaza es justo lo que se suele llamar arte. No es casualidad que el mayor enemigo de los admiradores del conceptualismo sean siempre los pintores. Son los conceptuales precisamente los más duros en criticar e intentar exterminar la pintura. De hecho es justo el conceptualismo el que ha iniciado esta confrontación al llamar a la pintura caduca, atrasada, fascista y otras lindezas.
Pero es que además, el conceptualismo se basa en un DOGMA, expresado de muchas maneras: todo el mundo es artista, toda actividad es arte, arte es lo que el artista decida que es arte, el valor no está en la obra... (lo que hace poco definían como posaurático, cambio de paradigma, etc. En resumen: todo vale.
Y eso, como la supuesta muerte del arte o de la pintura, no son en absoluto verdades incuestionables, sino DOGMAS DE FE.
Ser antidogmático (estar contra ese dogma, y por tanto contra el conceptualismo) no es ser dogmático. Es ser escéptico. Y sí, respecto al arte conceptual soy tan escéptico como respecto a la astrología. Incluso más.
No sé si me explico bien, no es fácil de explicar en pocas palabras.
Se explica usted perfectamente. Pero le voy a hacer un par de matizaciones, a ver si le pongo a usted en un brete (siempre sin acritud, que conste). Hace tiempo que le sigo (a usted y a otros hartistas) sus debates aquí y en otros blogs. Y nunca les he leído opinión sobre ciertos fenómenos que hacen cuestionar bastante esa guerra en la que siempre se ven envueltos tanto los de un lado como los del otro.
Al primer punto ya ha hecho usted referencia antes, hablando de Klein. ¿No le parece que no está tan claro que los conceptuales rechacen la estética sin más? ¿NO le parece que muchos de ellos han buscado su "estilo" también formalmente? Klein es buen ejemplo, porque sus obras se roconocen al instante, pero no le parece que hay muchos otros? Por ejemplo Christo con sus lonas (recientemente nombrado en otra de sus polémicas), incluso Beuys con sus fieltros y grasas, Jenny Holzer con sus rótulos... lo que buscan es también un cierto tipo de belleza, un estilo, como una especie de marca estética que les identifique? (obviamente para hacerse un hueco en el mercado).
Una segunda cosa que nunca sale en sus debates son las colaboraciones que ha habido entre conceptuales y pintores. Yo recuerdo la famosa de Warhol y Basquiat, y siempre que leo estas trifulcas entre pintores hartistas y anti-artistas me acuerdo de ellos, y pienso que si ellos se comprendían y admiraban mutuamente, ¿porque ustedes no van a ser capaces?
P. D. les invito a pasarse por mi modesto blogblog
En el segundo comentario, Anónimo plantea que es tipo de manifestación artística que hace Beuys compete más al ámbito de la filosofía que al de la aprehensión estética sensible, y que por eso no lo podemos juzgar como arte plástico.
Esta argumentación es la trampa del arte contemporáneo: el presentarse como algo filosófico y entonces rechazar ser juzgado como arte. Bien, pues juzguémoslo entonces como filosofía...¿qué valor filosófico tienen las obras de Beuys?..¿porqué no le preguntas a un filósofo a ver qué opina de que el "arte" de este tipo sea "filosofía"?.
Igual que desde el punto de vista de la plástica se produce una suplantación por parte de muchas propuestas de arte contemporáneo (como bien ha analizado Anxo en comentarios posteriores), desde el de la filosofía todavía es más grave el constante intento de suplantación de muchas de estas corrientes, que se parapetan bajo el paraguas de la "filosofía" y del "arte" a partes iguales, cuando la realidad es que no son ni una cosa ni otra.
Cuando se les critica desde el arte, dicen ser filosofía, y cuando se les critica desde la filosofía, dicen ser artistas plásticos.
No, Anónimo, la obra de Beuys NO ES filosofía, NADA del arte contemporáneo es filosofía, pero gran parte de él se presenta con un discurso filosófico de andar por casa, de parafilosofía barata, que escarbando un poco en seguida se descubre hueca y anclada en dos o tres dogmas que se repiten siempre.
La filosofía es para los filósofos, el arte para los artistas, y los que no son capaces de producir ni una cosa ni otra pero invocan a las dos no son ni artistas ni filósofos, sino gente que debería buscarse otra ocupación en la vida y no pretender vivir a costa de la palabra ARTE, y menos de la palabra FILOSOFÍA.
Y por cierto, Anxo, muy bueno el símil del masaje en el escroto...realmente gráfico.
