Hace unos meses, estando en casa, recibimos una llamada extraña.
Extraña, por inesperada. Era la llamada de Fulvio, un pintor de Castellón, que había encontrado al movimiento hartista en la prensa, y se sintió emocionado, identificado por nuestra clara toma de posición en el maltratado mundo del arte contemporáneo.
Estuvimos hablando más de una hora por teléfono, compartiendo vivencias, impresiones, teorías...
Al cabo de unos días volvimos a hablar por teléfono. Fulvio me envió un sobre grande, que guardo como oro en paño, con una carta suya, imágenes de su obra pictórica, y unas fotocopias de unos interesantes textos que quería compartir.
Aunque de esto hace unos meses, hasta ahora no tuve un momento para leer las fotocopias de los libros. Son fragmentos de los siguientes:
Algo que me maravilla siempre, que siempre me sorprende en cuanto a nuestros planteamientos "radicales" sobre el arte es su universalidad. Aunque evidentemente toda universalidad es relativa, encuentro que la llamada de Fulvio, pese a todo, no es tan rara. Ni siquiera ha sido la única que hemos recibido, aparte de cartas, mensajes de apoyo por correo electrónico, en los blogs... Como comento, al Hartismo se nos ha unido espontáneamente una inmensidad de gente, de diferentes países, extracciones culturales, con diversas ideologías, edades y hasta intereses opuestos. Pero que pese a todo, y sin haber tenido contacto previo, decíamos casi exactamente lo mismo sobre el arte, pese a compartir la misma cautela al hablar del que se sabe disidente, del que cree ser el único loco que osa contradecir la marea impulsada por la oficialidad.
Como hemos dicho en alguna ocasión, creo que al Hartismo no se "convierte" uno, no es una fe o ideología que se abrace tras leer el manifiesto, sino que en realidad los hartistas somos aquellos que ya compartíamos una cierta visión escéptica de las cosas del arte mucho antes de que existiese el propio movimiento. Nuestra misma aparición podría haber ocurrido en cualquier otro lugar y en cualquier otro momento, y ser impulsada por otras personas. Esto precisamente es lo que hace al Hartismo -o al Stuckismo, no nos olvidemos de otros "sabores"- tan universal, tan ubicuo y probablemente tan fuerte: el hartismo no es una pose sino la ausencia de pose.
Una cosa sí me ha llamado mucho la atención de las lecturas que Fulvio me ha propuesto: en todas ellas -igual que hace el Hartismo y el Stuckismo- se rechaza de plano el conceptualismo. Y además, contradiciendo a los "expertos" que tanto abundan entre las faldas de mamá Estado, todos estos autores extienden el uso del término "conceptualismo" mucho más allá de los límites del movimiento -o pseudomovimiento- "artístico" del mismo nombre en los 60's. Para todos estos autores, el conceptualismo incluye no a Duchamp y su rueda o meadero -aunque guarde relación y se mencione- sino a todo el arte post-teórico (hecho para ilustrar una teoría artística) como el expresionismo abstracto de Pollock, el informalismo de Tàpies, los paneles de Rauschemberg, gran parte del pop, etcétera, y por supuesto Manzoni, Beuys, los landarteros, el de los cadáveres de animales en formol, el que pinta con mierda de elefante, etcétera, etcétera. Alegra ver que hartistas y stuckistas no estamos solos en el uso "incorrecto" del término "conceptual" para todo lo que podríamos también definir como arte-fraude o pseudo-arte.
Extraña, por inesperada. Era la llamada de Fulvio, un pintor de Castellón, que había encontrado al movimiento hartista en la prensa, y se sintió emocionado, identificado por nuestra clara toma de posición en el maltratado mundo del arte contemporáneo.
Estuvimos hablando más de una hora por teléfono, compartiendo vivencias, impresiones, teorías...
Al cabo de unos días volvimos a hablar por teléfono. Fulvio me envió un sobre grande, que guardo como oro en paño, con una carta suya, imágenes de su obra pictórica, y unas fotocopias de unos interesantes textos que quería compartir.
