jueves, 20 de septiembre de 2007

Descartando la vanguardia

Nuestro amigo Mariano, Mariano Casas, pintor, que coincidió con nosotros en Pontevedra en los primeros tiempos de la Facultad de Bellas Artes, reinaugura su blog.

Si yo no fuese también artista y no tuviese este ego tan subido que nos caracteriza, Mariano sería mi ídolo. Pero por ser las cosas como son, simplemente le tengo mucha envidia. Hace cómics, pinta, rueda cortos, y lo peor de todo: escribe muy bien. Poca gente conozco con su capacidad de síntesis: lo que a mí me lleva dos páginas y no termino de explicar, el lo dice en dos líneas elegantes.

En su entrada ¿Qué ha pasado?, que os recomiendo leer, reflexiona sobre el lugar del artista en el panorama del arte actual con una perspectiva histórica, replanteándose la vanguardia.
Estaba pensando en el párrafo final:
"y aceptar que nos hemos metido en una camino sin salida, del que la única salida es dar marcha atrás?..."

Realmente, opino con Mariano que nos hemos metido en un camino sin salida, y que hay que dar marcha atrás, pero creo que la realidad es muy compleja y cuesta desenmarañar lo que ha ocurrido.

Pienso que el gran éxito de Picasso y en general de los vanguardistas, arrastraron por ese camino a muchos, entre los cuales había una cantidad importante de caraduras, arribistas y trepas de todas clases. Algo de esto se puede extraer del libro La Palabra Pintada de Tom Wolfe.

Los vanguardistas, al menos en un comienzo, fueron sinceros y creían de veras que la contaminación de las formas con lo exótico, lo onírico o lo primitivo podría renovar el arte europeo, lastrado por una tradición demasiado acartonada e influida por la literatura, estancado en sus formas, etc.

Pero resultó que la consagración definitiva de la subjetividad en la valoración del arte permitió que dejara de ser posible distinguir el grano de la paja, se abrió el camino al "todo vale". Si bien esto es de por sí grave, benefició a multitud de artistas a los que una mayor exigencia técnica les habría impedido abrirse camino, por lo que dentro de los grupos vanguardistas se toleró la relajación en la crítica. Cada mecenas, cada inversor de la época -muchos de ellos multimillonarios norteamericanos- se vio arropado por una pléyade de críticos de arte nunca antes conocidos, intelectuales de salón y artistas bohemios que certificaban el valor de la obra comprada.

Cuando se consagraron los vanguardistas de las primeras hornadas, como Picasso, Matisse, Dalí, etc... las generaciones posteriores en parte quisieron continuar su legado por pura admiración, pero también por interés. Se consagró la idea de que el arte era vanguardista o no era arte. Ya en época tan temprana como los años 30-40 algunos artistas optaron por continuar una carrera al margen de las vanguardias, como por ejemplo Balthus. En realidad incluso Picasso tuvo una etapa clásica, que coincide con la neoclásica de músicos como Stravinsky, y que suponía una "vuelta al orden", presente entre los años 20 y 40 en muchos artistas de la época.

Nace un movimiento artístico bastante despreciado, pero de gran influencia, el realismo socialista o social, con grandes artistas como Renato Guttuso, Ben Shahn... y que es muy cercano a la pintura de Balthus, el primer Freud... con paralelismos importantes en la ya mencionada reacción neoclásica de muchos músicos, en la poesía social, el neorealismo en cine, etc.

Este movimiento nace de la necesidad de hacer un arte moderno pero que la gente pueda entender: un arte cercano al pueblo sin dejar de tener calidad y recogiendo lo mejor de los avances vanguardistas -entendiendo como vanguardia incluso la revolución impresionista- pero sin atarse a un manifiesto teórico, sin renunciar al oficio.

No obstante, la guerra fría por una parte, y muy probablemente los intereses económicos del naciente mercado del arte vanguardista, que florecía en el país de los dólares, hicieron nacer la necesidad de perpetuar la vanguardia -a la que el nuevo realismo ya estaba dando carpetazo- y revitalizarla. Nace el expresionismo abstracto como invención de los críticos americanos, que buscan un movimiento de vanguardia nacional, y luego se apropian del pop inglés -muy cercano al realismo socialista, a la pintura de Freud, Hockney, Kitaj y con antecedentes en la pintura del grupo Kitchen Sink School... hasta llegar a la eclosión de movimientos artísticos neodadaístas de los años 60 norteamericanos (conceptualismo, minimal, land-art, body-art...).

De nuevo un enjambre de espabilados se acoplan al invento de la vanguardia, que en esta ocasión parte de EEUU y no de Francia, Italia... por todas partes aparecen réplicas de los movimientos americanos, como Fluxus en Europa, al que pertenece Beuys, Arte Povera en Italia, o en España los Millares, Tàpies, etc, que el Régimen franquista utiliza para lavarse la cara presentando una apariencia de modernidad.