Estoy de acuerdo contigo en que ES realemnte importante delimitar las fronteras entre, por ejemplo, donde están las artes plásticas y dónde las escénicas.
Te pondré otro ejemplo, Teucro, pero este no es metafórico, sino real: Este año (como todos) se han concedido los premios nacionales a las diferentes actividades artísticas..ha habido un Premio Nacional de Comic (por primera vez), otro de fotografía, otro de ilustración...y otro de artes plásticas, concedido a Esther Ferrer, una PERFORMER.
Si una persona que hace performances es artista plástica..¿porqué no lo es un dibujante de comics?, o un ilustrador (no digamos ya un fotógrafo?..
Si como Anónimo señala, gran parte del arte contemporáneo pretende ser juzgado con los parámetros de la filosofía y de la teoría, ¿porqué no se concede el premio nacional de artes plásticas a un teórico -sería bastante más honesto-, o el de filosofía a un "artista"..?.
Las fronteras entre las artes por supuesto que son importantes.
Hay una frase muy buena, no recuerdo quien es el autor, que dice que "un artista no juega con los límites del arte para transgredirlos, sino para conocerlos mejor".
Muy cierto. Cuando un movimiento o un artista tiene este espíritu investigador, creador, realmente suele aportar algo bueno e interesante. Cuando su intención es "romper fronteras" con el único objetivo de llamar la atención (como el personaje que aparece en el Nº 2 de nuestra revista que se dedica a "tapar" cuadros del S.XVII), no aporta absolutamente NADA, y tanto desde el punto de vista del arte como del de la filosofía, su broma huele a chiste mil veces visto y mil veces oído.
Muy agudo, Mariano. Pero yo insisto: ¿porque no dejamos de discutir sobre "terminología" y decimos simplemente si nos gusta o no Esther Ferrer (yo personalmente no la entiendo) o quien sea? Qué es más importante: que nuestra querida facultad de Pontevedra se abra a todas las formas de arte o que cambie su obsoleto nombre ("Bellas Artes") que hace referencia todavía a una idea decimonónica? Yo me decanto por la primera opción.
Si te soy sincero, a mí Warhol y Beuys se me parecen mucho. En ambos casos no eran muy buenos técnicamente, y buscaron la manera de pasar como artistas ante sus protectores sin tener que aprender a dibujar. Uno se agarró a la "parafilosofía artística" o conceptualismo y el otro a la industrialización, a la banalización, que aparentemente son justo lo contrario. Pero en el fondo es lo mismo: el objeto artístico no importa. Se pueden hacer "obras de arte" sin hacer obras de arte. Hay fotos de ambos juntos (en Girona había una), vivieron la misma bohemia feliz con amistades bien acaudaladas, que les permitieron vivir muy desahogadamente.
Yo acepto perfectamente que ambos fueron personajes importantes de su época, con gran trascendencia social entre los ricos de su tiempo, que eran políticos, hombres de negocios, aristócratas, etc. Conformaron ambos la manera de funcionar de la crítica y los lodos en los que hoy estamos (lo cual considero negativo). Pero como artistas creo que no son relevantes ni trascendentes, no me parecen ARTISTAS importantes. No han aportado demasiado al arte en sí, sólo al artisteo, al mundillo que rodea al arte, provocando en gran medida o acelerando que se haya convertido en un criadero de especuladores, caraduras e hipócritas que no aman al arte y lo destruyen todo sólo por obtener poder y dinero para sí mismos. Que hayan sido pioneros en eso, en hacer del mundo del arte un nido de víboras no me hace especialmente feliz, ni me hace admirarlos en absoluto.
Por otra parte los resultados estéticos de los conceptuales me parecen bastante pobres. Y cuando no lo son casi siempre uno se decepciona, porque ni siquiera es obra suya. Los dibujos de los proyectos de Christo, por ejemplo, que están bien, son obra de su mujer, según he sabido. Las pinturas de Klein no están mal, pero francamente son pobres si las comparamos con la obra de verdaderos pintores con oficio, como Kitaj, que justamente en esa época pintaba virguerías, mucho más intemporales que las de Klein.
Aunque muchos preferiríamos usar los "pinceles" de Klein ;)...
Teucro: me parece estupendo lo que dices, porque en realidad eso es lo importante, decir si alguien, si algo gusta o no. ¡Que ya se escribirá la historia (y la Estética) cuando pasen los años!
En el fondo ese es el punto fundamental subyacente en todo el Hartismo.
Teucro, en tu último comentario haces ver como positivo que una facultad de BBAA (la de Pontevedra en este caso) se "abra a todas las formas de arte" (la alternativa según dices, es cambiar su nombre).
