Hace unos días, durante una de las clases de pintura, salió el tema del contraste, que venía a cuento del dibujo de una alumna.
El contraste es para mí una de las leyes invariablemente presentes en el arte: no existe arte sin contraste. En este sentido, me llamó la atención la opinión, en algunos alumnos, de que el contraste es una opción. Básicamente, que no es un secreto de toda arte, sino simplemente una tendencia, incluso un estilo o una moda.
Precisamente hablamos del minimalismo en decoración, es decir, esa especie de remedo soso del interiorismo japonés, pero despojado precisamente del contraste. Allí donde los japoneses colocan estratégicamente un delicado jarrón con flores o un grabado de un paisaje, para dar gracia -por contraste- a un interior perfectamente geométrico y racional, los decoradores minimalistas simplemente ponen un panel negro, gris o blanco, o sea más de lo mismo. En la música aburrida, a un acorde "de ver a Dios" sucede otro acorde del mismo estilo meloso, y en la película infumable, a una escena violenta sucede siempre otra y otra escena exactamente igual.
Si bien es cierto que existen dos fuerzas contrapuestas, la armonía y el contraste, y que en todo contraste siempre ha de haber armonía, no es menos cierto que incluso en la búsqueda de la armonía es necesario siempre cierto grado de contraste para destacarla, precisamente por oposición, por contraste. El contraste es el alma misma del arte, de cualquier arte.
El contraste llega a su máximo refinamiento con el contrapunto, que en el Barroco se explotó hasta sus mismos límites. Para mí es el barroco, no sólo por sus formas concretas, sino por ese espíritu, por el uso consciente y natural del contraste, la época más esplendorosa de todo el arte occidental.
Hoy día se piensa que se puede hacer armonía renunciando al contraste. Bien es cierto que no lo piensa todo el mundo, pero hay mucha gente que cree en esto. Y por eso se está llenando el planeta de músicas, pinturas, literatura, poesía, fotos... o bien sólo suaves, como un susurro, o sólo fuertes, como un grito. Pero un volumen bajo o alto no impiden percibir igualmente la monotonía, la banalidad, la cobardía, en una palabra, la ñoñería.
¡Contraste, por favor!
El contraste es para mí una de las leyes invariablemente presentes en el arte: no existe arte sin contraste. En este sentido, me llamó la atención la opinión, en algunos alumnos, de que el contraste es una opción. Básicamente, que no es un secreto de toda arte, sino simplemente una tendencia, incluso un estilo o una moda.
Precisamente hablamos del minimalismo en decoración, es decir, esa especie de remedo soso del interiorismo japonés, pero despojado precisamente del contraste. Allí donde los japoneses colocan estratégicamente un delicado jarrón con flores o un grabado de un paisaje, para dar gracia -por contraste- a un interior perfectamente geométrico y racional, los decoradores minimalistas simplemente ponen un panel negro, gris o blanco, o sea más de lo mismo. En la música aburrida, a un acorde "de ver a Dios" sucede otro acorde del mismo estilo meloso, y en la película infumable, a una escena violenta sucede siempre otra y otra escena exactamente igual.
Si bien es cierto que existen dos fuerzas contrapuestas, la armonía y el contraste, y que en todo contraste siempre ha de haber armonía, no es menos cierto que incluso en la búsqueda de la armonía es necesario siempre cierto grado de contraste para destacarla, precisamente por oposición, por contraste. El contraste es el alma misma del arte, de cualquier arte.
El contraste llega a su máximo refinamiento con el contrapunto, que en el Barroco se explotó hasta sus mismos límites. Para mí es el barroco, no sólo por sus formas concretas, sino por ese espíritu, por el uso consciente y natural del contraste, la época más esplendorosa de todo el arte occidental.
Hoy día se piensa que se puede hacer armonía renunciando al contraste. Bien es cierto que no lo piensa todo el mundo, pero hay mucha gente que cree en esto. Y por eso se está llenando el planeta de músicas, pinturas, literatura, poesía, fotos... o bien sólo suaves, como un susurro, o sólo fuertes, como un grito. Pero un volumen bajo o alto no impiden percibir igualmente la monotonía, la banalidad, la cobardía, en una palabra, la ñoñería.
¡Contraste, por favor!
13 comentarios:
Antes de nada comentar que el barroco no deja de significar, para mi, cierta decadencia en el arte. Se dieron artistas no buenos: buenísimos!!. Pero la época denominada barroca no deja de ser el tiempo del espejo, del doble sentido, de lo que es y de lo que parece, de cierta perversión...
