domingo, 7 de diciembre de 2008

Llamar la atención

Gregor Schneider© Franz GertschPhoto courtesy of Museum Franz Gertsch Hace un año publiqué aquí un artículo sobre La originalidad como motor del arte en el que hacía mención al "Shock Art", una forma extrema del arte oficial en el que la búsqueda de titulares es seguramente el mayor interés de los "artistas". Ejemplos de Shock Art son justo las manifestaciones del pseudo-arte en el que hay una "propuesta" tan escabrosa, violenta, escatológica o macabra que por fuerza acaba siendo titular en la prensa. Aunque incluso esta forma de arte oficial, con apoyos importantes en los poderes públicos, debe competir por las primeras páginas con las salvajadas que día a día genera el planeta, y por desgracia, la realidad siempre acaba ganando. Ante un típico atentado suicida en el pacificado Iraq, con más de un centenar de muertos, poco "shock" consigue la muerte anónima de un perro en una galería.

Una cosa que los gurús del arte oficial están tardando demasiado en encajar es que el público ya se está acostumbrando a cualquier cosa. La prensa lo sabe, y raramente intenta sorprender con lo que antaño era escandaloso. Por ejemplo, supongamos la típica performer que se desnuda y pinta cuadros gestuales con su menstruación. En un primer momento, este tipo de cosas podría ser noticia: hay morbo y escatología. Pero hoy, acostumbrados los lectores y espectadores a ver mil noticias parecidas, a conocer que la extravagancia es algo común entre los "artistas" oficiales, como mucho puede provocar comentarios de "vaya puerca", o "está más gorda que la prima", o "¿esto no era de Fura dels Baus?", o "¡joder, y quién comprará ese cuadro!". Con otros temas, como el uso de mierda, sea animal o humana, como material artístico, el comentario único es la risa. Ya no escandaliza. Sólo da para chistes en plan "pues vaya arte de mierda".

Como último recurso, los adalides de la originalidad absoluta, creadores del Shock Art han recurrido a las automutilaciones -ya está pasado de moda- y finalmente al maltrato de animales y a la muerte, como el tristemente famoso Habacuc. El último grito -era sólo cuestión de tiempo que la "originalidad" llegase a esta conclusión lógica- es la muerte de un ser humano en una Galería de Arte. Esta gloria le pertenece a un tal Gregor Schneider, que quería poner a un enfermo terminal y cadáveres recientes en una sala de arte. La noticia, aquí. La noticia data de abril, desconozco si se llevó o no a cabo.

http://www.artinfo24.com/shop/galerie/1485-ausEs muy probable que hasta este acto aparentemente extremo sea superado. La 1ª Ley de la Originalidad (es decir, "si una idea se considera como original, la copia de dicha idea aún es más original") nos lleva a una conclusión inquietante, que yo vaticiné hace más de un año en el artículo sobre el perro de Managua:

Si consideramos este tipo de actos como arte, ¿por qué no considerar a los asesinos en serie también como artistas? Joder, qué cobardes son nuestras galerías de arte, ¡deberían meter en nómina a los psicho-killers! Qué puede ser más impactante como "obra de arte" que una sala llena de vísceras de sus víctimas. Y mejor todavía, que las víctimas fuesen personas aleatoriamente elegidas entre los visitantes. Veo un futuro de arte total, en el que las grandes megagalerías de arte contraten a asesinos psicópatas, violadores, pedófilos, y por qué no: a terroristas, incluso a los alegres chicos de Blackwater, la agencia que masacra en Iraq por encargo del gobierno norteamericano. Si es que nuestras actuales galerías son demasiado tibias... matar perritos, ¡qué poco! Es más artística la masacre de seres humanos indefensos. Los niños, por ejemplo, las mujeres... mucho más genial y artístico, sin duda.
Es lo siguiente.

Aunque ni siquiera soy original (o sí, aplicando la 1ª Ley de la Originalidad): ya Stefano Benni en su libro "¡Tierra!" decía más o menos lo mismo. Hablaba de un futuro ya menos remoto, en el que los grandes grupos de Rock terminaban las actuaciones con masacres.

1 comentario:

dijo...

Que buen análisis del Shock art, ¿hasta dónde puede llegar el deseo de fama de algunos que buscan el escándalo como único medio de encontrar público?

Anxo,también estuve viendo que me enviaste un comentario el 4 de diciembre a Apuntes Críticos, hasta ahora reparo en él, me preguntas que si puedes publicar el árticulo en la revista del Hartísmo, claro que sí.

No sé si sea demasiado tarde la respuesta, avísame, si no puede quedar para el próximo número.

Te envío un gran saludo,

D-