En la entrada anterior (que os recomiendo leer) sigue abierto un movido debate (que también os recomiendo leer), en el que ha surgido un gran tema: la relación entre el humor y el arte contemporáneo.
El Hartismo hace uso evidente del humor en sus manifestaciones. Desde el test "¿Eres Hartista?" hasta los pasatiempos del número 1 de la revista, pasando por el propio nombre de Hartismo, Harte Contemporáneo... todo está impregnado de humor, que es una de las formas más eficaces de llegar a la gente.
Creo que el humor está hoy muy presente en nuestra sociedad. Los anuncios de TV utilizan recursos humorísticos constantemente, el propio diseño gráfico juega con los signos...
Pero ¿el arte oficial? Aunque el arte oficial utiliza evidentes recursos humorísticos, como la ironía, los juegos de palabras, lo kitsch, los gags cinematográficos o teatrales... ¡está prohibido reírse! Si uno llega a una exposición de "arte contemporáneo" en la que a un busto romano auténtico se le han colocado orejas de Mickey Mouse, mientras en la sala suena una ópera desafinada, el primer impulso puede que sea la risa. Pero soltar una sonora carcajada está visto como una falta de respeto. Los asistentes a las inauguraciones pueden reírse de asuntos propios mientras charlan, o pueden mirar una "pieza" y murmurar "qué divertido", aunque inmediatamente hay que contrarrestar esa frase con alguna otra que demuestre que te lo tomas en serio, que no crees que sea un chiste: "inteligente, transgresor, irónico, comprometido..."
El arte oficial busca grandes salas, solemnes, asépticas y frías, vacías, en las que el humor moriría congelado. Su lenguaje es como una letanía, incomprensible y duro, y todo -hasta las risas grabadas de una "videocreación"- pretende ser serio, solemne. Fúnebre, diría yo.
No deja de ser curioso que los "artistas" oficiales se empeñen en hacer chistes cuando la risa no puede tener lugar en los templos del arte contemporáneo. La risa sería un fracaso, sería síntoma de que ha aparecido un público inculto, indeseable, que no comprende cuán trascendental es lo que se muestra.
La risa es un arranque de espontaneidad, algo sincero y natural. No sabe de poses. Pero claro, todo esto es ajeno al "arte contemporáneo" oficial, en el que todo es calculado, fingido, artificial y hace de la pose su bandera. El espíritu burlón de los primeros dadaístas se ha esfumado en los soporíferos discursos justificativos, en las aburridas salas y las estiradas poses de "artistas" y "expertos". El oficial es un "arte" que no celebra la vida, representada por la risa, sino el tedio, la frialdad, la muerte misma.
Para contrarrestar la indiferencia que sus productos provocan busca lo escatológico, lo macabro, las causas nobles o una supuesta transgresión. Pero la inexistencia de trabajo, de calidad, de arte en definitiva hace que nadie pueda sentir alguno de esos mensajes. No hace sentir nada, es incomprensible visualmente, un absurdo galimatías en el que el supuesto mensaje y la obra de dos "piezas" o incluso "artistas" diferentes es totalmente intercambiable.
Os animo a reíros de lo presuntuoso, ¡se queda uno tan a gusto!
El Hartismo hace uso evidente del humor en sus manifestaciones. Desde el test "¿Eres Hartista?" hasta los pasatiempos del número 1 de la revista, pasando por el propio nombre de Hartismo, Harte Contemporáneo... todo está impregnado de humor, que es una de las formas más eficaces de llegar a la gente.
Creo que el humor está hoy muy presente en nuestra sociedad. Los anuncios de TV utilizan recursos humorísticos constantemente, el propio diseño gráfico juega con los signos...
