Sé que esta es la típica discusión universal. Hoy mismo me han vuelto a hacer esta pregunta. Como todas las típicas cuestiones manidas, puede que aparentemente esta cuestión parezca tonta o propia de marujos. Pero si profundizamos, tiene bastante miga.En realidad, la respuesta a esta pregunta puede definirnos bastante en cuanto a nuestras respectivas posturas artísticas. ¿Qué opináis vosotros? Mojaos, recordad que estamos en verano.
Por si además de opinar queréis votar, a la derecha os incluyo una encuesta.
4 comentarios:
Las dos cosas. Nace con algo dentro que aquellos que le han precedido por el camino del arte le enseñan a expresar. Lo uno sin lo otro no suele funcionar.
Si naces pero nadie te da buenos consejos malo. Si te haces pero no tienes un algo más que te habilita para ver la vida con mayor sensibilidad malo.
Del mismo modo que hay personas más hábiles que otras para las matemáticas, el trato humano, los deportes, los idiomas, la escritura, hay personas que son más hábiles para el arte. Eso es así.
No obstante, cualquiera, (con voluntad por su parte) puede aprender. Ahora bien, unos pueden aprender más que otros o más rápidamente.
Con lo cual, el artista se hace; el fuera de serie se nace.
Yo creo que el artista se hace. Para transmitir algo, por el medio artístico que sea, hacen falta dos cosas: saber CÓMO TRANSMITIR algo, (habilidad que en parte puede ser innata), y tener algo que transmitir, ALGO QUE DECIR, y para eso es necesario vivir, observar, lo cual, evidentemente no es innato.
Puede ser innata una cierta hipersensibilidad, una tendencia a OBSERVAR las cosas más allá de la somera percepción habitual, pero las circunstancias de la vida de una persona pueden hacer que desaproveche esa capacidad, o que la desarrolle, es decir, que el sujeto en cuestión SE HAGA como artista.
Así que yo he votado que SE HACE, aunque está claro que, como en todo, tenemos unas tendencias innatas que nos marcan el camino.
Otra cosa es que lo recorramos.
Abusando de señor r, lo apoyo.
Es lo de la semilla que cae en terreno abonado o no.
La voluntad y la pasión se unen a una especial manera de recibir el mundo, a una personalidad propia. Un talento para ejercitar esa pasión trabajada que no puede ser "oficio"
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