Yo creo que sobre el tratamiento que se le da a la enseñanza del arte se redunda en el equívoco del "cambio de paradigma", del que se aprovechan los nuevos enseñantes, para ganar dinero a cambio de no hacer nada, básicamente, y para convertir la facultad en un cortijo, que es lo que han hecho en Pontevedra.
Un Facultad es una facultad, y no puede vender la idea de que es una "facultad de arte contemporáneo", negando los clásicos y la esencia misma de la enseñanza.
La enseñanza debe basarse en los clásicos, y el proceso de interiorización, aprovechamiento, o incluso deconstrucción o rechazo, ya lo hará cada uno, pero siempre conociendo lo clásico. (y conocer lo clásico en ningún modo equivale a desconocer lo moderno, es el arte autoproclamado contemporáneo el que ha establecido esta ruptura).
No todas las formas de arte son válidas en una facultad, porque una facultad no es una galería de arte, es una ESCUELA, y en ella se debe ENSEÑAR, no adoctrinar a los alumnos.
Las corrientes artísticas CONTEMPORÁNEAS son una buena excusa para muchos profesores con pocas ganas de ejercer su trabajo (el de enseñar), o con escasas posibilidades de hacerlo por puro desconocimiento.
Por otro lado, es grotesco, por ponerle un adjetivo, ver hornadas de nuevos licenciados en Bellas Artes (por suerte pocos de ellos caen en la trampa, aunque todos acaban perdiendo 5 años de sus valiosas vidas) que desprecian lo clásico cuando ni siquiera lo conocen porque se les ha escatimado su imprescindible conocimiento.
No creo que las palabras Bellas Artes sean decimonónicas, porque responden a una concepción del arte que ha pervivido siglos y sigue en vigor. La ruptura del arte con la belleza es una opción válida, por supuesto, para quien la siga, pero sus seguidores hacen mal en creer que su opción es la ÚNICA y la que representa nuestros tiempos, porque es evidente que no es así.
Basta visitar un museo "clásico" y uno "moderno" y ver la percepción que de ambos tiene el público de AHORA, para darse cuenta que no hay nada de decimonónico en que la gente busque la belleza a través del arte...es lo que ha hecho siempre.
Y volviendo a lo de antes, no creo que hablar de los límites del arte sea una cuestión de terminología, ojalá solo fuera eso...
En fín, siento rebatir todo lo que pones en tu último comentario, porque en muchas cosas estoy de acuerdo contigo y por todo esto que pongo parece todo lo contrario, pero en fín, es lo que tiene el debate...
Por cierto, muy interesante tu blog.
Gracias, Mariano, sólo soy un aficionado que ha empezado hace muy poco en esto de los blogs.
El tema que usted introduce, el de la educación artística, sería para extenderse largo y tendido. Yo iría más allá que usted, siempre me pregunto si tiene mucho sentido cualquier escuela de una disciplina creativa, si no es para enseñar técnicas. Quiero decir, que una buena escuela de artes y oficios debería proveer de las herramientas, y después cada cuál que las use como quiera. Vamos, que no se enseña a nadie el talento ni la creatividad, me parece a mí.
A mí también me gustaría volver al anterior punto, el de la terminología, como usted la llama. Creo sinceramente que de ahí vienen muchos problemas. Perdemos mucho tiempo, por ejemplo decidiendo si el performance es teatro, arte o una mezcla, y sinceramente no creo que eso sea lo importante. El otro día hablaba precisamente Esther Ferrer en el Babelia, y me gustaron cosas que dijo precisamente sobre el oficio (ya digo que su obra me parece difícil). Venía a decir sin complejos de que ella y su grupo al principio decían que lo que hacían era poesía visual, luego teatro, y al final les acabaron encuadrando dentro de las artes plásticas. Pero lo importante para ellos era la forma de exprsión, no elnombre.
En fin, yo siempre abogaré por el pluralismo, y ahora que lo pienso no sé si nisiquiera tiene sentido lo que he dicho sobre las facultades de Bellas Artes, porque lo que desde luego no querría es que se cerrasen debido a que los artistas no se pueden "fabricar". Aunque sea a trancas y a barrancas, algo aportarán, ¿no?
Teucro85, sólo una cosa: ¿Por qué cuando hablas de herramientas del arte reduces la cosa a lo que te puedan enseñar en una escuela de artes y oficios? La filosofía, la historia y la teoría artística, ¿no son también herramientas? ¿No son, de hecho, las herramientas fundamentales del arte contemporáneo?
