viernes, 1 de febrero de 2008

Yoko Ono

El otro día dormimos en casa de Mariano Casas (valga la redundancia) en Santiago, pues Carmen llevó su Pintura en Acción a la estación de trenes de Santiago. Mariano nos puso unos vídeos de Muchachada Nui y La Hora Chanante, y nos estuvimos riendo un buen rato. Luego estuvimos "conspirando" con él hasta las tantas, como en los viejos tiempos de la facultad.

Así que hoy os traigo este vídeo -de los que Mariano nos enseñó- sobre la magnífica artista conceptual, oh loor y gloria a ella, Yoko Ono.



Mariano ha escrito últimamente unos magníficos posts en su blog. El último habla de "¿PORQUÉ EN LA SOCIEDAD DEL ESPECTÁCULO ES TODO TAN ABURRIDO?"


Y lo acompaña con esta insulsa imagen, foto de una no menos aburrida y mediocre "obra de arte" oficial. Ante esta "cosa", tan cercana a la caca -anda que no es ya cansino el tema- destaca aún mucho más la frescura, gracia y talento de los muchachos de Muchachada Nui, que con esta sencilla parodia consiguen poner en evidencia, sin esfuerzo toda la tontería y vacuidad de estos artistillas tipo Yoko Ono.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Anxo, como sabes, hace apenas cuatro meses, no sabía nada de esto del arte. Sí, se me daba bien hacer retratos y caricaturas. Pero mi formación artística consistía en conocer algunos conceptos clásicos sobre dibujo y composición, la proporción áurea, la perspectiva, teoría del color… y muy poquito de Historia del arte, la que se daba en el instituto.

También sabía que cuando iba de exposiciones, algunas obras me decían “llevame a casa”. Me atrapaba su fuerza, o su belleza, o el virtuosismo del artista, o ese algo que no sé explicar, un flechazo… amor a primera vista, supongo. Necesitaba acercarme y alejarme una y otra vez, tocarla, olerla, volver a verla antes de irme.

Sin embargo, en otras exposiciones, era un entrar y salir, un aquí te pillo, aquí te mato… parecía más un sexador de pollos, que un espectador del arte… vaya mierda, vaya mierda, vaya mierda, que coño es esto, vaya mierda, vaya mierda… dos minutos y estaba todo visto.

Ahora que voy profundizando en el tema y que el Doctor en Historia del Arte, Antonio Garrido, me ha ilustrado sobre el cubismo, el expresionismo alemán, el ready made, Dadá, surrealismo… y sobre todo, la frase que más huella me ha dejado de sus clases: “el que no es capaz de traspasar, romper, lo Infraleve, está en fuera de juego en esto del arte, no entiende”. Ahora, querido Anxo, es cuando más de acuerdo estoy contigo. Ahora puedo gritar “TOLERANCIA CERO”. Yo cuando tenía 3 años ya traspasaba lo infraleve con la picha. Creo que el que a ciertas edades todavía anda a vueltas con el mérito de lo conceptual, una de dos: o gana pasta con ello y entonces es un getas, o es un pobre diablo al que le faltan unas cuantas primaveras.

Lo difícil siempre estuvo en convertir lo conceptual en arte, yo le llamaría (para dar por superado el término infraleve) traspasar lo ultraleve. Por ejemplo Delacroix en “la libertad guiando al pueblo” convierte un concepto en arte. Pero quedarse sólo en el concepto… no me jodas! Eso es, como diría Yoko Ono, pa mear y no echar gota. Es como la fábula de la zorra y las uvas: La zorra al ver que ni saltando era capaz de alcanzar las uvas, dijo: “no las quiero, están verdes” y se hizo artista conceptual.

Ahora que ya me desahogué, sigo abierto, y reconozco que todavía me queda mucho por aprender y que a lo mejor, mañana cambio de opinión y me desdigo de lo dicho.

Ya termino, pero antes de cerrar mi comentario, quiero reivindicar el número phi y por eso recomiendo a tus lectores que busquen en los canales alternativos de Internet el programa 364 de Redes de Eduardo Punset, la proporción áurea.

Me quedó bastante largo, lo siento. Hasta otra, en la que seré más breve.

Anxo Varela dijo...

Gracias, Luis, por este jugoso comentario. No se me había ocurrido lo de La Zorra y las Uvas, pero a partir de ahora lo citaré, es muy buena comparación.

Eso de lo infraleve es curioso porque suele decirlo gente muy entendida que sí, se sabe de memoria millones de datos sobre lo que los comisarios -policía del arte- han dicho. Pero esa misma gente no es capaz de diferenciar el abismo, el misterio que separa una obra genial, hecha con sentimiento, con soltura, de otra mediocre, fría, pesada.