Por algo muchos llaman a lo que se hace actualmente como "neobarroco". Un mundo, el actual, en el que lo "kitsch" impera. Donde lo virtual se presenta como realidad.
En definitiva: el espejo, el doble sentido, el barroco.
Velázquez es, posiblemente, el más grande pintor de occidente. Pero le tocó vivir en una época revuelta, donde la falsedad era moneda de cambio. Y como artista contemporáneo que reflejó a la perfección todo eso... y más.
Personalmente prefiero, con diferencia, el románico. Entrar en una iglesia románica... eso si es armonía, y no los recargados-dorados-imposibles altares barrocos. Ya puestos prefiero el rococó y la del columpio. Esos al menos ya no engañaban a nadie: eran básicamente retorcidos y punto.
Y eso de la ley (LA LEY) del contraste? Flipo cuando se habla de leyes cuando se tocan estos temas.
Que será lo siguiente?
Y Malevich, por supuesto, caca de la vaca...JA!
Bueno, nos guste o no hay unas leyes que rigen nuestra percepción, y de rebote las construcciones humanas que juegan con la percepción. La ley de contraste es simplemente la constatación de ciertos artificios que de manera intuitiva se han utilizado siempre en arte, del mismo modo que la ley de armonía.
Con respecto al engaño del barroco, simplemente creo que era una época en la que se llegó a gran complejidad estética, y eso implica uso constante y muchas veces consciente de los artificios. A mí tampoco es que me apasionen todos los dorados y cornucopias, pero en cierto modo el barroco es el verdadero clasicismo, pues sólo los artistas barrocos nacieron cuando el lenguaje clásico se había afianzado tras los primeros experimentos renacentistas y las desviaciones manieristas. Creo que desde su mismo bautizo, se ha buscado la manera de caricaturizar al barroco como algo deforme y retorcido, con lo que no estoy en absoluto de acuerdo. Es clasicismo puro: la adopción definitiva de las formas grecorromanas, pero en una forma viva, sin ataduras ni pleitesías hacia el pasado.
Creo que nuestro momento actual no es en absoluto barroco, porque no es maduro, unitario, sino confuso, oscurantista... es puro manierismo, y algunos autores así lo reconocen.
Respecto a Malevich no puedo opinar demasiado porque por ahora he visto muy poco de él. No me gustan muchas cosas de Malevich y menos aún el uso que se hace de él por parte de la oficialidad. Pero vi una foto de una exposición original, montada por él mismo, en la que los cuadros geométricos se apiñaban del suelo al techo y cubrían las paredes, y entendí mejor para qué vale un cuadro blanco con un rombo negro, pues el conjunto era armonioso y lleno de vida (y de contraste, claro).
Compruebo que te influye sobremanera el libraco de Rudolf "Arte y percepción visual".
Existe la ley de la gravedad, la ley de los opuestos, la ley de murthy y todas las leyes que quieras. Que no dejan de ser artificios creados por el ser humano para poder definir de alguna manera las cosas. Meros intentos, todos ellos necesarios y a la vez frustados. Siempre surgirá una nueva ley que contradiga a la anterior.
Me recuerdas a los academicistas del XIX con sus leyes y sus acotaciones y sus restricciones y sus dogmatismos. Hay mas realidades que las de uno mismo. No hace falta ridiculizar las realidades que no entendamos solo por el hecho de no entenderlas. Y siempre pasa lo mismo: nos aferramos con mas fuerza a nuestros códigos aprendidos y un buen dia nos volvemos impermeables a cosas que sin duda nos enriquecerían con solo cambiar un poco nuestra actitud.
El post de Amy es bastante revelador...
Why?
Why?
Why qué?
Bromas aparte, creo que estás muy equivocado. Que haya leído uno, dos, o cien mil libros no quiere decir que no tenga mis propias ideas. En nuestra época, si algo no está "a la moda" en seguida hay quien, como estás tú haciendo ahora, lo vendrá a tachar de "acotado", "restringido", "dogmático"...
Acto seguido viene el consabido discurso de "abre tu mente", etcétera. En esto de la crítica de arte soy perro viejo, y ya hace años que oigo una y otra vez las mismas consignas repetidas por quienes acaban de abrazarlas.