Las herramientas para hacer una película son un guión, unas cámaras, unos actores, atrezzo, y algunas cosas más.
No se puede considerar parte de las herramientas para hacer cine a "la historia", "la teoría", y mucho menos a la crítica o a la filosofía, que pueden tener relación con el cine pero no son algo que el creador deba tener en cuenta a la hora de crear, la tería en todo caso viene después.
Y en las artes plásticas exactamente igual que en las demás,hay unas herramientas para llevar la creación a objetos tangibles,(no necesariamente se aprende en las escuelas, se aprende TRABAJANDO, un concepto sin duda poco contemporáneo)... y luego, independientemente de esto, hay una teoría...el equívoco se da cuando la teoría y la crítica (que se suele confundir con la filosofía) precede al arte o se considera una herramienta de este.
Eso desemboca en un arte fallido, torpe, estático, deudor de teorías y conceptos ya vistos, además de pretencioso, porque si ya es dificil crear dentro de las artes plásticas, pretender hacerlo además dentro de la filosofía es ridículamente pretencioso.
Y sobre todo es una concepción de arte que nunca tendrá conexión con el público, que es obvio que no interesa más que a sus incondicionales, y que es rechazada frontalmente como arte, no sólo por los hartistas.
Coincido con Mariano en la definición de Herramientas en el arte y vale la pena la reflexión que hace porque evita equívocos.
De todas formas es recomendable que un artista se interesen por la teoría, la historia y la filosofía del arte, siempre y cuando la persona esté en una constante identificación sobre aquello que es lo que le interesa realmente leer, ya que enriquece su experiencia y puede alimentar su obra.
Es cierto que hoy en el arte contemporáneo muchos se engañan justificando sus trabajos solo a través de asociarlos a marcas filosóficas actuales: marca “Foucault”, marca “Derrida”, marca “Lyotard” etc. Pero pienso que esto es banal y en la mayoría de los casos cuestión de modas. ¿Cuantos artistas contemporáneas habla hoy y citan del pensamiento de San Agustín, de Plotino, de Pseudo Dionisio Areopagita?
Casi ninguno, y sin embargo las reflexiones de estos autores como las de miles que han existido en la historia humana siguen siendo tan vigentes como ayer y un espacio amplio e interesante para alimentar la reflexión en torna al trabajo creativo.
El interés por las ciencias humanas alimenta la reflexión en torno del quehacer del artista, pero a partir de un conocimiento general de la historia del pensamiento seria ideal que el artista pudiera ubicar lo que le interesa leer.
La lectura es importante pero no es una herramienta en si misma para el arte. La reflexión escrita sobre arte es construcción de pensamiento y allí tal vez SI ciertos contenidos de la teoría, la historia y las demás ramas puedan ser considerados como herramientas para desarrollar un pensamiento personal vehiculado por escrito (investigación).
Pero cuando se habla de trabajo en artes plásticas se trata de creación de imágenes. Allí la teoría, la historia y la filosofía no son herramientas.
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Hay días que da gusto leer los comentarios de este blog.
Sí, Rubén, en cierto modo la filosofía o cualquier otro conocimiento teórico también es una "herramienta", le acepto que puede verse así. En esto creo que porejemplo Mariano cuando nos habla del guión, las cámaras y los actores como herramientas del cine mezcla cosas que no tienen la misma naturaleza. Porque, Mariano, ¿no podríamos considerar el guión como parte de la teoría? (y en cambio las cámaras obviamente no). Me refiero a lo que inspira el guión, pensemos por ejemplo en el cine comprometido socialmente que quiere ofrecernos una visión sobre determinado problema social o político. Es más, ¿no hay infinidad de películas que parten de una reflexión teórica, de una intención de hacer no digo ya filosofía, pero sí acercarse? Por ejemplo el neorrealismo, que conscientemente dejó de rodar en platós, o más recientemente el Dogma, con sus reglas priopias.
Creo que Dimo dice algo parecido cuando habla de que estas cosas alimentan la obra de arte, ¿no es así? Es cierto que sobre todo se trata de crear imágenes, eso es indiscutible, pero por ejemplo, recordando a Dalí, que ha salido a colación recientemente, ¿no les parece que sus imágenes, poderosas, parten de toda un movimiento teórico, el surrealismo, sin el cual no entenderíamos nada?
