Cuando era niño, apareció en España la revista Spirou Ardilla. Una revista de historietas de dibujantes belgas y franceses, en las que pude al fin saciar mi sed de comics totalmente. Allí estaban las historias de los Pitufos en su formato original, dibujadas por Peyo (para mí, llamarle al Gran Pitufo "Papá Pitufo" es un sacrilegio), los Hombrecitos, Quena y el Sacramús... y tantos otros. Pero entre todos, un dibujante, Franquin, me impactó de tal manera que copié y plagié sus dibujos, sus letras, su firma... Otros niños que dibujaban copiaban a Ibáñez, llenando su libreta de Mortadelos y personajes con dos pelos, grandes ojos... pero a mí, aunque Ibáñez me gustaba, nunca me había dado por ahí. Gaston (Tomás) Elgafe, pero sobre todo Spirou y Fantasio conmovieron mi sensibilidad de una manera que sólo Uderzo y Quino habían logrado antes. Las historias de Franquin, sobre todo, tenían un dibujo magnífico: abigarrados escenarios, máquinas prodigiosas con un diseño cuidado, vegetación, arquitectura y ropajes variados y un colorido contrastado e intenso. Por otra parte, las historias, con giros inesperados y sorpresas constantes, te mantenían leyendo durante horas, atento a varios misterios que se iban resolviendo y complicando a lo largo del libro. Pero sobre todo me impactó su trazo. Franquin dibujaba con una línea segura, modulada y nerviosa, trazando grandes curvas vertiginosas, que ejemplifica perfectamente la cola de su Marsupilami. Recuerdo que siempre adornaba su firma con una bombillita, que habré copiado miles de veces.
Franquin ha sido para mí, durante muchos años, el dibujante de cómics. Aunque ha habido otros muchos, como Ibáñez (gran admirador de Franquin, por cierto), Quino, Uderzo, Jan, Bill Watterson...
Las historietas de Franquin, en comparación con las de otros dibujantes que suelen idolatrar los de mi generación, es decir, Escobar, Hugo Pratt o Hergé... me resultaban jugosas, tanto por el dibujo como por la imaginación y gracia que derrochaban sus personajes y argumentos. Pero sobre todo, por la indudable maestría de su estilo de dibujo, que sigue siendo para mí motivo de fascinación.
Hoy he cumplido 40 años. Y no sé por qué, he recordado en estos días precisamente a este gran dibujante que conocí al cumplir mi primera década. ¿Será que según nos hacemos mayores nos volvemos nostálgicos? Si queréis regalarme cómics de Franquin, por supuesto, me dejo... bueno, sé que he sido demasiado directo... al menos debía intentarlo ;)
Aquí se habla de esta revista, que claro, cumple 30 años en 2009.
Franquin ha sido para mí, durante muchos años, el dibujante de cómics. Aunque ha habido otros muchos, como Ibáñez (gran admirador de Franquin, por cierto), Quino, Uderzo, Jan, Bill Watterson...
Las historietas de Franquin, en comparación con las de otros dibujantes que suelen idolatrar los de mi generación, es decir, Escobar, Hugo Pratt o Hergé... me resultaban jugosas, tanto por el dibujo como por la imaginación y gracia que derrochaban sus personajes y argumentos. Pero sobre todo, por la indudable maestría de su estilo de dibujo, que sigue siendo para mí motivo de fascinación.
Hoy he cumplido 40 años. Y no sé por qué, he recordado en estos días precisamente a este gran dibujante que conocí al cumplir mi primera década. ¿Será que según nos hacemos mayores nos volvemos nostálgicos? Si queréis regalarme cómics de Franquin, por supuesto, me dejo... bueno, sé que he sido demasiado directo... al menos debía intentarlo ;)
Aquí se habla de esta revista, que claro, cumple 30 años en 2009.
5 comentarios:
Grandioso, Franquin.
Felicidades.
Me ha gustado mucho este artículo y me he sentido identificado con lo que cuentas de intentar absorber o imitar el estilo de Franquin, pues a mi me pasó lo mismo. Aunque luego he tirado más hacia Hergé, tuve una época de veneración a Franquin sobre todas las cosas, en la que Gastón y spirou eran mi modelo:
http://miscomicsymas.blogspot.com/2009/03/trabajos-publicitarios-y-de-ilustracion.html
Un saludo!!
Me encantó tu artículo dedicado al maestro de maestros. André Franquin es un fenómeno tan completo, tan mágico... no sólo por la maestría del dibujo (jamás he visto un dibujante que se le parezca, ni de lejos) sino por su capacidad para construir personajes tan vivos y llevar adelante narraciones atrapantes. Una persona única y adelantada, una imaginación desatada y un sentido del humor extraordinario. ¡Te envío un gran saludo, y felicitaciones!
Andrea, si no has visto jamás a un dibujante que se parezca a Franquin, pues es que no conoces, por ejemplo el tebeo Joe Bar Team, cuyo dibujo es CLAVADO al de Franquin... eso sí, clavado literalmente, puesto que es a Franquin al que copió Bar2 el estilo. Pero tiene su mérito, oiga, porque si vas a copiar a alguien, al menos que sea al mejor, y si lo haces, al menos hazlo también como Bar2. Y de Franquin no hay que preocuparse porque "il resterà toujours le maître"
Pues sí que se parece. Cuando tenga tiempo leeré cómics, jeje...
Aunque supongo que prefiero el original, Bar2 no es Franquin, aunque el estilo es muy semejante. Pasa como con Quino, o con Ibáñez. Como ocurría con mi profesor de pintura en Ferrol, Ricardo Segura Torrella. Aunque muchos alumnos hicieran dibujos "estilo Segura" en un estilo perfectamente imitado, el maestro se diferenciaba justo en que él NO tenía "estilo Segura". Los tics del maestro aparecen siempre sistematizados y estilizados en mayor grado en sus epígonos.
En realidad los buenos epígonos al final desarrollan una variante propia del estilo original.
Y sí, "si vas a copiar a alguien, al menos que sea al mejor." Está bien la frase, jeje.
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