Nos guste o no, repito, existen las leyes de la percepción, y no hace falta leer a Arnheim. Basta ser un ser humano, pues nuestra mente tiene la increíble capacidad de extraer universales constantemente a partir de los hechos concretos. También, un somero repaso a milenios de literatura sobre arte escrita por artistas hace sospechar quizá que hay una ley que funciona en arte: la del contraste y la armonía. Claro que siempre viene algún "contemporáneo" que cree que la época en que su madre lo parió es mejor que todas las demás, y sin dudarlo contradice el sentido común, la historia y la lógica, sólo porque oyó decir a una "autoridad" que está pasado de moda lo que siempre se dijo. Esa gente no razona, simplemente se limita a ridiculizar lo que no se adapta a la moda imperante.
Yo me tengo algo más de estima, prefiero pensar por mí mismo, aunque luego me quieran "abrir la mente" sin más, sin explicarme nada.
Lo siento, pero mientras no me demuestres que lo que veo, leo, hago y compruebo día a día es mentira, y que muy equivocado estoy al no subir como tú a Malevich a los altares y seguir las modas que tú recientemente pareces haber abrazado, seguiré "cerrado", y es más, hasta disfrutando de ello. Porque estar así de cerrado me permite disfrutar con el arte como ningún texto de Marchán Fiz ni ninguna cosa de Richard Serra me permitirá jamás hacerlo. Vivo con, por, para y en el Arte, y me encaaaaaaaaaaaanta.
P.D. ¿Qué pasó con tu blog? Veo que lo has eliminado, por lo que lo he tenido que quitar de mis enlaces.
Why, es evidente. Me refiero a por qué te parece "revelador", y de qué, el artículo sobre Amy Winehouse.
No te enfades.
Personalmente no abrazo ninguna moda contemporanea, y no insinuo de que no tengas ideas propias. Bien al contrario.
Claro que existen leyes, también existen pautas. Existen incluso códigos que se generalizan y se dan por válidos. Y válidos son.
El hecho de que la mayor parte de los cuadros sean cuadrados o rectangulares no deja de ser una convención aceptada por casi todos, y está bien que sea así.
Hablas de moda en el arte. La hay y mucha. La hubo siempre. Pero a lo que es de moda le pasa que pasa de moda.
Es más: la moda no tiene por qué ser mala. Es algo fresco que como viene se va. Cubre unas carencias, normalmente afectivas, y a otra cosa mariposa.
Y en el arte pasa lo mismo. Viene una moda o tendencia y se solapa con la siguiente.
Pero en el fondo está todo mucho mas mezclado. Se puso de moda alabar a Van Gogh (muchas veces sin comprenderlo) y no falta conversación en la que no se cite. Lo mismo pasa con Velazquez y seguro que tambien con tu Richard Serra.
Pero tambien pasa con tu Antonio López y con tu Lucian Freud. El último está ahora mas de moda que nunca. Es malo? No. Simplemente está de moda. Y tu lucian Freud tendrá que convivir con el pipiolo de turno que se suba al carro del momento, y compartir columna en el mismo periódico.
Y despues de una entrevista a Amy se pasara a una disertación sobre Wagner y a un reportaje sobre Bisbal.
Que todo vale? Pues no. No vale todo. De hecho creo que valen muy pocas cosas, pero siempre más de las que queremos creer.
Y a la vuelta de la esquina, asi, de sopetón, nos damos cuenta de que esa música "pop", "rock", etc, es decir, la contemporánea, no era tan mierda insoportable y mediocre de lo que pensabamos, y nos encontramos acostando tatareando una canción de moda.
Y el blog?
No creo que aportara gran cosa al mundo del arte, la verdad...
Pero gracias de todas formas por haberlo linkeado.
Perdona por haberme equivocado contigo, lo que estás diciendo ahora me parece muy razonable.
Estoy de acuerdo con lo de la moda, es necesaria. Pero como artista o similar que soy, puedes entender que en principio las aborrezco todas, porque nosotros buscamos lo eterno, y la moda es por definición efímera. Si algo me molesta de estos tiempos es la "moda" de sacralizar la moda y banalizar el arte. ¡Arghhhh!... tendría que buscar una buena interjección klingon para esto...
Saludos, compadre.
No hay nada mas efímero que la vida.
Piensa en ello...
Andrés, tus argumentos eran razonables... ¡¡te rindes demasiado pronto :D
Lo de mantener un blog ya es otra cosa; yo intuyo que además de tiempo y constancia requiere cierta convicción de estar luchando por alguna causa más allá de uno mismo. "Lerias Varias" y "Apuntes Críticos" son dos buenos ejemplos.
Y esa constancia es algo que valoro profundamente de este blog.
Constancia que, lo reconozco, me falta.
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