Esto es debido a dos razones principales. La primera es el comienzo del curso escolar. Los que tenemos niños debemos empezar la rutina, y en nuestro caso, al trabajar en la enseñanza, el comienzo del curso es doblemente intenso, pues no sólo tenemos que prepararnos para los cursos de nuestros hijos, sino para los que nosotros mismos impartimos.
La segunda razón es que estamos en plena efervescencia con el cambio de local de Escola Aberta de Arte, la empresa que desde hace diez años dirigimos mi mujer y yo en Ferrol.
En mi caso ahora mismo estoy inmerso en la parte más dura de la reforma: derribo, colocación de pavimento, etc. He decidido -sin pensarlo dos veces, la verdad- ponerme yo mismo como peón en esta obra, lo cual tiene no pocas ventajas, tanto económicas como de fiabilidad del resultado final. Así que varias horas al día las paso y sobre todo pasaré en el local nuevo a mandarriazos con los desaguisados constructivos, alimentando la hormigonera, colocando cosas... lo cierto es que para mí, que no estoy acostumbrado a estos menesteres, hacer este tipo de trabajos me resulta estimulante, hasta entretenido. El trabajo físico permite tomar contacto con los materiales, pero sobre todo libera la mente para divagar largas horas... lo cual me viene de perlas, teniendo en cuenta que todavía quedan cosas por decidir de la propia obra -a pesar del magnífico trabajo que están haciendo Rosa Carballo (aparejadora) y Manuel Garat (arquitecto)- y que este año debo preparar varios cursos -como el de Saber ver a Arte con la Univ. da Coruña- una oposición, afrontar cambios familiares (en positivo), cambios de orientación de nuestro negocio, el aniversario del Hartismo, la continuación y fin de Frikipedio en 9 textículos y dos o tres exposiciones importantes.
Pero evidentemente, aunque para mí va a ser una etapa de reflexiones, mientras dure la obra no tendré físicamente demasiado tiempo para anotarlas con el PC, así que volveré al bolígrafo. Tampoco podré actualizar este blog con demasiada frecuencia, aunque espero al menos poder traeros un artículo por semana.
Eso sí, a la vuelta, os bombardearé con nuevas reflexiones, fruto de esta etapa que comienzo de mandarria y bolígrafo.
Mi mujer es la pintora Carmen Martín. La conozco desde hace 21 años, por lo que llevo ya más de la mitad de mi vida con ella. Así pues, yo soy quien soy gracias -o por culpa de- Carmen. Y al revés.
A finales de Agosto, Carmen terminó el mural del CEIP Recimil, en el que llevaba trabajando sin descanso desde Abril. Una enorme superficie, repartida en dos espacios (pasillo y escalera) que engalanan la entrada a la nueva biblioteca del colegio. Un gran trabajo, gracias al cual este antiguo colegio ferrolano jamás volverá a ser el mismo.
Carmen es, como suele decirse, una persona "activa". No es capaz de estarse quieta, incluso aunque le receten reposo Carmen necesita levantarse y seguir trabajando.
Carmen ha pintado este mural, subida a los andamios, hablando con profesores, niños, padres, buscando libros, ilustradores, pensando mil ideas, proyectando en libretitas, en láminas de cartulina y papel continuo, pintando, corrigiendo, volviendo a pintar... el trabajo final es impresionante, una serie de estanterías, con cientos de libros y que responde a un programa rector que trata diversos temas, desde el espacio, al mar, los juguetes, las matemáticas, la literatura infantil... La ha bautizado como "A Biblioteca Máxica", porque es una biblioteca pintada que mágicamente envuelve a la biblioteca real. También en la biblioteca real estará la huella de Carmen gracias al "Teatrín de Carmovita" que presidía la Escola Aberta de Arte y se ha donado al colegio.
n Octubre, además de PINTA[C], del primer aniversario del Hartismo y San Lucas, se inaugurará oficialmente la nueva Biblioteca del CEIP "Recimil" y será el momento en el que se presente al mundo también la obra de Carmen.
He querido escribir esto -interrumpiendo momentaneamente mis labores urgentes, que dificultan que pueda atender este blog- para expresar en serio toda mi profunda admiración por esta artista, humilde pero tan grande como su mural, con la que tengo la fortuna de compartir mi vida. 



