Desde que tengo el iGoogle personalizado, me estoy aficionando a las citas. Cada día descubro una nueva. Y últimamente, con esto del Hartismo, cada vez le encuentro más sentido a esta, de Albert Einstein:
"La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia."
En nuestra época, el arte está en crisis gracias al poder que la teoría ha adquirido. Me explico: el arte académico y oficial son siempre post-teóricos. La teoría no se escribe tras ver el arte, sino que el arte ilustra una teoría previa. La teoría artística cada vez se ha ido haciendo más poderosa. De hecho, el valor que en los ámbitos oficiales se da a los artistas viene de la teoría precedente, del prestigio del crítico que haya avalado sus bases teóricas. En su borrachera de poder, los comisarios artísticos (curadores) han llegado ya a un punto en que pueden prescindir de los propios artistas (Bienal de Sao Paulo) o creen que son innecesarios. Es tal el poder otorgado a la teoría que un comisario o curador puede crear de la nada un artista o un movimiento artístico entero si esa es su voluntad. Compradores y "artistas" le harán el juego, en una relación de simbiosis a tres bandas, pero en la que el parásito se ha hecho imprescindible para el anfitrión.
El arte no alineado con este sistema, el arte que el Hartismo defiende, parte de un funcionamiento distinto. El tradicional: un artista pinta, esculpe, hace cine, etc... y el público lo disfruta o lo compra si puede/quiere. El crítico o el historiador escriben sobre ello. Para mí esto no sólo es tradicional, sino lo normal. El otro funcionamiento es a mi entender extraño, excepcional. En cualquier caso es típico de las burbujas económicas: el intermediario, el especulador, es quien domina, aunque el producto no tenga valor alguno, o lo tenga mucho menor.
En ese mundo en el que todo el valor del arte está en su contenido teórico añadido, los teóricos, los "expertos" son lógicamente quienes tienen la sartén por el mango. Su castillo es la Sacrosanta Teoría, que está rodeada de un halo impenetrable, gracias a una jerga especial difícilmente inteligible para los profanos. Este muro de palabras protege a una élite atrincherada en su fortaleza del público, de la masa, que echaría a perder el negocio.
Esta oligarquía de expertos provee a sus propios artistas y compradores del contenido teórico imprescindible para proteger su coto privado. El efecto de sus largas, espesas y prolijas parrafadas teóricas, que hacen uso de la semiótica, de la estética, la filosofía, o de la historia,
siempre con un lenguaje abstruso, sólo para iniciados, es que la gente de a pie no sabe qué contestar. Sienten que de algún modo les han tomado el pelo, pero como los vocablos y expresiones son impenetrables pero tienen apariencia culta y constantes menciones a autores extranjeros, pues es difícil llegar a discutir a ese nivel. A regañadientes la gente de a pie se retira del debate antes de comenzarlo. Básicamente lo mismo que debía ocurrir en la Grecia antigua hasta que Sócrates paró los pies a los Sofistas.
Aparentemente, combatir la teoría oficial de lo artístico lleva un considerable trabajo. Los sofismas artísticos se basan en lecturas sesgadas de filosofía, ciencia e historia. Toman elementos prestados de algunos autores de prestigio en ciertas épocas y ciertos campos, extendiendo el triste argumento de autoridad. Por ejemplo, si el mismísimo Hegel habló sobre la muerte del arte, pues hay que aceptarlo. Como decían los antiguos, magister dixit*.
Pero esta fortaleza es sólo aparente. Por ejemplo: Hegel es uno de tantos autores filosóficos de peso, y su opinión sobre el arte es sólo una opinión más, por bien fundamentada que pueda estar en el conjunto de sus escritos. El uso espúreo, fuera de tiempo y lugar, de esa opinión, es tan válido como usar a Nietzsche para justificar la matanza de prisioneros judíos. La filosofía indica sistemas de pensamiento, ideas, pero no hay uno más válido que otro, ni ninguno inevitable o definitivo por prestigioso que sea su autor. De ser así, la Filosofía hubiera terminado hace miles de años, cuando Platón y Aristóteles expresaron su pensamiento. Del mismo modo, la historia del arte recoge los hechos del arte. Pero se reescribe constantemente. Lo que los historiadores de hace 100 años decían del académico Cabanel no es lo mismo que se dice ahora.
Teniendo delante el enorme bloque teórico, construido con inversiones millonarias, que canta y alaba la muerte del arte, el cambio de paradigma y otros dogmas de fe semejantes, parecería que el arte efectivamente está acabado, y que su misma raíz está seca y estéril. Parecería que, a pesar de las esperanzas que uno albergue, es ya inútil dedicarse a pintar, y que en todo caso desde hace casi cien años ya no existe vida en el arte, ya no hay movimiento.
