lunes, 29 de diciembre de 2008

Las contradicciones éticas del conceptualismo

Os recomiendo muy efusivamente que leáis el denso pero jugoso post de mi amigo Mariano Casas en "HART": Análisis del Análisis.

Este artículo trata del papel de la crítica contemporánea. Tras un impecable y exhaustivo razonamiento pone al descubierto todas las contradicciones de la crítica oficialista de arte en la actualidad. Termina con una frase que resume todo:

El nihilismo es lo que tiene...en un descuido, uno se acaba negando a sí mismo.


Yo quiero tratar aquí también un tipo de contradicción que el arte conceptual posee, y que últimamente está apareciendo constantemente en todos los debates sobre algunas obras de arte conceptual que buscan patéticamente la notoriedad a base de cruzar la delgada línea no ya de la moral establecida, sino de las mínimas normas éticas humanamente aceptadas.

Un famoso caso de este tipo de "obras" es el tristemente conocido perrito que un tal Habacuc presuntamente dejó morir en una galería de "arte".

Algo parecido es el caso de un chino que se supone que merienda fetos humanos y es un genio por ello.

Otro caso sería este:

Se supone que este tipo, un tal Karmelo Bermejo, echa fuel en la costa gallega. La cosa se llama: "Aportación de fuel a la Costa Da Morte". En mi pueblo le llamamos a esto "recochineo" o "cabronada", pero para los que han becado su ocurrencia con 3500 euros se supone que es una magnífica obra de arte.

Aunque este tipo de contradicción está más o menos presente en todo el denominado "arte" "conceptual". Incluso en nuestro querido Manzoni y sus latas de caca, y en todo el llamado "land art".

La contradicción es la siguiente. Las propuestas de estos supuestos "artistas" suponen "una vuelta de tuerca" a la moralidad, o ya digo, últimamente a la propia ética natural, en un afán de lograr del modo que sea la notoriedad. Sus "obras" consisten en hacer algo prohibido, algo considerado tabú, o simplemente algo considerado malo. Destrucción del patrimonio, ataque a la propiedad privada, a la naturaleza, hasta a la vida. Pero al mismo tiempo se supone que de algún modo estas acciones reprobables son "por nuestro bien", pues el "artista" nos está haciendo pensar en lo malos que somos.

Pero si esto ya es contradictorio en sí (recuerdo la frase de Mariano: el nihilismo es lo que tiene) es mucho más contradictorio lo que ocurre cuando las personas normales, los ciudadanos de a pie, ajenos a las maravillosas compensaciones teóricas del "cambio de paradigma" que el arte contemporáneo nos ha regalado, criticamos sinceramente las barbaridades que hemos visto. Porque es curioso: cuando uno critica la salvajada de Habacuc, o la de este tipo del bidón de fuel, indefectiblemente algún defensor de estas "propuestas" dice: "en realidad el perro se escapó de la galería", o "en realidad lo del fuel es mentira: es un montaje de Photoshop".

Si aceptamos que estas "obras" son falsas, entonces el conceptualismo pierde todo su sentido. Cuando TODO el valor de una "obra de arte" consiste en el valor simbólico -o lo que sea- de lo que se hace ¿qué valor tiene una simulación? El tal "Josechu da Vila" que mencioné en la inocentada de ayer, aquí
en Lérias Várias (la destrucción por parte de un "artista" de un cuadro
antiguo) se sabe que efectivamente ha cometido su imbecilidad. Y con la aceptación de otros imbéciles que certificaron el acto. De modo que nos guste o no, ha hecho la conceptualada/imbecilidad con todo su valor conceptual/imbécil.

Pero en el caso de Habacuc, el del tipo del fuel, el de los fetos, el de las latas de mierda de Manzoni, la autenticidad es puesta en duda incluso por los propios defensores.

Creo que es sumamente contradictorio defender actos antiéticos (ellos los llaman "transgresores") y cuando se critica la falta de ética decir "bueno, era mentira".

Si creen de verdad que la transgresión de las normas éticas es necesaria o buena (¿?) pues adelante, aunque ¿cuál es el límite? En cualquier caso no es muy coherente defender que es lícito matar un animal en una galería -lo que Habacuc nos vende- y que su autor es un genio y luego negar que eso se ha hecho realmente.

Por otra parte podríamos encontrar defensores del "simulacro". En una línea muy de Lyotard, podríamos decir que lo importante es "que nos hace pensar", aunque luego nos enteremos de que no era verdad. Pero esta gente debería oponerse entonces a gente como el Josechu Davila, que efectivamente ha destruido patrimonio artístico en pos de un "arte" "contemporáneo" "puro" y para que pensemos. No cabe apoyar el simulacro de hijoputez y también el acto hijoputa real.

Lo que muchos hacemos es directamente despreciar cualquier validez de este tipo de cosas. Matar, para mí, no es arte. Es una hijoputez, y decir que eso es arte es imbécil. Es el fruto de más o menos 50 años de esnobismo y empanada mental en feliz conjunción.

Pero por encima de estas sutiles contradicciones, que podríamos buscar y degustar durante meses, me parece profundamente PATÉTICA esa postura de defensa a ultranza de supuestos actos de transgresión... pero amilanamiento instantáneo y búsqueda de excusas apresuradamente, cuando uno acepta, simplemente, que el "artista" ha hecho sus "obras" de verdad.

Como dijo Mariano: El nihilismo es lo que tiene...en un descuido, uno se acaba negando a sí mismo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Hola! me parece muy acertado lo que dices y comparto ideas contigo, en el mundo del "arte" conceptual existen muchísimas contradicciones, incluso analizando a los "artistas" conceptuales internacionales te das cuenta que estos carecen de inteligencia e ideas originales e innovadoras que supuestamente este "arte" aporta. te invito a seguir mi blog, en el también enumero contradicciones en el arte así como en sus "artistas". Muy buena tu opinión.

Saludos!!!