Aunque de esto hace unos meses, hasta ahora no tuve un momento para leer las fotocopias de los libros. Son fragmentos de los siguientes:
- Por otra estética seguido de reflexiones sobre la pntura, de Gao Xingjian. Ed. El Cobre, 2004
- Los ocho pecados capitales del arte contemporáneo, ensayos sobre arte y nihilismo, de José Javier Esparza, Ed. Almuzara, 2007 (que ya comenté hace más de un año)
- Manifiesto contra el progreso, de Agustín López. Ed. Olañeta, 2005
- Claves secretas de las vanguardias artísticas, de Ángel Escárzaga, Nuer ediciones, 1988
- Memorias de mi vida, de Giorgio de Chirico. Ed. Síntesis, 1984
Algo que me maravilla siempre, que siempre me sorprende en cuanto a nuestros planteamientos "radicales" sobre el arte es su universalidad. Aunque evidentemente toda universalidad es relativa, encuentro que la llamada de Fulvio, pese a todo, no es tan rara. Ni siquiera ha sido la única que hemos recibido, aparte de cartas, mensajes de apoyo por correo electrónico, en los blogs... Como comento, al Hartismo se nos ha unido espontáneamente una inmensidad de gente, de diferentes países, extracciones culturales, con diversas ideologías, edades y hasta intereses opuestos. Pero que pese a todo, y sin haber tenido contacto previo, decíamos casi exactamente lo mismo sobre el arte, pese a compartir la misma cautela al hablar del que se sabe disidente, del que cree ser el único loco que osa contradecir la marea impulsada por la oficialidad.
Como hemos dicho en alguna ocasión, creo que al Hartismo no se "convierte" uno, no es una fe o ideología que se abrace tras leer el manifiesto, sino que en realidad los hartistas somos aquellos que ya compartíamos una cierta visión escéptica de las cosas del arte mucho antes de que existiese el propio movimiento. Nuestra misma aparición podría haber ocurrido en cualquier otro lugar y en cualquier otro momento, y ser impulsada por otras personas. Esto precisamente es lo que hace al Hartismo -o al Stuckismo, no nos olvidemos de otros "sabores"- tan universal, tan ubicuo y probablemente tan fuerte: el hartismo no es una pose sino la ausencia de pose.
Una cosa sí me ha llamado mucho la atención de las lecturas que Fulvio me ha propuesto: en todas ellas -igual que hace el Hartismo y el Stuckismo- se rechaza de plano el conceptualismo. Y además, contradiciendo a los "expertos" que tanto abundan entre las faldas de mamá Estado, todos estos autores extienden el uso del término "conceptualismo" mucho más allá de los límites del movimiento -o pseudomovimiento- "artístico" del mismo nombre en los 60's. Para todos estos autores, el conceptualismo incluye no a Duchamp y su rueda o meadero -aunque guarde relación y se mencione- sino a todo el arte post-teórico (hecho para ilustrar una teoría artística) como el expresionismo abstracto de Pollock, el informalismo de Tàpies, los paneles de Rauschemberg, gran parte del pop, etcétera, y por supuesto Manzoni, Beuys, los landarteros, el de los cadáveres de animales en formol, el que pinta con mierda de elefante, etcétera, etcétera. Alegra ver que hartistas y stuckistas no estamos solos en el uso "incorrecto" del término "conceptual" para todo lo que podríamos también definir como arte-fraude o pseudo-arte.
11 comentarios:
Estimado amigo.
Tenía bastante tiempo sin pasear por sus letras, como siempre un placer.
Qué buenas noticias, más y más gente interesante uniéndose a su movimiento.
Que los éxitos y buenas asociaciones sigan fluyendo.
Saludos desde mi orilla.
Saludos Anxo, estaría bien que transcribieras algún pasaje de esos libros, por ejemplo del de Escárzaga, para ver si es divertido de leer y merece la pena encargarlo; (he intentado buscar algún fragmento por internet y parece que no hay nada).
No te preocupes, Juan, lo haré, me gusta mucho ese libro. Pero hoy no tengo tiempo, me voy dentro de un ratito a una boda (ojo, no la mía). Saludos.
Celebro la aparición de Fulvio y espero las transcripciones de Escárzaga y, si es posible, las de Esparza. Lamentablemente, Anxo, ninguno de los que citas ha llegado a la Argentina.
