miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿Por qué se vende un cuadro?

Cuando montas una exposición, la gente suele hablar de qué cuadros son los más bonitos o feos... pero también los hay que dicen qué cuadros son mejores o peores. Es lógico, sobre gustos no hay nada escrito.

En general la gente acepta que sus gustos son personales, que lo que a ellos les encanta a otro puede dejarlo frío.

Pero si hay algo en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que saben cuáles son los cuadros más "vendibles", más "comerciales".

Pues bien. Desde que Carmen y yo pintamos (y vendemos), si hay algo de lo que estamos convencidos es de que no hay cuadros más comerciales que otros.

Es más, desde que utilizamos nuestro local (al que os invito a venir, c/Sol, 11, Ferrol) para exponer y vender cuadros sobre todo, estamos cada vez más sorprendidos de la enorme disparidad de criterios de los diferentes compradores.

A Carmen siempre le han dicho, con la mejor de las intenciones, que pinte paisajes, y pequeños, porque eso es "lo más vendible". Aunque esto solucionaría bastantes problemas de traslado y almacenaje, curiosamente, los cuadros grandes, y los temas extraños, como cafeteras sobre una mesa, desnudos acostados, trenes en la Estación por la noche, o hasta animales en formol, los vende con igual facilidad. Incluso, el cuadro que le repele a un cliente, enamora al siguiente. Hasta algunos cuadros que suelen recibir el cariñoso comentario de "eso no lo vendes en la vida" son muy apreciados por gente que llega por nuestro estudio.

http://www.anxovarela.com/pint/slides/320.jpgA mí me ocurrió hace unos meses algo parecido. Llevé a una casa rural (el Pazo de Larache) unos cuadros de desnudo, y entre ellos un cuadrito de una calavera. Ángeles, nuestra amiga y marchante en Larache, me explicó que podía llevarme de vuelta la calavera porque no se vendería. Me pareció bien, y la traje a Ferrol. Pues bien: al poco tiempo la propia Ángeles me llamó por teléfono para que enviase un paquete con la calavera a un cliente suyo. Ambos nos reímos un buen rato.

Está claro que aún así hay cierta lógica cuando alguien cree que no se va a vender un cuadro. En el caso de nuestra amiga, seguramente ella no sabría qué decir para vender el cuadro de la calavera. A mí, por ejemplo, cuando vendo cuadros de Carmen, hay algunos que me gustan más que otros. Poco a poco intento que no se me note, porque los gustos de los clientes son de lo más variopinto. Pero evidentemente sé defender mejor un cuadro que me encanta que otro que no me dice demasiado.

Por otra parte, no es fácil saber qué cuadro le gustará a cada persona. Hay un gusto diferente en cada cliente, pero también hay varios tipos de clientes:

El que se enamora de un cuadro. Son nuestros favoritos. Clientes empeñados en un cuadro que lleva días o meses llamándoles la atención. Además, suelen enamorarse de los cuadros que a nosotros nos parecen mejores, pero no siempre. A veces se apasionan justo por el cuadro que uno estaba tentado de repintar, y el que te gusta no le llama en absoluto. Nota mental: no hay que repintar cuadros nunca.

El que busca un cuadro que le combine. Otros buscan un cuadro de unas medidas, de unos colores o de un tema "que les cuadre" en tal o cual habitación. Aunque parece algo frívolo, no dejan de tener razón: algunos cuadros quedan estupendos en una determinada pared y otros espantosos. Evidentemente, Carmen o yo antes cambiaríamos el color de la pared para que combinara con un cuadro que nos gusta, pero no todo el mundo piensa así. Lo cierto es que muchos de los mejores cuadros de la historia del Arte se han pintado para decorar estancias. De todos modos, estos suelen ser clientes a los que les gusta nuestra pintura, y escogen el cuadro adecuado dentro de nuestro estilo. Además uno se lleva sorpresas con ellos, porque suelen apreciar de verdad nuestros cuadros, y vuelven año tras año.

El que encarga. Se podrían dividir en quisquillosos o conformistas.
El quisquilloso te agobia continuamente con pequeños detalles. "En este estilo", "Visto desde aquí", "Un poco más luminoso". Yo tuve un encargo de un retrato de cuerpo entero, y las piernas tuve que rehacerlas tres o cuatro veces, hasta que la clienta quedó contenta.
El conformista simplemente quiere su cuadro o dibujo hecho por uno, y te deja libertad. Son con diferencia los encargos más agradables, y de hecho el resultado suele ser mucho mejor. Carmen suele tener sólo encargos de estos, la muy asquerosa.