En realidad el que dibuja es el cerebro, no la mano (lo decía Miguel Ángel hace siglos), y evidentemente en el cerebro de un artista, como en el de cualquier persona que tenga cierta sensibilidad, o algo de "mundo interior" propio, bullen mil cosas. Entre esas cosas, puede estar desde la lucha por la ballena jorobada hasta el rencor contra un enemigo, el manifiesto surrealista, la devoción a la Virgen o cuánto repite el cocido del mediodía. Tanto da. Pero a la hora de la verdad, el artista se debe a su oficio. Utiliza imágenes mentales, sí, pero tiene que transformarlas, convirtiéndolas en trazos, escenas, dibujos, notas musicales, palabras... según el arte que utilice.
Finalmente siempre se hace patente una destreza, unos recursos aprendidos a base de horas de práctica de su oficio. Lo que cada artista se monta como germen para motivarse, y crear algo yo lo llamo las "excusas". Son necesarias, desde luego, pero muy variadas. Cuando la obra está hecha se olvidan en seguida, dejan de tener importancia o trascendencia. Por eso las llamo "excusas".
En mi opinión deben ser excusas cercanas, con las que uno se identifique sin grandes esfuerzos. Por eso no creo demasiado en el arte social, político o ecológico, al que llaman "comprometido", porque al fin y al cabo las motivaciones del artista son muy personales y a un señor de Murcia le es bastante difícil sentir como cercana la desgracia de los osos del Chiquitistán Ulterior -por ejemplo- a menos que tenga alguna vivencia propia al respecto. Como dicen los escritores, hay que vivir antes de escribir. Y lo que sale en los telediarios es lejano, no lo hemos vivido ni nos conmueve más que durante los diez minutos que estamos viendo el reportaje. La pobreza podemos ejemplificarla artísticamente mejor en un amigo de la infancia poco afortunado que en diez documentales sobre la India.
Si yo, por ejemplo, fuera convocado para pintar un cuadro para apoyar a Palestina, de poco me servirían las imágenes enlatadas. Para poder hacer algo auténtico, con algo de fuerza, necesitaría acudir a mis experiencias, mis vivencias, y hasta mis manías. Un cuadro, en el que por ejemplo, retratase a mis vecinos hijos de puta -tengo unos al lado de mi casa- o la imagen que de ellos me hice junto a unos huesos humanos -tema que me apasiona pintar- sería más auténtico que un retrato de algún gobernante israelí, al que sólo conozco de oír su nombre en las noticias. Como decía Konrad Lorenz a propósito de un perro suyo que se comió un roedor indefenso, "el ratón me daba pena, pero el perro era amigo mío".
No sé si me explico.
Teucro85: iba a retomar el tema del relativismo cultural, que se había quedado colgado en el blog de Dimo, pero ya no es necesario; en ningún sitio encontrarás una apología relativista tan ajustada como en el último post de este hilo. Es todo un acierto -y esto va sin retranca ninguna- ejemplificar el asunto con lo ajeno que es un señor de Murcia con respecto a los osos de Chiquitistán, en lugar de insistir cansinamente en la ablación del clítoris, esa práctica que nos resulta tan extraña en Occidente. Es justo lo que Richard Rorty explica cuando nos insta a abandonar cualquier idea de justicia universal, para conformarnos con entenderla, simplemente, como una lealtad ampliada.
Me alegra que hayas entendido que el discurso es también una herramienta del artista. Quiero recordar aquí que a finales del siglo XVIII el estudio de David tenía fama de ser especialmente exigente, y lo era porque el maestro exigía a sus aprendices que supieran griego, latín, literatura y filosofía, a un nivel que muchos juzgaban exagerado por innecesario. David no descuidaba, por supuesto, la enseñanza de la técnica. Pero el hecho de que considerase -hace 200 años- tan importante la formación práctica como la teórica no es sino un dato más que indica el rumbo (altamente intelectualizado) que estaba empezando a tomar el arte.
El ejemplo que pones del surrealismo abunda en algo que ya hemos discutido muchas veces. Sólo te diré que te preguntes quién entiende realmente un cuadro de Dalí: ¿quien se queda con los aspectos formales o quien sabe de qué va todo el rollo surrealista?
Con el cine, igual; tienes toda la razón. El neorrealismo, y la Nouvelle Vague, y el cine de Warhol, y la vanguardia rusa, y el Dogma, y muchos otros movimientos no habrían surgido si no se hubiera dado una reflexión sobre el propio medio y sobre el pensamiento de su época, una reflexión que es discurso, el cual es previo a la práctica. En fin, lo de la autorreferencialidad extrema del arte contemporáneo no me lo he inventado yo. Que las fuentes filosóficas de ese discurso hayan sido recientemente las mismas (los Baudrillard, Lyotard...) es ciertamente un problema. Pero la solución no es eliminarlos a todos (eliminar el discurso) del engranaje de la creación artística, sino abrir el abanico e incorporar otras voces (como sucede cada vez más, pues no olvidemos que la posmodernidad como referente está en horas bajas).