Creo que el hartismo es un sentimiento y un pensamiento muy generalizado; me parece que representamos a una mayoría silenciosa, tal vez intimidada por la inmensa ola de adoración del mingitorio y por la claudicación de la prensa, que no aplica a la información artística los filtros morales, racionales y de sentido común usados para tratar el resto de la información.
Hola,
No conozco a Fulvio, pero ya sé que me cae mal. Es que me caen mal los que fotocopian libros. O sea los que no saben respetar los derechos de los demás artistas, aq sean de otra disciplina artística.
Por tanto cualquier opinión que exprese me parece propia de una persona que tiene unas bases de pensamiento equivocadas.
Saludos.
José Luis, me parece muy bien que sigas haciendo amigos, pero francamente, si tan poco te gusta todo lo que ves aquí no entiendo por qué sigues viniendo.
Te recomiendo que visites el blog de David Bravo, abogado, que habla bastante sobre derechos de autor. También Enrique Dans tiene escritos sobre ese tema.
Hola,
El problema Anxo es que David Bravo también me cae mal :)
No puedo entender que un artista, alguien que vive de la creación, esté de acuerdo con fotocopiar obras de otros....pero en fin supongo que soy un bicho raro.
Saludos.
PD: no molestaré más no te preocupes.
¿Qué tiene que ver? Una cosa es escribir un libro y otra editarlo. La protección de los derechos de EDICIÓN no es exactamente la garantía de que se protejan los derechos de AUTORÍA. Supongo que desautorizarás igualmente todo Internet y la misma existencia de cualquier medio de copia. Creo que lo inteligente es adaptarse y sacar provecho de los cambios, no negarlos.
Jose Luis, criticar por criticar no conduce a nada.
Enviar a un colega unas copias de fragmentos de libros, como una RECOMENDACIÓN de lectura y con vistas en suma a que estos sean promocionados en un blog dudo que sea algo que moleste al autor o a la editorial. Más bien yo diría que estarán encantados.
Yo, por ejemplo, me haré con alguno de estos libros (y te aseguro que no será con fotocopias) para leer este veranito gracias a esta gente que te cae tan mal y que segun dices son los verdugos de los autores.
Estoy seguro que no será el único al que este blog ha despertado esa curiosidad por esos libros.
Si lo que quieres es criticar a Anxo, al hartismo, o a los que han escrito estos libros, o comparten sus opiniones hazlo, pero no utilices un argumento tan ridículo.A mí también me cae mal la gente que utiliza un argumento teóricamente "buenista" para utilizar como ariete cuando las intenciones son otras que no tienen que ver con la autoría de nadie.
Por favor...
El tema de los derechos es algo muy relativo. Hay textos que son imposibles de conseguir en algunos lugares, por no mencionar, por ejemplo, lo caro que es en Argentina traer algún libro editado en España, considerando que el Euro cotiza a más de 5 Pesos.
Algo similar pasa con los CDs. Y conste que soy músico. Sí, tal vez no sea muy simpático lo de los CDr y los mp3, pero es un hecho. Ya está instalado y no veo más alternativa que adaptarse a eso.
Como lector, como oyente, prefiero el disco al mp3 y el libro a la fotocopia, tanto por el tema de derechos como por una cuestión estética. Pero, qué pasa, por ejemplo cuando los discos o los libros no se consiguen o son inaccesibles?
Además, una persona que accede a la obra de alguien a través de la descarga de internet o de una copia, tal vez se interesa por ella y luego decide comprar sus libros o discos o ir a sus conciertos.
Mi hermano, también músico, opina lo mismo. Por mi parte, conocer obras a través de fotocopias o mp3 me ha impulsado después a comprarlas. Según parece las estadísticas demuestran que muchas ventas se producen así.
Simplemente la venta de soportes ópticos desciende porque este tipo de soportes están próximos a la obsolescencia. Yo suelo transportar datos propios en memorias flash y no en DVDs regrabables. ¿Por qué? Porque es más cómodo y rápido, y tiene menor posibilidad de fallos, roturas, etc.
En cuanto a los libros ocurre algo muy parecido. Y no en vano la fotocopia de libros está gravada con un canon, y es necesario firmar un papel en el que aseguras que no harás un uso lucrativo de esas fotocopias... lo que sería un pobre negocio, porque por ejemplo, el libro de Escárzaga no llega a los 10 €.
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