El otro día, zapeando, vi un discurso de Kevin Costner en una película, que trataba sobre Internet. La película no me atraía mucho, pero el discurso, aunque algo ambiguo, trataba sobre la revolución que Internet supone. Me gustó sobre todo una frase, que era algo así como "esta revolución no está por empezar: ya estamos viviéndola".
También Stravinski, hablando sobre música, venía a decir que los grandes cambios tenían lugar silenciosamente, los innovadores no son conscientes de serlo en absoluto, y cuando el cambio se asienta ya probablemente está llegando su sucesión.
Creo que Internet está suponiendo un cambio mucho más profundo de lo que se puede suponer.
Normalmente se habla de la revolución de internet como algo tecnológico: que si se pueden ya ver vídeos o distribuir películas, que si se puede compartir información, que si la web 2.0 (aún no sé muy bien qué es eso)...
La prensa, fiel a su interés porvender informar, suele sacar jugo siempre a lo más escabroso y abyecto que en Internet se puede encontrar si uno tiene paciencia para buscarlo...
Pero a mí lo más trascendente, lo más importante y revolucionario de Internet me parece su dimensión social. En Internet, desde hace años, han surgido comunidades inéditas hasta el momento: Listas de correo, news, foros, wikis, ahora los blogs y otros medios que no utilizo... Un interés común -por ejemplo, los clics de Playmobil- pone en contacto a gente de las más diversas partes del mundo, que intercambian experiencias, información, crean proyectos digamos enciclopédicos, que recogen toda la información... incluso se fundan amistades separadas por miles de kilómetros, que a veces se acaban convirtiendo en encuentros afortunados gracias a los viajes en avión...
Este fenómeno de las redes sociales -o como se le ha llamado, asociacionismo 2.0- está sustituyendo con ventaja al asociacionismo tradicional, mucho más lento y conflictivo. Las distancias físicas no son inconveniente para mantener amistades y grupos de interés a lo largo y ancho del planeta... el frikismo no es más que una demostración de los verdaderos intereses -libres dentro de Internet- de millones de personas que quizá jamás montarían una asociación sobre un tema minoritario, pero que gracias a la Red pueden formar comunidades sólidas sobre los temas más inimaginables. Internet, al fin y al cabo es una extensión de la propia mente, que se libera y comunica de una manera antes imposible.
El Hartismo, por ejemplo, está sorprendiéndonos siempre en este sentido. Su nacimiento, primero como web y blog y luego como comunidad en la red está derivando cada vez hacia fronteras más amplias. Hemos recibido correos desde muy diversas partes del mundo y el balance solo puede ser positivo.
En el futuro, seguramente esta manera de organizarse sea lo más normal del mundo, y hoy día los que estamos algunas -demasiadas- horas delante de la pantalla ya lo asumimos como algo normal. Pero si lo pensamos, supone una auténtica revolución, impensable tan sólo hace 15 años.
Los grandes buscadores, como Google, indexan el universo de Internet de modo que la amalgama caótica de información vertida en la red se convierte en la práctica en una super-mente común, universalmente accesible que contiene cualquier cosa imaginable, cualquier información. Poco a poco, la potencia de estas enormes bases de datos va ordenando y dotando de sentido a lo que en realidad son millones de datos inconexos. Tan sólo sería necesario que esta información se organice cada vez con más inteligencia, es decir, que las consultas no sólo sean respondidas, sino comprendidas por el buscador, y ya tendríamos algo muy semejante a los ordenadores de la ciencia ficción.
Pero volviendo al tema. Asuntos como la evolución de los derechos de autor en Internet, el rechazo masivo al canon, la ruina del modelo discográfico clásico, demuestran además de una obsolescencia tecnológica de los soportes ópticos tradicionales, el poder de Internet, de las comunidades espontáneas surgidas en la Red, para contrarrestar las medidas socialmente descabelladas de los gobiernos.
Creo que Internet es cada vez más un elemento de cambio social. Y de una importancia crucial, con un efecto irreversible en todos los órdenes, en general muy positivo socialmente, porque promueve una democracia natural, bastante real, y con cuya trascendencia real los políticos aparentemente todavía no han contado ni están haciéndolo.
El arte, como todo, está cambiando también gracias a Internet. Desde el acceso a artistas no oficiales hasta el libre intercambio de opiniones, debates... El Hartismo seguramente no existiría sin Internet, o al menos no sería igual.
La imagen de arriba es una representación gráfica de Internet.
También Stravinski, hablando sobre música, venía a decir que los grandes cambios tenían lugar silenciosamente, los innovadores no son conscientes de serlo en absoluto, y cuando el cambio se asienta ya probablemente está llegando su sucesión.
