No sea usted reaccionario: coma chóped

Cada vez más me doy cuenta de que todo el tema del arte contemporáneo oficial se asemeja al chóped. La diferencia es que nadie te llama reaccionario o inculto porque digas "no me gusta el chóped". Pero en cambio, si dices que no te gusta el equivalente artístico al chóped (conceptualismo y derivados) los amantes del chóped te perseguirán por doquier, coreando: ¡Reaccionario! ¡Inculto! ¡Esfuérzate por intentar entender el chóped!

¿Es que no se puede ser un "gourmet" en cuestiones culturales? Al final no se trata más que de eso: te satisface el chóped o no. Aunque no esté bien visto, a mí me da igual decirlo, a estas alturas. Así que ahí voy: no me gusta el chóped artístico. Prefiero el jamón de Jabugo, y hasta la mortadela de Bolonia.

Estoy preparando un artículo más largo sobre este tema, que ahondará en esta comparación y contendrá íntegra la famosa Parábola del Chóped, en la que un gourmet decide dejar un día su habitual círculo de grandes restaurantes y buena cocina casera para probar el chóped, y atónito comprueba que le intentan obligar a decir que le gusta.