Teucro: cuando Mariano habla del guión como instrumento, creo que se refiere al formato (guión), no al contenido. El contenido de una pintura o de una película si está permeado por las ideas personales del artista frente al mundo, pero no creo que se pueda llamar estas ideas “reflexión teórica” en sî. Hacer reflexión teórica es escribir sobre teoría y eso es un trabajo distinto a hacer arte. El contenido de un guión para el cine es una labor de creación artística, no es teoría, ni filosofía, ni historia del arte.
No creo que Dalí ni ningún otro surrealista fuesen a revisar los postulados del surrealismo para después irse a pintar por la tarde. Mas aun creo que esa idea va precisamente en contra de todo tipo de surrealismo.
Recuerdo también que en el colegio cuando miraba láminas de Dalí casi nada sabía yo sobre las ideas del movimiento surrealista, lo que me interesaba era lo imaginativo de los elefantes de piernas largas y demás figuras.
Algo que he notado sobre la manera como se hace teoría en Francia es el cuidado que se exige en la utilización de las palabras que uno utiliza para definir los fenómenos. Es un cierto rigor que tal vez en español se ha ido perdiendo. Un término como “instrumento” cuando se habla de pintura y de arte en general se evitaría en francés para calificar la teoría o de filosofía, simplemente porque tiende a crear confusiones.
He notado que mientras en francés (y aun más en alemán) lo que se busca es evitar la confusión en la transmisión de las ideas, en español actualmente se es muy permisivo al punto que por la flexibilidad del lenguaje se tiende a tolerar cambios semánticos que permiten abusos.
Esta idea de considerar “instrumentos” a la teoría y al a filosófica del arte parece uno de ellos.
?Alguien puede explicar aquí el proceso alquímico por el cual se puede tomar la filosofía del arte con la mano y hacer líneas sobre una superficie? Tal vez sirva esta pregunta para desarrollar un guion de cine.
En cualquier caso, creo que a lo largo de la historia la creación ha precedido a la teoría (y a la historia). Si no hay un cambio formal en la pintura, no habrá teoría que estandarice dichos cambios y le ponga un nombre.
No obstante lo que pasa actualmente es lo contrario. El comisario o teórico formula su teoría y el artista se la ilustra, de esta forma se cae en la actual sobrevaloración de la teoría (y teóricos, vease bienal de Sao Paulo)y la semántica (en detrimento de la plasticidad de la obra y del público que se aburre).
Es una de los puntos del manifiesto hartista, la idea es el inicio, pero no el fin del arte.
Dimo, has dado en el clavo:
"¿Alguien puede explicar aquí el proceso alquímico por el cual se puede tomar la filosofía del arte con la mano y hacer líneas sobre una superficie? Tal vez sirva esta pregunta para desarrollar un guion de cine."
Y repito: la "excusa", sea cual sea, ha de ser cercana o dará resultados falsos, fingidos, hasta ridículos.
Como antes decía, es muy probable que para un artista plástico, ante el problema de dar forma a un mural sobre las guerras afganas las imágenes del Gran Buda de Bamiyán, de hace unos 1500 años, y de una cultura greco-budista, totalmente ajena y desconocida para nosotros sean mucho más potentes y sugerentes, es decir, cercanas, que la de los soldados talibanes entrenando o fusilando a un inocente. Y muy probablemente, ese arte antiguo, extinguido y hasta derrumbado con explosivos, ya sólo un recuerdo, tenga hoy y en el futuro mucho más impacto para cualquier artista que las imágenes reales, humanas, de las víctimas de la infame historia del país durante las últimas décadas.
Porque una cosa es la vida del artista, como persona, como ciudadano, y otra el funcionamiento de su cerebro como artista a la hora de crear. Por más sentidas y humanamente cercanas que sean las imágenes de la realidad, el arte, del período que sea -incluso el del pasado más remoto y desconocido- influye más en un artista que 100 telediarios.
El relativismo es una falacia, creo que esto está muy claro. Y en lo que estamos hablando, ¡es que ni siquiera viene a cuento!