El previsible. Contrariamente a la norma general, son gente que sólo busca cuadros de un tipo determinado. Son siempre cuadros sobre el mismo tema, o sobre el mismo soporte, o con los mismos colores. Como tipo es el menos frecuente, al menos con nuestra obra. Hasta los que parecen ser así, al final llevan lo que uno menos se espera.

El pesetero. En nuestra época ya deberíamos decir "centimero", pero el lenguaje es así de conservador. Los peseteros son los que vienen buscando una ganga. Continuamente piden rebajas, intentan engañar, protestan... Son gente que quedaría más contenta con una lámina de Alcampo, o bien buscan que les regales la obra tuya por su cara bonita. En la actualidad tenemos la suerte de ahuyentar a los peseteros gracias principalmente a los precios y a que los hueles a la legua y uno va aprendiendo cómo espantarlos. Son gente que rara vez compra. Curiosamente son algo masoquistas: cuanto más los espantas más te valoran.

En cualquier caso, hasta con los clientes más desagradables, uno debería conformarse: el caso es vender, o como le contestaba Stravinski a un reproche de Diaghilev por trabajar para Mrs Bliss: "elle est sourde, mais elle paye" ("ella está sorda, pero paga").

Pero por mucho que uno llegue a entender y confraternizar con un cliente, si algo queda claro es que uno es incapaz de averiguar qué une en su cerebro a los cuadros que le gustan a cada uno. Nada, ni el tema, ni el tamaño, ni el colorido, la técnica... uno es incapaz de adivinar por qué a un cliente le gustan unos determinados cuadros y otros no. Para nosotros esto es lo más misterioso, inabarcable, sorprendente.

http://www.carmenmartin.com/pint/prov/slides/pint_0040.jpgHay unos pocos cuadros que gustan a todo el mundo. Quizá no todo el mundo se los compraría, pero gustan. Se podría decir que son nuestros "clásicos". Cuadros en los que quizá uno encontró felizmente la armonía, la redondez... Con los pintores clásicos, archiconocidos, esos suelen quedar como sus obras maestras. Pero en su conjunto, estoy seguro de que hasta ellos tuvieron sorpresas con sus clientes, al ver que justo lo que unos apreciaban otros lo aborrecían. Con el paso de los siglos todos acabamos reconociendo únicamente algunos de sus cuadros, y esto puede que nos influya para preferirlos sobre el resto de su obra. Pero estoy seguro de que si visitásemos el estudio de Monet o el de El Greco, Velázquez... en su época, cada uno elegiría según sus gustos, y apenas coincidiríamos unos con otros.

En fin, os animo a visitar el estudio de algún pintor -¿por qué no el mío y de Carmen?- con un amigo y que luego habléis entre vosotros de cuáles fueron vuestros preferidos. ¡Seguro que podréis debatirlo un buen rato!

2 comentarios:

Señor R dijo...

Estoy completamente de acuerdo con lo que escribes en esta entrada. Yo ya lo habia comprobado, en mas de una ocasión, con mis dibujos. No para vender si no simplemente sobre cual gusta más. Y la realidad es que cada uno tiene su público. Todas las obras al final acaban gustando a alguien. De hecho yo he regalado dibujos, después de negarme insistentemente por simple vergüenza torera, pq la persona en cuestión me los pedía insistentemente también declarando que le encantaba (y luego los ví enmarcados en su casa :) ).

De esas experiencias yo saqué estas normas:

- no tires nunca nada.
- publica siempre todo.
- no te sientas incomodo con ninguna obra, o dicho de otro modo siéntete orgulloso de cada dibujo que haces.


Saludos.
Saludos.

Anónimo dijo...

me parece que quien vende cuadros lo hace en general porque no les gusta, sino se lo quedaría, y aprovecha que le guste a otro hasta que deja de gustarle o se arta de él y así de nuevo, es como el hamor.

otros. leo que tienes cuadros guarrillos, y ya sabe, en casa del herrero mucho hierro tienen.. pero cabe más