Siempre me ha parecido una burla cruel, una trampa, porque veo esa postura "equidistante" mucho más cercana a la del que abusa que a la del que sufre el abuso. Y tenía pensado escribir un artículo sobre ello.
Pero da la casualidad de que hoy, Mariano Casas, en uno de los comentarios de la entrada anterior de esta bitácora ha clavado todo mi sentimiento en un par de frases:
"No se puede ser equidistante, por ejemplo, entre un gobernante democrático, aunque sea malo, y un dictador. No hay equidistancia posible entre un asesino y su víctima."
Ahí está. Pero es que encima sigue escribiendo:
"(...)creo que en esta sociedad papanatas de lo políticamente correcto los dictadores ya ni siquiera necesitan llevar pistola. Les basta consecuestrar al pensamiento de la gent e haciéndole creer que no ser equidistante entre su propio pensamiento y el opuesto es ser intolerante.Únicamente puedo añadir una cita de Albert Einstein, por aquello de aportar algo:
PENSAR por uno mismo, opinar, posicionarse en la vida, no es una cuestión de intolerancia, sino el derecho de cualquier librepensador que aún quede por el mundo."
"El mundo no está en peligro por las malas personas sino por aquellas que permiten la maldad."
3 comentarios:
Ojo con la crítica a la equidistancia, porque entre el negro (ausencia de luz) y el blanco (suma de todas las frecuencias del espectro lumínico) hay una enorme variedad de gamas e intensidades que, como buenos hartistas, conoceréis mejor que yo.
Cuando saquéis al mercado el Hartistómetro, ¿Qué valor va a devolver? ¿Un “sí” y un “no”, o una puntuación entre 0 y 10? ¿Y llevará decimales? ¿Con cuanta precisión? ¿El equidistante es el que obtiene un 5 exacto o es el que está entre 4,5 y 6?
A pesar de lo preciso del término, no parece que sea muy fácil calcular el “punto de equidistancia” entre el bien (hartismo) y el mal (no hartismo), así que supongo que utilizas la palabreja con el desvirtuado sentido con el que la usan algunos políticos o periodistas.
Por otra parte pedir que un librepensador se posicione en los pensamientos de otros librepensadores, es una paradoja. Si uno es librepensador, sólo debería posicionarse con aquellos que piensan 100% exactamente igual que él. Si no, estaría renunciando a sus libres pensamientos.
Yo por ejemplo, podría no estar de acuerdo con una democracia en la que los gallegos de la diáspora participan en las elecciones gallegas (no cotizan, no les afecta que aquí pueda gobernar un delincuente, no viven aquí ni piensan vivir, y los que sufrimos lo que ellos eligen somos los que sí vivimos aquí). Esa y otras discrepancias hacen que no me posicione con los touriños, fragas o quintanas de turno. Así que no me afilio a ningún partido que mariconee de esta manera. A lo mejor ellos piensan que soy un antidemócrata o un franquista, pero yo me considero un librepensador.
(Luis Romero - www.artedegalicia.com)
Fale, pero como diría Jack el destripador, vamos por partes.
1. Nunca habrá un hartistómetro. El Hartismo representa una toma de partido determinada, un partido determinado, que puedes abrazar o no, librepensando.
Evidentemente no todo el mundo coincide al 100% con nosotros, o con lo que el manifiesto recoge.
Pero no es posible estar a medio camino -tonos de gris- entre el anti-arte y su negación, que es el hartismo. El Anti-arte es la negación del arte y el hartismo la negación del anti-arte (y por tanto afirmación del arte). Evidentemente cuando el anti-arte se extinga -si es que lo hace- el Hartismo no tendrá demasiada razón de ser. Como dice Tono, uno de los artistas hartistas, ojalá el hartismo dure poco, porque querrá decir que ya no se sufrirá abuso por parte de un arte oficial.
No se puede estar en un término medio cuando la opción es "0" ó "1" (y tú lo sabrás mejor que yo).
El punto medio o equidistancia en estos casos en que una parte abusa de la otra o la niega, es imposible, de hecho no es más que una de tantas falacias. No existe el punto medio, es un postureo hipócrita para no declarar que en realidad se está con la parte poderosa, la parte abusadora.
A mí me hace pensar esta supuesta equidistancia en el chiste ese de: "...estaban cuatro tíos pegando a un pobre chaval. Yo intervine, y entre los cinco le dimos una somanta..."
El no actuar supone tomar partido tanto como el actuar cuando se está asistiendo a una injusticia, a un abuso, a una extinción, a un genocicio...
2. Por otra parte el hartismo no es el bien y el no hartismo el mal. El hartismo es un movimiento artístico que lucha por la supervivencia y el desarrollo de la pintura.
3. El afiliarse a un grupo para defender unos intereses comunes no significa que uno tenga que tener la espantosa "disciplina de partido". Tan sólo tenemos unas pocas ideas comunes respecto al arte, que hemos reflejado en el Manifiesto. Evidentemente cada uno tiene sus ideas, y Mariano, Carmen y yo discutimos muchas cuestiones artísticas y hartísticas con asiduidad. De hecho el grupo de Yahoo que nos sirve para organizar actividades del hartismo también es un animado foro de discusión interna. No en vano nuestra primera actividad es organizar una serie de Tertulias en cada lugar donde haya un hartista dispuesto a organizarlas.
Avancemos. ¿Quién va a hacer público el dinero "invertido" por la concejalía de Cultura de Ferrol en la programación del Torrente Ballester en 2008?
¿Y en las jornadas de poesía de suburbio?
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