Creo que Internet está suponiendo un cambio mucho más profundo de lo que se puede suponer.
Normalmente se habla de la revolución de internet como algo tecnológico: que si se pueden ya ver vídeos o distribuir películas, que si se puede compartir información, que si la web 2.0 (aún no sé muy bien qué es eso)...
La prensa, fiel a su interés por
Pero a mí lo más trascendente, lo más importante y revolucionario de Internet me parece su dimensión social. En Internet, desde hace años, han surgido comunidades inéditas hasta el momento: Listas de correo, news, foros, wikis, ahora los blogs y otros medios que no utilizo... Un interés común -por ejemplo, los clics de Playmobil- pone en contacto a gente de las más diversas partes del mundo, que intercambian experiencias, información, crean proyectos digamos enciclopédicos, que recogen toda la información... incluso se fundan amistades separadas por miles de kilómetros, que a veces se acaban convirtiendo en encuentros afortunados gracias a los viajes en avión...
Este fenómeno de las redes sociales -o como se le ha llamado, asociacionismo 2.0- está sustituyendo con ventaja al asociacionismo tradicional, mucho más lento y conflictivo. Las distancias físicas no son inconveniente para mantener amistades y grupos de interés a lo largo y ancho del planeta... el frikismo no es más que una demostración de los verdaderos intereses -libres dentro de Internet- de millones de personas que quizá jamás montarían una asociación sobre un tema minoritario, pero que gracias a la Red pueden formar comunidades sólidas sobre los temas más inimaginables. Internet, al fin y al cabo es una extensión de la propia mente, que se libera y comunica de una manera antes imposible.
El Hartismo, por ejemplo, está sorprendiéndonos siempre en este sentido. Su nacimiento, primero como web y blog y luego como comunidad en la red está derivando cada vez hacia fronteras más amplias. Hemos recibido correos desde muy diversas partes del mundo y el balance solo puede ser positivo.
En el futuro, seguramente esta manera de organizarse sea lo más normal del mundo, y hoy día los que estamos algunas -demasiadas- horas delante de la pantalla ya lo asumimos como algo normal. Pero si lo pensamos, supone una auténtica revolución, impensable tan sólo hace 15 años.
Los grandes buscadores, como Google, indexan el universo de Internet de modo que la amalgama caótica de información vertida en la red se convierte en la práctica en una super-mente común, universalmente accesible que contiene cualquier cosa imaginable, cualquier información. Poco a poco, la potencia de estas enormes bases de datos va ordenando y dotando de sentido a lo que en realidad son millones de datos inconexos. Tan sólo sería necesario que esta información se organice cada vez con más inteligencia, es decir, que las consultas no sólo sean respondidas, sino comprendidas por el buscador, y ya tendríamos algo muy semejante a los ordenadores de la ciencia ficción.
Pero volviendo al tema. Asuntos como la evolución de los derechos de autor en Internet, el rechazo masivo al canon, la ruina del modelo discográfico clásico, demuestran además de una obsolescencia tecnológica de los soportes ópticos tradicionales, el poder de Internet, de las comunidades espontáneas surgidas en la Red, para contrarrestar las medidas socialmente descabelladas de los gobiernos.
Creo que Internet es cada vez más un elemento de cambio social. Y de una importancia crucial, con un efecto irreversible en todos los órdenes, en general muy positivo socialmente, porque promueve una democracia natural, bastante real, y con cuya trascendencia real los políticos aparentemente todavía no han contado ni están haciéndolo.
El arte, como todo, está cambiando también gracias a Internet. Desde el acceso a artistas no oficiales hasta el libre intercambio de opiniones, debates... El Hartismo seguramente no existiría sin Internet, o al menos no sería igual.
La imagen de arriba es una representación gráfica de Internet.
4 comentarios:
Si te mola el tema, un libro que habla de esto diciendo cosas muy chulas es el de Derrick De Kerckhove: “La piel de la cultura, investigando la nueva realidad electrónica”. Este año he mirado como 3 o 4 libros del tema, pero éste es en el único que encontré algo que mereciera la pena.
Pues si, gracias a estos sistemas de comunicación de manera natural hemos podido contactarnos para compartir ideas y la verdad ha sido muy productivo y enriquecedor.
Bien por la expansión del Hartismo!
Sobre Rubén prefiero no hablar, es un hombre atormentado, nuevamente ha mordido el anzuelo.
Señooorr!!!! ¡Qué cosa más interesante y acertada de blogo! ¡¡Mamááá, yo ya soy HARTISTA!! Leí el manifiesto e hice su test... soy hartista!
Gracias por lo que me toca, Abuelito. Si quieres que nuestra unión sea bendecida tenemos un formulario bastante majo en www.hartismo.com/unete.htmlUn saludo a todos
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