Pero como diría Galileo, "E pur si muove!"**. A poco que investiguemos veremos que, fuera de la aséptica teoría y sus grises frutos, que nos dejan indiferentes, la misma pintura florece cada vez más. Todos conocemos en nuestra ciudad algún pintor de talento, algún artista local que tiene una legión de seguidores y discípulos. Los artistas siguen vendiendo pintura, dibujo, grabado, fotografía, escultura. Sigue haciéndose cine amateur, las clases de pintura siguen llenas, con muy poco que viajemos veremos que en el resto de ciudades hay otros artistas igualmente buenos, con igual número de discípulos y seguidores. Internet nos muestra la obra de infinidad de artistas que no conocíamos y que hacen cosas que nada tienen que ver con camas deshechas sucias, condones tirados por el suelo o tiburones en formol. Cada vez que uno de esos artistas no alineados expone a lo grande, la gente hace cola para verlos. Velázquez, Goya, Picasso, siguen teniendo un enorme poder de convocatoria. Los hechos, pese a que son negados por la teoría, hablan de un momento de explosión, de gran vitalidad del arte "tradicional".
Al final, Einstein será profético: "La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia."
Creo que, antes de lo que se espera, los artistas conceptuales irán al paro, o se dedicarán al marketing, que en el fondo es lo suyo. Y los teóricos tendrán que escribir nuevas teorías. Como ha sucedido siempre.
Al final, siempre llega un momento en el que el vuelo estratosférico de la teoría se termina, porque la tozuda realidad, mientras tanto, ha ido por otros caminos, más pegados a la tierra.
NOTAS:
*Magister dixit: "El maestro lo dijo". Locución latina con la que se suele hacer mención a la falacia lógica también conocida como argumento de autoridad.
**E pur si muove!: "Y sin embargo se mueve". Frase supuestamente murmurada por Galileo Galilei luego de abjurar ante la Santa Inquisición de su descubrimiento de que en realidad era la Tierra la que giraba en torno al Sol y no al revés.
"La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia."
En nuestra época, el arte está en crisis gracias al poder que la teoría ha adquirido. Me explico: el arte académico y oficial son siempre post-teóricos. La teoría no se escribe tras ver el arte, sino que el arte ilustra una teoría previa. La teoría artística cada vez se ha ido haciendo más poderosa. De hecho, el valor que en los ámbitos oficiales se da a los artistas viene de la teoría precedente, del prestigio del crítico que haya avalado sus bases teóricas. En su borrachera de poder, los comisarios artísticos (curadores) han llegado ya a un punto en que pueden prescindir de los propios artistas (Bienal de Sao Paulo) o creen que son innecesarios. Es tal el poder otorgado a la teoría que un comisario o curador puede crear de la nada un artista o un movimiento artístico entero si esa es su voluntad. Compradores y "artistas" le harán el juego, en una relación de simbiosis a tres bandas, pero en la que el parásito se ha hecho imprescindible para el anfitrión.
El arte no alineado con este sistema, el arte que el Hartismo defiende, parte de un funcionamiento distinto. El tradicional: un artista pinta, esculpe, hace cine, etc... y el público lo disfruta o lo compra si puede/quiere. El crítico o el historiador escriben sobre ello. Para mí esto no sólo es tradicional, sino lo normal. El otro funcionamiento es a mi entender extraño, excepcional. En cualquier caso es típico de las burbujas económicas: el intermediario, el especulador, es quien domina, aunque el producto no tenga valor alguno, o lo tenga mucho menor.
En ese mundo en el que todo el valor del arte está en su contenido teórico añadido, los teóricos, los "expertos" son lógicamente quienes tienen la sartén por el mango. Su castillo es la Sacrosanta Teoría, que está rodeada de un halo impenetrable, gracias a una jerga especial difícilmente inteligible para los profanos. Este muro de palabras protege a una élite atrincherada en su fortaleza del público, de la masa, que echaría a perder el negocio.
Esta oligarquía de expertos provee a sus propios artistas y compradores del contenido teórico imprescindible para proteger su coto privado. El efecto de sus largas, espesas y prolijas parrafadas teóricas, que hacen uso de la semiótica, de la estética, la filosofía, o de la historia,
siempre con un lenguaje abstruso, sólo para iniciados, es que la gente de a pie no sabe qué contestar. Sienten que de algún modo les han tomado el pelo, pero como los vocablos y expresiones son impenetrables pero tienen apariencia culta y constantes menciones a autores extranjeros, pues es difícil llegar a discutir a ese nivel. A regañadientes la gente de a pie se retira del debate antes de comenzarlo. Básicamente lo mismo que debía ocurrir en la Grecia antigua hasta que Sócrates paró los pies a los Sofistas.
Aparentemente, combatir la teoría oficial de lo artístico lleva un considerable trabajo. Los sofismas artísticos se basan en lecturas sesgadas de filosofía, ciencia e historia. Toman elementos prestados de algunos autores de prestigio en ciertas épocas y ciertos campos, extendiendo el triste argumento de autoridad. Por ejemplo, si el mismísimo Hegel habló sobre la muerte del arte, pues hay que aceptarlo. Como decían los antiguos, magister dixit*.