Pero ¿el arte oficial? Aunque el arte oficial utiliza evidentes recursos humorísticos, como la ironía, los juegos de palabras, lo kitsch, los gags cinematográficos o teatrales... ¡está prohibido reírse! Si uno llega a una exposición de "arte contemporáneo" en la que a un busto romano auténtico se le han colocado orejas de Mickey Mouse, mientras en la sala suena una ópera desafinada, el primer impulso puede que sea la risa. Pero soltar una sonora carcajada está visto como una falta de respeto. Los asistentes a las inauguraciones pueden reírse de asuntos propios mientras charlan, o pueden mirar una "pieza" y murmurar "qué divertido", aunque inmediatamente hay que contrarrestar esa frase con alguna otra que demuestre que te lo tomas en serio, que no crees que sea un chiste: "inteligente, transgresor, irónico, comprometido..."
El arte oficial busca grandes salas, solemnes, asépticas y frías, vacías, en las que el humor moriría congelado. Su lenguaje es como una letanía, incomprensible y duro, y todo -hasta las risas grabadas de una "videocreación"- pretende ser serio, solemne. Fúnebre, diría yo.
No deja de ser curioso que los "artistas" oficiales se empeñen en hacer chistes cuando la risa no puede tener lugar en los templos del arte contemporáneo. La risa sería un fracaso, sería síntoma de que ha aparecido un público inculto, indeseable, que no comprende cuán trascendental es lo que se muestra.
La risa es un arranque de espontaneidad, algo sincero y natural. No sabe de poses. Pero claro, todo esto es ajeno al "arte contemporáneo" oficial, en el que todo es calculado, fingido, artificial y hace de la pose su bandera. El espíritu burlón de los primeros dadaístas se ha esfumado en los soporíferos discursos justificativos, en las aburridas salas y las estiradas poses de "artistas" y "expertos". El oficial es un "arte" que no celebra la vida, representada por la risa, sino el tedio, la frialdad, la muerte misma.
Para contrarrestar la indiferencia que sus productos provocan busca lo escatológico, lo macabro, las causas nobles o una supuesta transgresión. Pero la inexistencia de trabajo, de calidad, de arte en definitiva hace que nadie pueda sentir alguno de esos mensajes. No hace sentir nada, es incomprensible visualmente, un absurdo galimatías en el que el supuesto mensaje y la obra de dos "piezas" o incluso "artistas" diferentes es totalmente intercambiable.
Os animo a reíros de lo presuntuoso, ¡se queda uno tan a gusto!
4 comentarios:
No tiene mucho que ver, pero: ¿esto es arte oficial?
Por si no va el enlace o no quieres pinchar enlaces ajenos:
http://www.elconfidencial.com/cache/2009/01/20/espana_51_gasta_60000_euros_fondos_publicos_muebles.html
Hola Anxo, si he estado siguiendo también la discusión aquella y sabes que me he podido divertir también desenfadadamente al imaginar los posibles cortocircuitos que has debido causar en algunas mentes no acostumbradas a razonar.
Igualmente, la claridad de tus argumentos me ha permitido anudar algunos cabos sueltos, hay algunas relaciones importantes que no habia visto como podian entenderse.
Tambien he estado leyendo la discusión del post anterior aquí en Lérias Varias. Creo que por fin se esta hablando de arte en muchas partes, ahora sí se están moviendo las ideas, toca seguir ampliando las instalaciones.
Bueno, según parece la mueblera tiene ínfulas artísticas (aunque por lo menos, dice que son muebles, que le honra).
Sea o no "arte" ¿qué convierte en arte algo como un escaparate o un urinario, un mueble en este caso? comparte con el arte oficial el gasto exorbitado, el "branding" y que se ha comprado con dinero público.
Y respecto al humor, no hace mucha gracia que una ministra de "igualdad" demuestre tanto que pertenece a una élite.
Anxova: en mi ultima entrada denuncio una instalacion nazi que ya montaron en Valencia pero mas leve, y ahora esta em MEX, y ha sido un escandalo, como tu dices si uno opina que no estas deacuerdo, o no entinedes o eres ignorante, si te gusta eres experto, hoy recebo correos que me felictan y otrs me insultan, en el periodico me pidieron de emergencia una respuesta a las cartas que de los curadores que se oendieron y sus aliados,la publico el sabado en mi blog. Saludos.
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