Por último, el dichoso proceso. El proceso de creación es inherente a ella, y no es un invento moderno, está ya en las cuevas de Altamira. Quizá algo muy de ahora es darle nuevamente importancia a la elaboración, es decir, recuperar las obras elaboradas, con un proceso más o menos largo y complicado, como tiene el cine o la Arquitectura. El problema del conceptualismo y del neoconceptualismo y afines es que se quedan en eso, sólo el proceso, produciendo al final... nada. Pero como ocurre siempre, esa tendencia general, de volver a un arte con proyectos más largos, no es exclusiva del neoconceptualismo, pues en la pintura actual hay buenos ejemplos de trabajo elaborado, a partir de bocetos y más bocetos, con pruebas de color, grabados derivados... prácticamente durante todo el siglo XX y lo que va de XXI tenemos muy buenos ejemplos. En realidad ni siquiera se puede decir que esta forma de trabajar se haya abandonado en ningún momento, pues al fin y al cabo los frescos de Klimt, el Guernica de Picasso o los proyectos de cerámica de Hundertwasser son ejemplos de pintura con larga elaboración previa del proyecto.
Como ves, Teucro, si algo tiene el arte es que levanta pasiones.
Para teucro85 y otros a quienes pueda interesar, sobre práctica, teoría y el papel del discurso en el arte. Sólo es una primera cita:
Teoría y práctica
Gracias por la cuña publicitaria, sr. Crítico.
La sacrosanta teoría del arte contemporáneo parte del maliciosamente erróneo dogma, creado a medida, de que el arte previo a lo contemporáneo no partía de ideas ni de conceptos.
La diferencia entre Velazquez y Beuys NO está en que Velazquez no pensara, y fuese por tanto una especie de artesano, y Beuys sea el autor de una obra sesuda y cerebral.
La diferencia entre Velazquez y Beuys está en que, siendo ambos seres pensantes, uno es un artista y el otro no, uno supo plasmar sus ideas y llegar a millones de personas a lo largo de siglos, y el otro no, uno conoce su oficio y el otro no, uno necesita justificar su obra mediante teoría por que es evidente que carece de TODO LO DEMÁS, y el otro no necesita esa justificación, aunque su obra parta igualmente de conceptos teóricos, estéticos, y sea susceptible de miles de teorías, críticas, e incluso pajas mentales que harán LOS DEMÁS, no el artista, porque si un artista necesita comunicarse a través de las palabras, o complementar lo que ha hecho con éstas (por insuficiencia de su mensaje visual), entonces o es un escritor o es un artista plástico fallido y fracasado.
La obra de Beuys no es más que un montón de truños que carecen de las más mínima condición de ARTE, ésta sólo se la ha dado una hábil y tramposa teoría que ha encumbrado patochadas como estas a un lugar que no le corresponde.
Claro que lo de encumbrar es un decir, porque no hay más que ver en las fotos qué expectación tenía esta exposición, toda la que puede tener lo que es básicamente basura tirada por el suelo.
El encumbramiento de este tipo de arte es, como muy bien dice Anxo, una pura y simple cuestión de fe entre feligreses de una secta que a más teoría que me eche encima, menos me creeré.
El arte plástico no me va a convencer con las palabras, si no me ha convencido antes con ALGO que me haya entrado por los sentidos.
Para los miembros de la secta puede que Beuys sea un genio (aunque seguro que no pondrían una obra suya en su casa aunque se la regalasen)...
Para todos los demás, Beuys sólo fué un hábil vendemierdas (además de piloto de la aviación nazi, por cierto)..
en fín, un genio...
Escuché en persona decir a Juan José Gómez Molina, cuando vino a Argentina, decir que Velázquez era además de uno de los más grandes pintores, un gran artista conceptual que cambió el sentido de lo que era la representación en el arte con las Meninas.
Interesante como siempre este blog, siempre vengo por aqui.
SAludos.
En mi blog he reseñado un artículo que incide en esta polémica que nos ocupa. A ver qué les parece. Un saludo.
Gracias por la información, Teucro. Buen blog el tuyo, he de mirarlo con calma. Saludos
En este blog http://arte-nuevo.blogspot.com/ acabo de escuchar una entrevista, algo larga pero de interés, trata de la crítica de arte en México.
Da pistas sobre el pensamiento manejado por los gurús del arte contemporáneo en este país.
Estaba escuchando esta entrevista y luego de media hora de alocución del crîtico Cuauhtémoc Medina, ¡oh sorpresa! escuché que esta eminencia del arte contemporáneo aclaraba sobre la disidencia que lo atormenta:
“el primer discurso es que hay una exclusión de los verdaderos artistas que operan como Miguel Ángel, hay una mujer increíblemente... este... el problema no es de ignorancia, es corta de deseos, se llama Avelina Lesper. ”
Hay dos cosas que están acabando con ellos, lo cual se delata por el tono, les hace desesperarse, gritar... se ven sus sentimientos verdaderos, que permanecen ocultos bajo una sonrisa hipócrita por capas y más capas de compostura postmoderna, fina ironía, cinismo...