Pero esta fortaleza es sólo aparente. Por ejemplo: Hegel es uno de tantos autores filosóficos de peso, y su opinión sobre el arte es sólo una opinión más, por bien fundamentada que pueda estar en el conjunto de sus escritos. El uso espúreo, fuera de tiempo y lugar, de esa opinión, es tan válido como usar a Nietzsche para justificar la matanza de prisioneros judíos. La filosofía indica sistemas de pensamiento, ideas, pero no hay uno más válido que otro, ni ninguno inevitable o definitivo por prestigioso que sea su autor. De ser así, la Filosofía hubiera terminado hace miles de años, cuando Platón y Aristóteles expresaron su pensamiento. Del mismo modo, la historia del arte recoge los hechos del arte. Pero se reescribe constantemente. Lo que los historiadores de hace 100 años decían del académico Cabanel no es lo mismo que se dice ahora.
Teniendo delante el enorme bloque teórico, construido con inversiones millonarias, que canta y alaba la muerte del arte, el cambio de paradigma y otros dogmas de fe semejantes, parecería que el arte efectivamente está acabado, y que su misma raíz está seca y estéril. Parecería que, a pesar de las esperanzas que uno albergue, es ya inútil dedicarse a pintar, y que en todo caso desde hace casi cien años ya no existe vida en el arte, ya no hay movimiento.
Pero como diría Galileo, "E pur si muove!"**. A poco que investiguemos veremos que, fuera de la aséptica teoría y sus grises frutos, que nos dejan indiferentes, la misma pintura florece cada vez más. Todos conocemos en nuestra ciudad algún pintor de talento, algún artista local que tiene una legión de seguidores y discípulos. Los artistas siguen vendiendo pintura, dibujo, grabado, fotografía, escultura. Sigue haciéndose cine amateur, las clases de pintura siguen llenas, con muy poco que viajemos veremos que en el resto de ciudades hay otros artistas igualmente buenos, con igual número de discípulos y seguidores. Internet nos muestra la obra de infinidad de artistas que no conocíamos y que hacen cosas que nada tienen que ver con camas deshechas sucias, condones tirados por el suelo o tiburones en formol. Cada vez que uno de esos artistas no alineados expone a lo grande, la gente hace cola para verlos. Velázquez, Goya, Picasso, siguen teniendo un enorme poder de convocatoria. Los hechos, pese a que son negados por la teoría, hablan de un momento de explosión, de gran vitalidad del arte "tradicional".
Al final, Einstein será profético: "La teoría es asesinada tarde o temprano por la experiencia."
Creo que, antes de lo que se espera, los artistas conceptuales irán al paro, o se dedicarán al marketing, que en el fondo es lo suyo. Y los teóricos tendrán que escribir nuevas teorías. Como ha sucedido siempre.
Al final, siempre llega un momento en el que el vuelo estratosférico de la teoría se termina, porque la tozuda realidad, mientras tanto, ha ido por otros caminos, más pegados a la tierra.
NOTAS:
*Magister dixit: "El maestro lo dijo". Locución latina con la que se suele hacer mención a la falacia lógica también conocida como argumento de autoridad.
**E pur si muove!: "Y sin embargo se mueve". Frase supuestamente murmurada por Galileo Galilei luego de abjurar ante la Santa Inquisición de su descubrimiento de que en realidad era la Tierra la que giraba en torno al Sol y no al revés.
7 comentarios:
Así es.
Un sabio me dijo hace poco: "hay que conocer al enemigo", refiriéndose a esta gente. Para saber como crear un mundo del arte sano, sin tanto intermediario ni periferias.
La semana que viene vamos a hacer una excursión con la facultad para ver a un comisario que por lo visto es muy importante, ya os contaré!
-Feliz año-
De acuerdo con la idea general, pero me parece injusto que a cualquier tuercebotas ridículo puesto a dedo a escribir sinsentidos ampulosos en revistas y catálogos lo equipares con los SOFISTAS.
Básicamente el emperador está desnudo.
Es cierto, los sofistas eran filósofos, según dicen unos, o en cualquier caso expertos en retórica. La mayoría de los teóricos y expertos del anti-arte actual no tienen tal nivel.
Pero ambos tipos comparten el manejo del lenguaje para lograr sus propósitos, usando sofismas.
http://cimitan.blogspot.com/
2009/
01/
hoje-no-100cabeas-do-silvares.html
Completamente de acuerdo.
A propósito, ¿se ha discutido ya en algún post del Hartísmo el celebre libro de Sokal, “Imposturas intelectuales” o se ha hablado sobre el “escándalo Sokal”?
Puede ser un referente de interés.
Aquí dejo el nexo, vale la pena volver a revisarlo:
http://es.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A1ndalo_Sokal
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