No obstante, en muchos artistas cuaja la idea de un arte más accesible y de hecho muchos se forman artísticamente con seguidores del realismo social o el pop de origen inglés, tan cercanos estéticamente. En la tradición transmitida por esta hornada de pintores, está el recuerdo de la vanguardia, sobre todo por los dos movimientos que más han provocado revoluciones conceptuales y técnicas en pintura: impresionismo y expresionismo, con elementos sueltos de otros como surrealismo o cubismo.

Muchos de estos artistas de generaciones post-vanguardistas incluyen enseñanzas vanguardistas en su acervo artístico. Pero en lugar de seguir la moda del momento, la vanguardia oficial generada en EEUU, o alguna de las vanguardias históricas con un desfase de varias décadas, simplemente pintan a su estilo personal.

Son pintores que sólo tienen un éxito local, aunque notable, como Segura Torrella en Ferrol, que sin seguir ninguna vanguardia en concreto, pinta de una manera indudablemente moderna. Influencias de pintores muchas veces del expresionismo o el impresionismo -en el caso de Segura Torrella, influencia clara de Kokoschka- y que ejercen una gran influencia en su entorno.

Otros en cambio, siguiendo los dictados de la moda imperante, de los movimientos artificiales del arte oficial, consiguen gran éxito, sin importarles dar grandes saltos estilísticos de la noche a la mañana para pasar, como es el caso de Tàpies, de una pintura deudora del surrealismo al informalismo pleno, con el beneplácito de la sección cultural del gobierno franquista.

Siento que ha habido dos historias del arte paralelas en el siglo XX: la natural, consistente en:

impresionismo - modernismo - vanguardias históricas - realismo social - escuela de londres - neoexpresionismos/neorealismos actuales

y otra artificial, que es la que nos cuentan los libros:

postimpresionismo - vanguardias históricas - expresionismo abstracto - pop - vanguardias de los 60 - arte contemporáneo

Todo esto sin olvidar el extremo en la reacción antivanguardista, provocada en último término por la explosión conceptualista de los 60 hasta ahora, y que consiste en el rechazo de toda enseñanza vanguardista -incluida la revolución impresionista- que defiende el academicismo más absoluto: los neoacademicistas de artrenewal.org.

Últimamente también ha habido un enfrentamiento antivanguardista en Gran Bretaña, que quiere recuperar las enseñanzas de la escuela de Londres, el pop inglés y la pintura social: el movimiento stuckista, en auge.

No obstante, y pese a que hay ya muchos síntomas del agotamiento -nuevamente- del modelo vanguardista de arte, todavía se siguen aceptando su discurso y sus mitos, llegando a consagrar como genios a sus gurús en museos y fundaciones. Pero se impone no sólo una renovación, sino una revisión total de la importancia de la vanguardia. Yo creo que se debería separar el grano de la paja, y descartar la vanguardia como motor del arte del siglo XX en su segunda mitad. La vitalidad creadora, la mayor parte de producción y la mayor parte de la influencia estética y técnica no están, pese a los ríos de tinta que se han vertido, en la tendencia vanguardista, sino en la otra línea, más unida al público.

Cierto que desde la crítica pro-vanguardista se ha querido desprestigiar la tendencia contraria mezclándola con la pintura amateur o "dominguera", haciendo ver que son la misma cosa... pero nada más lejos de la realidad. Los pintores de mayor éxito hoy día no son vanguardistas: Hockney, Freud, Kitaj, Antonio López...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno. He leído lo de los ferreganchos y he votado. La puerta de la residencia es una obra realmente conmovedora. Qué sutileza, qué buena idea... Lo que no sabía era que toda esa horda de objetos artísticos que germinaron por las rotondas de esta nuestra espinillosa ciudad eran obra del mismo individuo.

También acabo de leer un artículo que venía por "Bush" y hablaba del minimalismo. jojojo, no sabes lo bien que sienta leer algo así estudiando arquitectura, aunque sólo sirva como vacuna y afirmación de algunos pensamientos herejes y totalmente condenables que de vez en cuando se me vienen a la cabeza y debo callar...

Este que estoy comentando no lo he leído.

Por último, no sé si os habréis preguntado qué era de mí este verano (si no es así, lo superaré) pero me da algo de rabia no haber aparecido ni un día por ahí... En fin, los caminos del señor son inescrutables y... blablablablabla.

Un saludo!

Anxo Varela dijo...

Hola, Oa. Ciertamente a persona tan notable como a vos se os echa

de menos.

Me alegro de recibir tu comentario en esta sesuda entrada y de percibir tu alegría juvenil y arrolladora.

Tienes que venir un día por la Escola para traernos una empanada de zamburiñas, o un cheque por 10000 € o si no queda otro remedio sólo para saludar. Incluso en caso de lo 1º te invitamos a empanada, en caso del segundo te damos un café o en el tercer caso te saludamos con un gesto de amabilidad bastante convincente.

No, en serio, un saludo muy affettuoso y sabé que tenés las puertas abiertas acá. Beijos.