Una de ellas es el empuje de la pintura contemporánea, imparable. Nada les jode más que ver pintar, que ver que un pintor triunfa. Es una constante:
Comentarios de esta noticia
Artículo sobre Wyeth
La otra, evidentemente, es que la teoría, su única defensa, se vuelva contra ellos. Avelina Lésper es uno de los casos, y brillante, de lo que tú mismo bautizaste como "crítica anti-corrupta".
Eso tampoco lo soportan, porque su base teórica, hasta ahora intocable por críptica e incomprensible, en realidad es sumamente débil, inconexa, poco rigurosa. No aguanta el embate de un análisis serio desde un punto de vista filosófico, histórico, ni por supuesto estético.
El tercer pilar de su agonía es que el gran público pierda el miedo a opinar que hasta ahora atenazaba sus voces, y mantenía secuestrado el debate sobre arte contemporáneo. Temen a la gente, a que haya una rebelión contra el status quo ya consumado. También un aumento en la agresividad de los creyentes es aquí síntoma de su miedo: si antes se conformaban con decir "tú no entiendes y yo sí", ahora directamente pasan a insultar al público, llamando cateto, pailán o directamente imbécil a quien ose cuestionar sus dogmas de fe sagrados.
Pero los síntomas hablan por sí mismos: por el nivel de enfado que ahora están empezando a mostrar públicamente, por esa pérdida del autocontrol, parece que su fin es más inminente de lo que todos nosotros habíamos especulado.
Anxova:
Hay otras cosas que están acabando con el arte conceptual y es la trampa en que han caído ellos mismos: la voracidad por lo nuevo, mientras el arte verdadero acumula experiencia, en el conceptual acumulan novedad y esta muere de inmediato entonces el que ya no es nuevo ya no interesa, así que se plantean como artistas desechables, si deshechas a los creadores la obra sufre también una perdida, el arte conceptual no respeta ni a sus creadores, los utiliza como seres de circo y una vez que llega uno nuevo lo miran y se olvidan del anterior.
Otra muy elemental y es un asunto material: la obra conceptual se degrada físicamente, los materiales son efímeros, de mala calidad, son basura y esta no vive, ¿que puedes esperar de una obra fabricada con chocolate? Que se pudra, o ¿una obra fabricada con talco y lipstick? Que desaparezca. Están creando obras para que desaparezcan, son obras que no se pueden ni restaurar.
Otra es la percepción de que no hay talento, de que alguien miente, si ese objeto yo lo puedo hacer ¿por qué el curador dice que el que lo hizo es un gran artista? Más allá de los discursos que respalden la obra siempre existe la sensación de que “eso” no requirió de talento, se han olvidado que de al arte queremos admirarlo, y que si no lo admiramos, no nos interesa.
La evidencia de que nos están adoctrinando, el arte conceptual limita la libertad y eso causa rechazo, está lejos de ser un arte libre, depende de curadores, contextos, discursos etc. es un esclavo adicto de un medio artificial. Y además depende de que nos impongan un discurso, y en el espectador hay la presión de acorralarlo como en las religiones “cree en esto porque yo lo digo”. Es natural que rechacemos lo que limita la libertad.
No me llama la atención que el arte se convierta en una especie de religión incuestionable, donde el artista es el dios y los curadores o críticos se convierten en gurúes o sacerdotes.
La falta modestia, el argumento de autoridad, el irracionalismo, la desmesura y una ética por lo menos cuestionable, me recuerdan a ciertas corrientes de pensamiento relativista que descalifican lo racional y son caldo de cultivo para que los adalides de lo irracional, fanáticos religiosos incluídos, se lleven su gran tajada en detrimento de gente honesta y humilde que trabaja cotidianamente para crear, descubrir y reflexionar en forma sincera y comprometida.
La fuerza con que reaparece el fanatismo religioso, el misticismo, el antirracionalismo, en su versión más elemental y light (aunque a veces peligrosa), oculto detrás de un lenguaje confuso que en verdad es un palabrerío que nada, es análoga a la entronización de un "arte" trivial, gastado, hueco y facilista que se oculta detrás de conceptos teóricamente "profundos", pero que no exhiben ninguna profundidad en la obra misma.
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